“Fue sin querer. Se escapó el tiro”, atinó a decir con resignación, cuando estaba siendo detenido, Ángel M., de 19 años. La misma versión agrega que el joven había sido ubicado cerca de la medianoche en una parada de colectivos, en Zeballos y San Lorenzo, en la ciudad de Santa Fe, apenas a una decena de cuadras de donde había desatado una tragedia: un par de horas antes, la vida de su amiga Milena Nicole Zalazar, también de 19 años, se extinguía en el hospital Mira y López, donde había sido llevada de urgencia con un balazo en el pecho. Todos los indicios coinciden en que lo disparó Ángel, quien por torpeza o intención, acabó cometiendo un femicidio.
Partes policiales refirieron ayer que un móvil de la Policía provincial arribó a las 19.20, a raíz de un llamado al 911, a la calle 1° de Mayo al 7800, en el barrio Villa Elisa. Allí, en un sector de casas bajas y calles de tierra ubicado en el norte de la capital provincial, los efectivos vieron a una chica en el piso, en brazos de otra: la primera era Milena, gravemente herida, sostenía por su mamá, Patricia, de 41 años. Ella fue quien refirió qué había ocurrido: instantes antes, ambas estaban adentro de su casa cuando pasó Ángel y llamó a Milena.
La joven fue a su encuentro y apenas instantes después su madre escuchó un disparo. El blanco había sido su hija, que se comenzó a desangrar. Un auto particular, dice una versión, y un móvil del 107, la unidad 3 –sostiene otra– trasladaron a Milena al Hospital Mira y López, el más cercano al barrio. Tenía un balazo en el tórax, con orificio de entrada, sin salida, y no logró sobrevivir a la herida.
Mientras tanto, los móviles policiales que se habían hecho presentes en el barrio comenzaron a buscar al presunto asesino, que según una información había mantenido una discusión con Milena instantes antes de que se oyera el disparo.
“Personal de la Policía Comunitaria fue quien aprehendió al homicida. Al lugar se convocó a personal de la Policía de Investigaciones para realizar los peritajes de rigor”, agrega la información oficial. Según detalla, tras el balazo Ángel M. habría deambulado a pie por el barrio hasta el momento en que lo detuvieron, a menos de diez cuadras de donde ocurrió todo. En el recorrido pasó por la puerta del club Pucará y en los pastizales que rodean al muro de la institución barrial, según admitió, arrojó el arma que había usado. Los agentes encontraron un revolver calibre 22 largo, que fue enviado a peritar.
“Actuados y aprehendido, por razones de seguridad, son trasladados a la comisaría 8ª. Por disposición del fiscal Martín Torres, de Homicidios, se elevan las actuaciones a la Policía de Investigaciones. El aprehendido será alojado en la seccional 9ª”, marca el parte policial.
