Por: Gastón Marote/ NA
Sadakichi Shimizu, conocido como «el pistolero japonés» fue el primer asesino serial de se país y sus violentos robos dejaron como saldo lamentable al menos seis personas muertas.
Nacido el 13 de agosto de 1837 en Kiyoshima-cho, Asakusa en Edo, distrito de la era Tenpō (actual Taitō, Tokio), fue nombrado como el primer ladrón a mano armada y su vida generó que años más tarde le dedicaran libros, películas y hasta obras de teatro.
Entre los filmes más conocidos en Japón aparecen «El ladrón de pistolas Sadakichi Shimizu» (1899) y luego en la adaptación de 1930 «Sadakichi Shimizu».
Era un masajista de la especialidad anma radicado en la prefectura Honjo-ku de la ciudad de Tokio y su trabajo le sirvió para poder camuflar sus crímenes.
En ese sentido, a partir de 1882, se enmascaraba y robaba a la gente en la ciudad de Tokio, donde mató con su pistola a cinco personas.
Ese fue el primer caso en la historia criminal japonesa en el que se utilizó una pistola y sacudió a la capital en ese momento.
Este hecho provocó que Shimizu sea buscado de manera intensa, pero mientras tanto seguía cometiendo robos.
En otro asalto, irrumpió en la casa de un comerciante en Bakurocho, Nihonbashi-ku y por ello fue arrestado el 3 de diciembre de 1886 a la madrugada.
Sin embargo, este sujeto intentó resistirse a tiros y uno de los oficiales que lo detuvo, de apellido Ogawa, resultó gravemente herido de un disparo.
El efectivo logró logró recuperarse y fue ascendido a asistente de policía de segunda clase, pero su lesión empeoró cuatro meses después y el 26 de abril de 1887 falleció a los 24 años.
En septiembre de ese año, Shimizu, de 50 años, fue condenado a muerte y posteriormente ejecutado.
En honor al oficial Ogawa, un puente que cruza el río Hamamachi recibió su nombre, pero finalmente fue desmantelado por una planificación urbana. De todas maneras, en 1974 se erigió un monumento de piedra en el aniversario de su muerte.