Un adolescente armado tomó ayer como rehenes a más de veinte alumnos en su escuela en Moscú y mató a un profesor y a un policía, pese al refuerzo de la seguridad en los colegios antes de los Juegos Olímpicos de invierno en Sochi.
El joven, armado con una carabina y un fusil de pequeño calibre, irrumpió cerca del mediodía en la escuela 263, en un barrio del norte de Moscú.
Según la Policía, el adolescente amenazó al guardia del centro y lo obligó a llevarlo a un aula, donde se estaba impartiendo una clase de biología. El joven se encerró entonces con los más de veinte alumnos que había adentro y con el profesor.
El guardia logró no obstante activar la alarma. Más tarde, el chico abrió fuego a través de una ventana contra los refuerzos de policía que estaban llegando. Según los servicios de seguridad, no hizo ninguna demanda ni negoció.
“Mató a un policía e hirió a otro”, indicó el portavoz del ministerio ruso del Interior, Andrei Pilipchuk, al canal estatal de televisión Vesti-24. “También mató al profesor”, añadió el portavoz.
Al cabo de una media hora, fue neutralizado y entregado a los investigadores, según el ministerio del Interior, que no ha precisado cómo hicieron para reducirlo.
Según una fuente de los servicios de seguridad citada por Interfax, el muchacho habría hecho todo esto para vengarse.
“Según nuestras primeras informaciones, el alumno actuó así para vengarse de un profesor de geografía”, declaró la fuente.
El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el incidente de “tragedia”, al abrir una sesión del consejo presidencial para la cultura y las artes. El portavoz del comité de investigación ruso, Vladimir Markin, declaró que el joven era “un excelente alumno”, y añadió más tarde que habría sido víctima de “una crisis de nervios”. Según él, los motivos del ataque se esclarecerán durante la investigación. Por el momento se ha abierto una investigación.