Alrededor de 150 trabajadores perdieron su fuente laboral por los malos negocios de varios médicos que armaron el Grupo Masa. Este martes buscarán una posible salida para menos de la mitad de los afectados: los 66 empleados del sanatorio Gomara de Villa Gobernador Gálvez. Será en la sede Rosario del Ministerio de Trabajo. Allí, estarán los dueños del edificio galvense, los empresarios de la salud que provocaron el cierre por no pagar deudas y salarios (la misma suerte corrieron otros cuatro efectores del mismo grupo). También, los delegados laborales y el gremio del sector. Intentarán armar una fórmula que tiente a un nuevo inversor para tomar la posta de las actividades: ofrecer el combo de las instalaciones junto con la aparatología de alta complejidad.
El viernes último hubo una nueva reunión en la cartera laboral y esta vez sí concurrió Medicina Ambulatoria SA (Masa). No sus dueños, pero sí representantes legales. Junto con el propietario del edificio y primer gerenciador del centro de salud, la Cooperativa Eléctrica de Villa Gobernador Gálvez, tantearon una salida: ofrecer a un inversor hacerse cargo de los servicios, para lo cual pondrán a disposición las instalaciones junto con la aparatología, entre la cual destaca un resonador magnético que es el único en el sur del departamento Rosario. Hubo otros ofrecimientos anteriores sin éxito que no incluían ese instrumental, por lo que esperan que ahora las posibilidades de reflotarlo aumenten.
Ricardo Nery Dosko, delegado del Sindicato de la Sanidad, había dicho que el cierre del Gomara es un golpe para los habitantes galvenses, porque es el único centro privado con su nivel de complejidad instrumental.
Está cerrado, pero los trabajadores cumplen horario a la espera de una solución
El sanatorio Gomara (Enrique Gomara es el histórico titular de la cooperativa eléctrica galvense) hace casi un mes que no atiende. El personal médico dejó de prestar sus servicios ante los reiterados atrasos en los pagos que se extendieron por nueve meses. El resto de los trabajadores –administrativos, enfermeros, mucamas, bioquímicos y personal de mantenimiento) sigue concurriendo al edificio ubicado en la esquina de los pasajes Oppici y 2. Les deben sueldos atrasados, un bono de 2.500 pesos y otro de 2 mil mas aguinaldos y otras liquidaciones, confirmó Marcelo Liparelli, secretario adjunto del gremio de la sanidad, Atsa.
El sindicato reclamó que el Ejecutivo de Gálvez y el gobierno provincia tomen cartas en el asunto. Ya lo hace la cartera laboral santafesina. Los 66 trabajadores del Gomara no son los únicos afectados por los mismos médicos-empresarios: el grupo Masa, cuyo principal accionista es el conocido profesional Eduardo Paquez, amplió primero sus centros de atención y cuando le fue mal con la expansión cargó los costos sobre los trabajadores. Ya cerró uno en Rivadavia 88 de Capitán Bermúdez y otro en San Lorenzo. También dejaron de funcionar los centros que tenía en Rosario, de mayor antigüedad. Eran dos –uno de consultorios y otro de prestaciones médicas– que estaban ubicados sobre calle Urquiza al 1700. Otro dado de baja es el Sanatorio Saladillo, en el sur de la ciudad, que atendía principalmente a trabajadores de los frigoríficos.
Cápitas del Pami
El grupo empresario argumentó, entre las razones de la debacle, la pérdida de cápitas del Pami. Masa dejo en total, sin incluir a los médicos, 150 trabajadores de la salud en la calle. Y a sus respectivas familias, sin ingresos. Los más afectados son los de Villa Gobernador Gálvez y Rosario, por su mayor antigüedad.
“Hubo otros interesados en administrar el Gomara antes”, dijo el gremialista Liparelli. Todo quedó en la nada, pero ahora, agregó el dirigente, hay una oferta más tentadora porque incluye la aparatología que instaló el grupo Masa en el centro de salud que fundó la cooperativa galvense y pasó por otras manos antes de que lo tomaran Paquez y sus socios.