Por primera vez en los últimos 8 años, el balance cambiario cerró con resultado negativo en 2011. Ocurrió que el rojo en la cuenta financiera fue superior al superávit de la cuenta corriente. Así, el Banco Central tuvo que sacrificar 6.100 millones de dólares de sus reservas internacionales para abastecer la sostenida demanda de divisas.
La consultora Federico Muñoz & Asociados (FMyA) analizó el último balance cambiario presentado por el Banco Central, pero desde la óptica de fuentes y usos de los dólares. Según los datos generales presentados en el informe de FMyA en 2011 ingresaron en la Argentina 144.900 millones de dólares, una cifra elevada comparando con los últimos años. Sin embargo, lo negativo se dio porque en el mismo lapso dejaron el país 151.000 millones. “La diferencia entre ambas cifras equivale al aporte de reservas del Banco Central”, agregó la consultora.
El desglose de las divisas que ingresaron, dos tercios de las cuales lo hicieron por cuenta corriente, arrojó las siguientes cifras:
n Exportaciones de bienes: 79.200 millones de dólares que representaron 55 por ciento del total.
n Préstamos externos: 34.800 millones de dólares, 24 por ciento del total, otorgados en su mayoría por organismos internacionales.
n Exportaciones de servicios: aportaron menos de 10 por ciento de las divisas, unos 14.000 millones de dólares, principalmente desde el turismo.
n Inversión Extranjera Directa (IED) y en cartera: 4.000 millones de dólares, apenas 2,8 por ciento y una de las cifras más bajas de toda la región.
FMyA completó que mayor diversificación mostraron los canales de salida de dólares:
n Importaciones de bienes: 64.100 millones de dólares, 42 por ciento de las remesas.
n Importaciones de servicios y pago de utilidades y dividendos: 25.000 millones de dólares, 16,55 por ciento.
n Dolarización de activos del sector privado: 34.200 millones, 23 por ciento del total.
n Cancelaciones de préstamos del exterior: 24.100 millones de dólares, 16 por ciento.
“El enfoque de fuentes y usos brinda también una perspectiva distinta sobre el accionar del gobierno para enfrentar la pérdida de la holgura externa”, apuntó FMyA. Estos esfuerzos oficiales se focalizaron, en su mayoría, en limitar el uso de divisas, aunque también hubo acciones destinadas a aumentar la oferta.
Las restricciones se hicieron sentir desde noviembre en el mercado de cambio: límites para la adquisición de divisas por parte del público minorista, de importadores y de empresas que procuraron girar o atesorar utilidades. Por el lado de la oferta, el gobierno obligó a empresas mineras, petroleras y aseguradoras a ingresar la totalidad de los dólares por las remesas o depositados en el exterior.
Las medidas oficiales lograron efectivamente frenar la fuga de capitales durante los últimos meses de 2011. La Formación de Activos externos del Sector Privado No Financiero ascendió a unos 21.500 millones en el año, 90 por ciento más que en 2010, pero en el último trimestre mostró una desaceleración de más de 60 por ciento, en relación con el trimestre previo.
Los analistas consideran que este año no se perderán tantas reservas como en 2011, debido a las férreas medidas impuestas por el gobierno. “La incógnita a develar es la magnitud del daño colateral sobre el nivel de actividad, la inversión y la credibilidad a largo plazo que su accionar seguramente traerá aparejado”, planteó FMyA.