Ramiro Rosales fue policía por un mes. Era parte de la entonces flamante Policía de Acción Táctica (PAT) que en 2015 tuvo su primera camada. Junto con varios de sus compañeros se bajó de un colectivo de línea para intervenir en una persecución de otros uniformados sobre un asaltante, pero terminaron asesinando a Jonatan Herrera, un pibe que lavaba su auto en la puerta de su casa de barrio Tablada un caluroso domingo de enero. Si bien fueron varios los efectivos que llegaron a juicio, sólo Rosales fue condenado por el homicidio. El tribunal entendió que era un hecho culposo y le dictó una condena de 6 años y 6 meses. Hace un tiempo Rosales viene intentando salidas laborales: quiere trabajar en el estudio jurídico de su anterior abogado –hoy la defensa pública lo representa–. En primera instancia le negaron este beneficio, pero este martes la Cámara Penal abrió una ventana. Si bien denegó el pedido laboral lo habilitó a salidas para revincularse con su familia.
Eran cerca de las 15 del domingo 4 de enero de 2015. Jonatan estaba en la puerta de su casa de pasaje Villar y Ayacucho lavando su auto. Un móvil del Comando Radioeléctrico venía a toda velocidad siguiendo a un muchacho que había robado una juguetería por bulevar Seguí. Ya a la altura de la casa de Jonatan lo perseguían varios móviles policiales y se escuchaban tiros. Jonatan intentó protegerse de la persecución que siguió por el pasaje, pero del otro lado, por el bulevar, circulaba un colectivo de la línea 133 con varios miembros de la PAT, quienes hicieron frenar el ómnibus y desenfundaron sus armas. Algunos bajaron por adelante y otros por atrás y arremetieron a los tiros, aunque se equivocaron de blanco. Mataron a Jonatan Herrera.
La investigación terminó con cuatro miembros de la PAT y una mujer policía –que prestaba servicio en el Comando Radioeléctrico– enjuiciados. Pero sólo Rosales fue condenado por el homicidio. Uno de los proyectiles que impactó en la víctima y resultó fatal salió de su arma.
Los jueces Juan Carlos Curto, Juan José Alarcón y Rodolfo Zvala que integraron el tribunal en el juicio absolvieron a la mujer policía y condenaron a Francisco Rodríguez, Luis Sosa y Alejandro Gálvez a la pena de 3 años y 8 meses de prisión por abuso de armas agravado. Rosales fue penado con 6 años y 6 meses de cárcel por homicidio culposo. Actualmente es el único que continúa preso por el hecho.
Desde el año pasado Rosales intenta algún tipo de morigeración. Su sentencia aún no está firme ya que se encuentra con un recurso abierto ante la Corte Suprema de Justicia provincial. En agosto de este año, solicitó a través de su defensor oficial, Mariano Bufarini, salidas laborales en el estudio jurídico de su ex defensor y otras para contacto familiar. Tres salidas semanales de 9 a 16 y una salida de revinculación familiar el fin de semana de 9 a 17.
A pesar de la ferviente oposición de las querellas y la Fiscalía, el camarista Alfredo Ivaldi Artacho resolvió confirmar la denegatoria al pedido de salidas laborales sin perjuicio de las posibles revisiones que se den a partir de marzo de 2019 en primera instancia. Pero le dio la derecha a la defensa en cuanto al pedido de revinculación familiar: Rosales está en pareja y tiene un hijo de 4 años.
El camarista resolvió darle este beneficio por tres horas semanales, los sábados, a un domicilio que se fijó en Rosario, donde vive su familia. Aunque la autorización será progresiva. Una vez en el mes de octubre y noviembre y dos veces cada mes desde diciembre a marzo de 2019. El beneficio se hará efectivo una vez que se constate el domicilio; también la conformidad y el compromiso de su mujer. Rosales será acompañado por un policía de civil al encuentro familiar.
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