La provincia de Santa Fe eligió este domingo a su próximo gobernador y resta que se contabilicen los votos, tras el cierre de unos comicios reñidos. Estas elecciones definirán al sucesor del socialista Antonio Bonfatti en una pelea, voto a voto, entre Miguel Lifschitz (Frente Progresista) y Miguel Del Sel (Unión PRO) y, un tercer candidato, el peronista Omar Perotti, que en las últimas semanas registró un importante crecimiento.
El recuento se perfila lento y desde el oficialismo provincial se mostraron optimistas pero cautelosos e indicaron que recién a las 20.30 se difundirán datos de mesas testigo y a medianoche estarán las tendencias firmes con datos de los distritos clave que les permitirán celebrar una victoria o reconocer la derrota. En tanto, como la carga es por departamento y en orden alfabético, los datos de Rosario y Santa Fe -ciudades que definen la elección- se conocerán por la madruga.
Las tres principales fuerzas concentran en sus respectivos búnkeres. Los militantes del Frente Progresista se agrupan en el Centro de Exposiciones y Convenciones Patio de la Madera en Rosario; los del PRO esperan en el hotel Los silos de Santa Fe, a donde estarán Mauricio Macri y Gabriela Michetti; en tanto, el PJ se está reuniendo en la sede del PJ en Santa Fe. En las tres fuerzas impera el optimismo. Tanto los equipos de Lifschitz como de Del Sel se esperanzan con una victoria por entre dos y tres puntos, aunque sin todavía ningún resultado.
Cuarto distrito electoral del país, Santa Fe concentrará, además, la atención política nacional debido a la trascendencia que tendría un eventual triunfo de Del Sel para las aspiraciones presidenciales de Mauricio Macri, o la victoria de Perotti para el caso de Daniel Scioli.
La grilla de candidatos a suceder a Bonfatti se completa con Oscar «Cachi» Martínez (del Frente Renovador) y Octavio Crivaro (del Frente de Izquierda), aunque los sondeos previos los dejan fuera de competencia real a nivel de la gobernación.
En la pelea también se eligieron también 19 senadores y 50 diputados provinciales, que definirán la nueva integración de la Legislatura a partir del 10 de diciembre y que será clave en la articulación de gestión del futuro gobernador.
La otra batalla central se dio en la intendencia de Rosario, la ciudad que concentra un tercio del padrón y que define -junto con Santa Fe y Villa Gobernador Gálvez- la elección general. Allí, precisamente el socialismo, que históricamente ha gobernado Rosario, ve amenazada la continuidad de Mónica Fein debido a las chances reales de Anita Martínez, la candidata del PRO.
Este sábado, las tres fuerzas con mayores posibilidades se aferraban a sus propias encuestas que les aseguraban una victoria por dos o tres puntos de diferencia. Esa paridad triunfalista es justamente la razón que explicará este domingo el carácter reñido de los comicios y que redundará en un lento recuento y una tardía definición.
A diferencia de lo ocurrido en las PASO, celebradas el 19 de abril pasado, la campaña electoral se desarrolló en un clima de mayor confrontación, especialmente en torno a la figura del excómico de Midachi, a quien tanto Lifschitz como Perotti le hicieron notar sus «inconsistencias» a la hora de exhibir su proyecto de gobierno.
Pero lo cierto es que nadie por estas horas se anima a arriesgar un resultado, incluso en el gobernante Frente Progresista que buscó polarizar la elección entre Lifschitz y Del Sel reeditando un escenario similar al de 2011 en el que el referente del PRO quedó a sólo tres puntos del candidato Antonio Bonfatti.