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Santa Fe elige gobierno en un escenario de polarización

El socialista Antonio Bonfatti y el peronista Omar Perotti llegan parejos a las urnas. El candidato de Cambiemos José Corral los sigue de lejos. El oficialismo pone el acento en las obras, la salud y la ampliación de derechos; el PJ en la inseguridad. Escenario abierto con fuerte impacto nacional
La elección de gobernador está atravesada por la reconfiguración de los principales espacios políticos de la provincia. El escenario es muy diferente a 2011 y 2015. Ahora la UCR está dividida entre Cambiemos y el Frente Progresista; el PJ logró una trabajosa unidad que parece haber dejado en el pasado las disputas internas y el PRO-Cambiemos, que dos años atrás se preparaba con ganar la bota, ahora es una marca deslucida que cotiza a la baja.
Bajo esos preceptos se desarrolló la campaña santafesina. Y será la ciudadanía, en las urnas, la que decida quién ocupará el Sillón del Brigadier en el período 2019-2023. Solo tres candidatos quedaron en carrera después de las primarias: Antonio Bonfatti (Frente Progresista), Omar Perotti (Juntos-PJ) y José Corral (Cambiemos).
Los resultados de las primarias vaticinan una elección polarizada entre Bonfatti y Perotti. El candidato del oficialismo, sin internas, sumó 510.445 votos: representa el 19,12% del padrón y el 27,5% del total de votos emitidos el 28 de abril. Perotti obtuvo 465.061 sufragios, pero el PJ (sumados los votos de María Eugenia Bielsa) logró 704.168 sufragios: el 26,38% del padrón y el 37,9% del total de votos emitidos. Muy lejos quedó el postulante de Cambiemos, Corral, quien obtuvo apenas 322.935 sufragios: el 12,1% del padrón y 17,38% del total de votos emitidos.
El desafío del Frente Progresista, en el último mes y medio, fue descontar los 10 puntos de distancia que le sacó el PJ en las Paso. A la inversa, el desafío de Perotti pasó por “alambrar” los votos que obtuvo Bielsa y evitar fugas hacia otros espacios. Para Corral, desde el tercer puesto del 28 de abril, todo se hizo cuesta arriba y este domingo tiene por delante la dura misión de darle una alegría a la Casa Rosada.

Tópicos de campaña

El socialismo se juega en las urnas la continuidad de un proyecto que lleva casi 12 años en el poder. Con la tracción del gobernador Miguel Lifschitz, que lidera la lista de diputados provinciales, Bonfatti hizo hincapié en las transformaciones logradas por las últimas tres gestiones, principalmente en materia de educación y salud pública.
Aunque la obra pública ha sido uno de los principales ejes de la campaña del oficialismo (“las maquetas se transformaron en obras concretas”, recuerda Bonfatti), sus candidatos también remarcaron la necesidad de defender los derechos conquistados en la última década. “Se pueden perder en un solo día”, repitió una y otra vez el candidato a gobernador, aludiendo tanto a la privatización de los servicios públicos en los 90 como a la eliminación de los Ministerios de Salud y Trabajo por parte del gobierno de Mauricio Macri.
Para el socialismo, la elección de este domingo contrapone un proyecto de ampliación de derechos (el del Frente Progresista) a otro de ajuste y postración. En esa línea, Bonfatti y Lifschitz como principales referentes han elegido confrontar con el modelo de provincia que imperó durante los 24 años de gobiernos peronistas.
En la vereda de enfrente, Perotti adoptó como tema de campaña la inseguridad. El senador rafaelino ha hecho pocas promesas concretas; una de ellas, el boleto educativo gratuito, basado en el modelo vigente en la provincia de Córdoba. Perotti habló muy poco sobre economía y producción, que son sus fuertes; en cambio, prefirió cargar las tintas sobre las falencias en la seguridad pública, uno de los problemas que las distintas gestiones del Frente Progresista no pudieron resolver.
Las propuestas del candidato peronista en materia de seguridad son “conducir la Policía” y restablecer las jerarquías dentro de la fuerza. Allí se esconde una imputación sobre el presunto descontrol político de la Policía santafesina, incluso su connivencia con el delito. El eslogan “Ahora la paz y el orden” fue muy cuestionado desde el progresismo, con alusiones a Bolsonaro y a las políticas de mano dura, pero lo cierto es que responde a una demanda social ineludible y eso le permitió a Perotti posicionarse en un terreno que al socialismo se le hace difícil.
Corral comenzó su campaña prometiendo poner en línea a la provincia con la Nación; con el paso de las semanas cambió su estrategia y terminó con la propuesta de trasladar a todo el territorio santafesino los logros de sus dos gestiones al frente de la ciudad de Santa Fe. Los apoyos externos del gobierno nacional, a través de las figuras de Elisa Carrió, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, tampoco movieron el amperímetro.

Reordenamiento político

La llegada de Cambiemos al gobierno nacional impactó en todo el país y Santa Fe no fue la excepción. El radicalismo de la provincia se dividió entre los sectores mayoritarios que decidieron seguir en el Frente Progresista y el Grupo Universidad, comandado por Corral, que se pasó a Cambiemos.
Las viejas alianzas del PRO santafesino con sectores peronistas conservadores, referenciados en Carlos Reutemann, también se rompieron. El PJ local, de la mano de su presidente Ricardo Olivera, logró unificar todas sus corrientes internas (incluido el Frente Renovador) bajo el paraguas del Frente Juntos. Las fotos y los encuentros post-Paso entre Perotti y Bielsa permiten suponer que esta vez no habrá fuga de votos entre las primarias y las generales, al menos no de manera masiva como ocurrió en 2011 en detrimento de Agustín Rossi.
Reordenado el mapa político de la provincia, el gran perdedor fue Cambiemos. Dos años atrás, en medio de la ola amarilla, el candidato de Macri (Albor Cantard) ganó con comodidad la elección de diputados nacionales. Las posteriores decisiones económicas del presidente hicieron mella en los candidatos locales, que vienen cayendo en forma pareja todas las elecciones anticipadas (Cambiemos solo ganó en Jujuy). Corral apostó por ese camino y ahora se encamina a perder no solo la provincia sino también el municipio santafesino ante el candidato del socialismo, Emilio Jatón. El efecto “marca”, que en 2017 fue determinante, en 2019 resultó un salvavidas de plomo.

El impacto nacional

El Frente Progresista provincializó la campaña hasta el extremo de “olvidarse” del armado previo a las elecciones nacionales. A medida que avanzaban los acuerdos de cúpulas en Buenos Aires, Lifschitz comenzó a tomar cada vez más distancia de Roberto Lavagna, aunque el socialismo terminó cerrando un acuerdo para acompañar al economista en su carrera presidencial. No obstante, mantuvieron por separadas ambas estrategias y Lavagna no dijo ni mu sobre las elecciones en Santa Fe.
“No somos delegados de ningún gobierno nacional”, definió Bonfatti en el tramo final de la campaña. Para el actual titular de la Cámara de Diputados, del mismo modo que para el gobernador Lifschitz, lo que se juega este domingo es el proyecto de gobierno de los últimos 12 años en contraste con las gestiones que encabezó el PJ entre 1983 y 2007. Dos modelos distintos de provincia y de diseño del Estado.
Aunque evitó meterse en la cuestión nacional, para cuidar cada voto, a Perotti el contexto lo favorece. La reunificación del PJ (ahora como “Frente de Todos”) impactó de modo positivo en la campaña provincial y generó un clima de triunfalismo, alimentado también por la seguidilla de victorias peronistas en las provincias que anticiparon sus comicios, aunque es cierto que esos resultados no son extrapolables.
El resultado de las elecciones santafesinas influirá en el escenario nacional. Mientras se estén contando los votos, en pleno escrutinio definitivo, cerrarán las listas para las elecciones nacionales (el plazo vence el 22 de junio). Un triunfo del Frente Progresista llevará algo de oxígeno a la devaluada “tercera vía” que promueve Lavagna; una victoria de Perotti será festejada en el comando de campaña de los Fernández. En cualquier caso, la elección provincial significará un nuevo golpe para Cambiemos y para el presidente Macri.
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