En diciembre los salarios tuvieron un aumento del 8,3% según indicó la Remuneración Imponible de los Trabajadores Estables (Ripte), mismo mes en el que se conoció el índice de inflación récord del 25,5%. Este combo se tradujo en una pérdida de 14% en el poder adquisitivo de los salarios, la caída más grande desde la crisis de la convertibilidad del año 2002.
Esta pulverización de los ingresos se dio en el inicio de la gestión presidencial de Javier de Milei, quien a los pocos días de asumir encomendó a su ministro de Economía, Luis Caputo, llevar adelante una devaluación del 100%. Sumado a esto, anunció la puesta en marcha del famoso Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) desregulatorio, que tuvo fuerte impacto en prepagas, alquileres entre otros rubros.
En diciembre 2023, el salario promedio fue de $484.298,40 mientras que la canasta básica para una familia de cuatro personas, dos mayores y dos menores, fue de $495.798 para no ser considerada en situación de pobreza.
Si se compara el último mes de 2023 con el mismo período del año anterior, la caída es más abrupta todavía. Es que entre un año y otro el desplome salarial fue cercano al 20% y contempla la pérdida que venían sufriendo previamente los salarios ante las incesantes remarcaciones que se dieron durante todo 2023 y que llevaron el piso de inflación al 10%.
Al respecto, el economista y director del Centro de Economía Política (CEPA), Hernán Letcher, sostuvo: “Se confirmó la brutal caída del poder adquisitivo de los trabajadores: 14 puntos en un mes”. En relación a lo que viene, agregó: “El escenario sólo parece confirmar un mayor deterioro salarial futuro».
Por su parte, el coordinador del Observatorio Social de la CTA Autónoma, Luis Campos, afirmó: “El índice RIPTE cayó en términos reales un 13,7% solo en un mes, la más importante de la serie que arranca en 1994. Está en niveles de septiembre de 2003 y en enero apunta a perforar los mínimos históricos de 2002”.
Respecto a las negociaciones salariales que puedan frenar la sangría de ingresos desde comienzo de año, analizó que “las paritarias se movieron bastante más” que lo habitual en enero aunque aseguró que es “muy difícil” proyecto algo teniendo en cuenta todo sigue aumentando y desde el gobierno nacional no descartan otra devaluación en el corto plazo.
Antes de conocerse este panorama, los gremios más importantes activaron negociaciones con las cámaras empresarias para ir recuperando desde enero parte de lo que se perdió con la mega devaluación. Aunque se trata solo de algunos sindicatos, ya que la mayoría todavía está en plena negociación y algunos ni siquiera empezaron a negociar. Mientras tanto los informales miran desde afuera.
En Santa Fe los gremios se mantienen firme con el reclamo sobre la recomposición salarial del 2023, que implicaría un aumento del 36,4%. Desde el gobierno provincial por ahora ofrecieron el 14% y en los próximos días habrá novedades sobre el saldo restante. La situación se fue tensando en los últimos días, en particular con los gremios docentes, que ante este escenario ponen en duda el inicio de clases para el 26 de febrero. El sector de la salud que depende de este acuerdo llevó adelante una medida de fuerza esta semana.
“Un mes perdido”
El combo inflacionario y de pérdida en los ingresos se vio reflejado con datos recientes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), que expusieron una brutal caída en el consumo minorista, protagonizado por el rubro farmacias y el de alimentos.
En enero 2024, las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas experimentaron una significativa disminución del 28,5% en comparación con el mismo período del año anterior, según la medición a precios constantes. A nivel intermensual desestacionalizado, se registró un descenso del 6,4%. Este inicio de año se caracterizó por un mal desempeño en el sector comercial, marcado por escasas transacciones y una baja afluencia de público en los locales.
En términos generales, los comercios consultados coinciden en que enero “fue un mes perdido”. Principalmente debido a la incertidumbre económica y al pronunciado aumento de los precios, que no fue acompañado por un ajuste en los salarios. Para el consumidor promedio, todo resultó costoso, lo que llevó a una selección más cuidadosa de compras, priorizando las necesidades más urgentes para resguardar ingresos. Sin embargo, queda una considerable demanda postergada, y se espera que parte de ella pueda recuperarse durante el mes de febrero.
Seis de los siete rubros relevados en enero registraron caídas interanuales en sus ventas. La mayor retracción anual se detectó en Farmacias (-45,8%), seguido por Alimentos y Bebidas (-37,1%). El único sector en alza fue Textil e Indumentaria (+0,9%).
Las ventas tuvieron un derrumbe del 37,1% en enero respecto al año anterior a precios constantes, y registraron un retroceso del 13,2% en la comparación mensual. Fue un mes de muy poca venta, donde incluso los sectores de mayores ingresos se volcaron a productos de segundas y terceras marcas. Desde los comercios comentaron que recibieron aumentos semanales de entre 5% y 10% que al trasladarlo al consumidor directamente frenaban la venta.