Por Mauro Federico / Data Clave
Fuentes del Ministerio de Seguridad confirmaron este jueves al sitio Data Clave que las 16 toneladas de cocaína escondidas en latas de pintura y productos relacionados que fueron decomisadas el pasado 23 de febrero en Hamburgo, Alemania, fueron transbordadas en el Puerto de Buenos Aires, desde una barcaza que salió desde Asunción, Paraguay, y recorrió sin problemas el camino de la Hidrovía del río Paraná hasta salir al Atlántico. La misma ruta que se estima tomaron quienes exportaron hacia Europa al menos 30 toneladas en un semestre, si se tiene en cuenta la cantidad de esa droga secuestrada en diferentes operativos. Sospechan que el clorhidrato de cocaína proviene de Bolivia y afirman que en las calles del viejo continente pudo comercializarse esa cantidad en al menos 1.500 millones de euros.
La Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) inició una investigación de oficio para averiguar cuáles fueron los movimientos de la carga en nuestro país. En paralelo, la Aduana presentará un informe de las imágenes para los días en los que la barcaza y el buque estuvieron en el Puerto de Buenos Aires.
Todo surge del Operativo Atlántico Norte, que partió con 23 toneladas de cocaína desde Paraguay por la Hidrovía y realizó una parada en el Puerto de Buenos Aires, donde se realizó el trasbordo de una barcaza a un buque que partió luego con 16 toneladas hacia Hamburgo, donde fue decomisada en una operación conjunta de las policías alemana y belga. El resto fue secuestrado en Amberes, Bélgica.
Fuentes de la cartera de Seguridad reconocen que, “en tránsito a su destino final, la mercadería que salió del Paraguay hizo trasbordo en el puerto de Buenos Aires”. Detallaron que los contenedores llegaron al puerto el 28 de diciembre de 2020 y fueron embarcados en el buque CAP SAN ARTEMISSIO, de bandera panameña, que partió el 13 de enero de 2021”.
“El trasbordo ocurrió dentro de la misma terminal (no fue trasladado ni movido). Los containers salieron embarcados en la nave mencionada destino final a la ciudad de Hamburgo, previo paso por los puertos de Santos, en Brasil y Rotterdam, en los Países Bajos”, agregan desde el ministerio que conduce Sabina Frederic.
No obstante, sostienen que “este procedimiento se lleva a cabo mediante una operación sumaria. No se registran ni importaciones ni exportaciones de ningún tipo ya que la mercadería en tránsito nunca ingresa al país”. Y agregan que “la información disponible en los sistemas de control de la Aduana muestra que la descripción de las cantidades (peso total de 73 tn) en los contenedores coincide tanto en los datos del manifiesto de importación como en el trasbordo y el manifiesto de exportación”.
Respecto de la investigación, desde el gobierno agregan que lo avanzado por “autoridades judiciales tanto brasileñas como paraguayas apunta al hijo del dueño de la fábrica Pinturas Tupa SA, de este último país, con el objetivo de averiguar el momento en el que se introdujeron los paquetes con cocaína en las latas”.
Un verdadero “golpe al narcotráfico”
La Operación Atlántico Norte se llevó a cabo en febrero y fueron secuestrados 23.200 kilos de cocaína escondida en latas de pintura en un récord histórico de decomiso de sustancias en el viejo continente, y con una valuación que podría oscilar entre 1.000 y 3.500 millones de euros.
Fuentes que colaboraron en la pesquisa le confirmaron a Data Clave que «la mayor parte de la cocaína estaba escondida entre latas de pintura acrílica de la marca FOX COLORES producida por la pinturería TUPA SA, con sede en Asunción».
La firma es propiedad de Diego Isaac Benítez Cañete, empresario paraguayo fuertemente vinculado con el fútbol y directivo del club Olimpia. No sería la única empresa involucrada. Las autoridades paraguayas investigan también a ENVASADOS PARAGUAYOS SRL y a varias más de origen brasileño e israelí.
Según pudieron reconstruir los investigadores alemanes, «la exportación habría sido para suplir la demanda de pintura de la compañía israelí TAMBOUR GROUP que es la mayor en el mercado de su país», con oficinas en Tel Aviv. Las latas de pintura con destino a la ciudad mediterránea fueron cargados dentro de contenedores en el puerto de Asunción, navegaron en balsas por la Hidrovía hasta el puerto de Buenos Aires, donde fueron transbordados por la empresa logística HAMBURG SUD. Allí esperaba el mencionado buque panameño SAN ARTEMISSIO.
A pesar de que la nave ya contaba con un vasto historial por haber sido utilizado en varias oportunidades para el tráfico de estupefacientes en la región (fue protagonista de una incautación de 233 kilogramos de cocaína en el puerto de Santos, Brasil) permaneció en las playas operadas por Terminales Rio de la Plata del puerto de Buenos Aires por 42 horas, zarpando el 13 de enero.
El portal especializado en investigaciones criminales Insightcrime ha destacado la importancia de la Hidrovía Paraná-Paraguay, señalando que «la ONU tiene planes de reforzar las operaciones de control de contenedores a lo largo de los puertos que se extienden desde Bolivia hasta Argentina y Uruguay».
A la hora de evaluar el negocio que esta droga colocada en Europa representa, el agente de aduanas de Hamburgo Rene Matschke aportó datos muy interesantes, «Estimamos un valor de venta en las calles de entre 1.500 millones y 3.500 millones de euros (entre u$s 1.800 millones y u$s 4.200 millones) para las 16 toneladas incautadas en Alemania”, explicó.
Mecanismo repetido
A pesar de ser este operativo un récord mundial por la cantidad de kilos decomisados (23.000 en total), no es el primer caso que transita por ríos argentinos en el último semestre. «Habría que sumarle al menos otras seis toneladas, que perfectamente pudieron haber sido los 1.065 kilogramos de cocaína hallados en Costa de Marfil tres días después del operativo conjunto en Alemania y Bélgica en un barco proveniente también de Asunción; otros 2.065 kilogramos secuestrados en España el 21 de enero camuflado dentro de un cargamento de carbón que partió de la capital paraguaya; y otros 2.900 kilos interceptados a finales de octubre de 2020 en el mismo puerto», aportó el agente consultado.
Esta droga, según autoridades paraguayas sería de origen boliviano. Desde 2019, Uruguay ha visto un crecimiento agigantado de las incautaciones de cocaína en el puerto de Montevideo, llegando a secuestrar cargamentos 3.000 y 4.400 kilos a finales de 2019 en controles aduaneros durante operaciones de transbordo a buques. No sucede lo mismo en Buenos Aires, donde los controles parecen más laxos.
“Argentina es hoy un eslabón relevante en el circuito de las operaciones más importantes del narcotráfico internacional, este es un dato relevante que debería generar una reacción acorde de nuestro sistema de seguridad e inteligencia”, opinó Patricio Furlong, ex director de Inteligencia Criminal del ministerio de Seguridad argentino.
En diálogo con Data Clave, el especialista explicó que “la recuperación de la democracia no ha sido suficiente para erigir un sistema de inteligencia profesional, más bien la política ha degradado y abusado de las herramientas usándolas para sus propios intereses locales, lo que ha producido un aislamiento de la Argentina del sistema global de inteligencia que hace de la confianza un axioma innegociable y de la ausencia de la política partidaria un principio funcional”.
“Si no entendemos que debemos mantener a los políticos alejados de la inteligencia, seguiremos aislados del mundo real y con nula capacidad de prevenir los grandes acontecimientos, porque sin una agencia seria y profesional que colabore con el mundo continuaremos siendo un actor marginal y poco confiable”, agregó el experto en narcocriminalidad y delitos complejos.
Para ejemplificar esta situación, el ex funcionario apeló a una comparación que pone en evidencia la falta de interés de las autoridades para encarar un alineamiento con las agencias de inteligencia de mayor experiencia internacional. «Argentina es el único país del G-20 que no cuenta con un centro de fusión, son organismos multiagenciales donde se trabajan los casos más complejos con protocolos para mantener la información, pero a su vez donde policías locales, agentes federales y de inteligencia pueden trabajar en conjunto e intercambiar información de manera segura”, sostuvo.
Por último, Furlong puntualizó: “La mayor parte de los problemas de seguridad cotidianos se resuelven con inteligencia criminal, ocho de cada diez crímenes violentos son cometidos por delincuentes que pueden rastrearse, por eso decimos que la inseguridad ciudadana no se resuelve con más policías, más comisarías, más patrulleros y más cámaras. Es como querer resolver una pandemia con más médicos, es imprescindible encontrar la vacuna. Y la vacuna a la inseguridad es la inteligencia criminal”.