Mientras batalla contra la Argentina en los tribunales de Thomas Griesa en Nueva York, Elliott tiene ya otra víctima en la mira. El fondo buitre comenzó a avanzar contra la compañía coreana Samsung. Más específicamente, contra la familia Lee, principal accionista de la multinacional.
La intención del fondo de Paul Singer es la de impedir una fusión de dos compañías “primas”: Samsung y C&T, movimiento que le otorgaría a los herederos de Byung-Chull Lee (fundador de la empresa) nuevamente el podio de dominadores del paquete accionario. Elliott, que en los últimos tiempos y ante sucesivas caídas en los valores de cotización de Samsung fue comprando papeles hasta llegar a dominar el 7,1 por ciento del total del paquete, se convirtió en el tercer accionista de la marca.
Los herederos de Lee, al ver el avance de Elliott (con 10 por ciento se convertiría en un accionista dominante), aceleraron el movimiento de fusión con C&T licuando el poder de Singer (un proceso que debería terminar el 1º de septiembre) ante el temor concreto de que el dueño del fondo especulativo convenza al resto de los accionistas minoritarios antes de la próxima asamblea general de la empresa, y provoque su partición en varias compañías para su posterior venta en el mercado por separado.
La intención de los coreanos es fortalecer a Lee Jae-yon y convertirlo en el heredero formal en la conducción de la nueva etapa de Samsung.
Buitre sobre tecnológica
Elliott Associates declaró el movimiento como “ilegal” y aseguró que inició “acciones legales contra Samsung C&T y sus directivos con el fin de tratar de evitar que la propuesta de adquisición siga adelante y afecte a los accionistas”.
Nada nuevo. Singer y otros fondos buitre vienen ejecutando este tipo de estrategias en empresas privadas de todo el mundo desde mediados de la década del 80. En general, en su mira están compañías donde el manejo se atomiza en herederos y que con el tiempo sufren subas y bajas en su cotización de acciones. Luego, llegado el caso, el fondo buitre operará para que los accionistas minoritarios se unan en la voluntad de reclamar la partición de los activos y su venta por separado para acelerar y multiplicar la ganancia invertida.
Privados bajo las garras
El de Samsung no es el único caso donde Elliott mantiene una disputa profunda por el dominio de una multinacional. Singer mantiene desde hace años una pelea histórica en México por el dominio de la compañía Vitro –líder en la fabricación de vidrio–, donde desde mediados de la década pasada el norteamericano batalla con David Martínez, dueño del fondo Fintech y aliado de la familia Sada (herederos de la empresa), por la supervivencia misma de la firma.
Singer compró acciones con Vitro en baja con la intención de partirla en varios activos y multiplicar la ganancia con su venta por separado. Martínez, histórico competidor de Elliott (incluso por la deuda soberana argentina), salió al rescate de Vitro aportando unos 1.200 millones de dólares que impidieron su remate y provocaron que Elliott comenzara un largo juicio que aún continúa.
Este tipo de estrategias con empresas privadas es el 50 por ciento de la actividad en la que los fondos buitre desarrollan sus políticas. El otro 50 por ciento es la compra de bonos de países soberanos a punto de caer en default y a precios de remate, para luego presionar por el pago del 100 por ciento de la deuda más multas y punitorios.
En general, la solución en estos conflictos es negociar con los gobiernos un pago al contado muy superior a la inversión original. Salvo en el caso argentino, donde se lo llevó a juicio.