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Rusia: el fuego cerca de una planta nuclear

En Moscú, con ola de calor y la invasión de humo, se duplicaron los decesos.

Las autoridades rusas decretaron ayer el estado de emergencia en torno a un centro de procesamiento de desechos nucleares en los Urales, amenazado por los incendios que desde hace semanas devoran los bosques del país y cuyas emanaciones, sumadas a la ola de calor, duplicaron la mortalidad de Moscú, y pusieron al tope las morgues.

Las autoridades de Cheliabinsk, en los Urales, a 2.000 kilómetros al este de Moscú, revelaron ayer que el viernes pasado habían decretado el estado de emergencia en torno al centro de almacenamiento y tratamiento de residuos nucleares de Maiak.

“El jefe de la administración decretó el 6 de agosto el estado de emergencia en los bosques y los parques de la ciudad de Ozersk (donde se encuentra el complejo nuclear), a causa de la propagación de los incendios”, según un comunicado publicado ayer por la administración local.

El centro de Maiak, capaz de tratar 400 toneladas de combustible al año, fue escenario en 1957 de una de las principales catástrofes nucleares en la Unión Soviética.

En Moscú, ahogado por una capa de humo provocada por los incendios cercanos, la mortalidad pasó de menos de 400 personas diarias a 700, según un responsable del área sanitaria.

“Habitualmente mueren entre 360 y 380 personas por día. En este momento, mueren 700. La mortalidad se duplicó”, afirmó el responsable del departamento de Salud de la ciudad, Andrei Seltsovski, a la agencia de noticias Ria Novosti, aunque evitó relacionarlo directamente a los incendios.

Por otra parte, 1.300 de los 1.500 lugares disponibles en las morgues de la ciudad están ocupados, agregó.

A la ola de calor sin precedentes que afecta la parte occidental de Rusia desde principios de julio se sumó más recientemente en Moscú el humo de los incendios de la vegetación de zonas cenagosas de la región, que volvieron irrespirable la atmósfera.

El humo penetró en los departamentos, las oficinas e incluso el metro de Moscú, forzando a muchos moscovitas a irse de la ciudad. La concentración de monóxido de carbono triplicaba ayer el máximo previsto por las normas de seguridad, según fuentes oficiales.

Muchos moscovitas culpan de la situación al gobierno, afirmando que éste no está haciendo lo suficiente para protegerlos del humo y el calor.

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