De acuerdo a los datos del último Censo realizado el año pasado, la provincia de Santa Fe debería tener 20 diputados nacionales en lugar de 19.
Pero este distrito no es el más perjudicado por el aumento poblacional: la provincia de Buenos Aires, principal bastión electoral del país, arroja un déficit de 27 legisladores nacionales en la Cámara baja.
De acuerdo a un estudio realizado por Diego Reynoso, investigador del Conicet y de Flacso, según los datos poblacionales del Censo de 2010, la provincia de Buenos Aires debería elegir 27 diputados más de los 70 que elige actualmente. La provincia de Córdoba se vería perjudicada en tres escaños, mientras que Santa Fe, Mendoza y Salta perderían un diputado cada una. Pero no todas las provincias salen perdiendo con el actual reparto, según el estudio, siendo la Capital Federal la más beneficiada.
Los datos surgen de la investigación: “El reparto de la representación. Antecedentes y Distorsiones de la asignación de diputados a las provincias”, realizada por Diego Reynoso, investigador adjunto del Conicet, teniendo en cuenta los datos del último censo y la legislación vigente.
El Congreso se compone de dos cámaras, la de Senadores y la de Diputados, que representan a las provincias y al pueblo respectivamente. Calcular la composición del Senado es sencilla: tres senadores por provincia y la Capital Federal, lo cual sólo podría variar si se modifica la composición federal del país, algo difícil que suceda. Pero la cantidad de habitantes sí varía a lo largo del tiempo y por lo tanto también lo hace su representación en la Cámara de Diputados.
Si bien el artículo 45 de la Constitución Nacional establece que el número de representantes de la Cámara de Diputados debe ser de uno por cada 33 mil habitantes o fracción que no baje de 16.500, el decreto ley 22847 de 1983 actualizó esta relación a un diputado por cada 161 mil habitantes y fracción de 80.500, más un bono extra de tres diputados por provincia y un piso mínimo de 5 diputados.
Por lo tanto, si la cantidad de diputados depende de la cantidad de habitantes, los cambios de población, reflejados en los sucesivos censos, deben tener su correlato en la composición de la Cámara, algo que también establece el artículo 45 de la Constitución, y que no sucede desde la elección de 1983, cuando se tomaron los datos del Censo de 1980.
Pero no todas las provincias se ven perjudicadas: otras –y no pocas– se ven beneficiadas, tal como se desprende del estudio de Reynoso.
La Capital Federal, por ejemplo, se ve favorecida por el reparto de 1972 que fue ratificado en 1983 y le confirió un número de escaños superior al del cociente. Hoy la Ciudad de Buenos Aires tiene 7 diputados adicionales, con 25 diputados en lugar de los 18 que le corresponderían.
Se benefician también de la inacción del Congreso para actualizar la representación de los diputados con los datos del censo Entre Ríos, Corrientes y Santiago del Estero con un diputado cada una, mientras San Juan y Jujuy lo hacen con dos.
A su vez, el piso mínimo de 5 diputados del decreto ley 22847/83, favorece a San Juan, Jujuy, Río Negro, Neuquén, Formosa, Chubut, San Luis, Catamarca, La Rioja, La Pampa, Santa Cruz y Tierra del Fuego, ya que por el tamaño de sus poblaciones las tres primeras sólo podrían elegir cuatro diputados, las cuatro siguientes 3 y el resto dos, salvo Tierra del Fuego que debería elegir sólo uno.
Considerando los nuevos datos poblacionales de 2010, la Cámara baja debería tener unos 290 diputados. La nueva cantidad surge de mantener los escaños que las provincias ya obtuvieron en 1983/1991 (257) y agregar aquellos escaños adicionales que les corresponderían a las provincias según surge de dividir la población sobre 161 mil.