El Concejo de la ciudad de Santa Fe sancionó la semana pasada por unanimidad la ordenanza de Alcoholemia Cero. Mediante la modificación de un artículo del Reglamento General de Tránsito, los legisladores establecieron que cuando la medición detecte la presencia de alcohol en sangre eso será considerado peligroso, sin importar la cantidad.
La misma iniciativa se propuso tiempo atrás en Rosario, pero no tuvo éxito. Quedó varada desde el año 2015 en la Comisión de Gobierno del Concejo municipal por falta de consenso. En octubre de 2018 la concejala María Eugenia Schmuck intentó reflotarla en el marco del debate del proyecto para volver a regular la actividad nocturna, pero esa normativa tampoco se sancionó. Desde la asociación civil Compromiso Vial celebraron el avance en la capital provincial y esperan que eso pueda replicarse en Rosario.
“Es muy importante. Estamos satisfechas que Santa Fe haya concretado algo que venimos planteando en varias ciudades. Es un paso para empezar a allanar el camino de los detractores. Al conducir, tenemos que evitar alteraciones psíquicas y físicas que pongan en riesgo la vida. Debería haber una ley nacional, pero son medidas de prevención que acompañamos. Necesitamos políticas públicas para bajar los siniestros, que siguen en aumento”, dijo a El Ciudadano Mariana Sena, integrante de esa ong.
Nada de liso
El jueves pasado el Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe aprobó por unanimidad la ordenanza que dispone Alcoholemia Cero e impuso elevadas multas para los conductores que la infrinjan.
La norma comenzará a regir a partir de los 180 días de promulgada y fue impulsada por el concejal Ignacio Martínez Kerz (Bloque PJ-Santa Fe).
La iniciativa establece que en caso de que la medición “alcoholimétrica” no supere las dos décimas de gramo por litro de sangre “no se aplicarán sanciones administrativas”, pero sí se “retendrá el vehículo”.
A partir de los 0,3 gramos, además de no seguir manejando, el conductor recibirá una multa, la cual se irá agravando a medida que ascienda el nivel de alcohol.
“La norma sancionada allí nos parece esperanzadora y habilita a que otras ciudades la instalen. Los intereses políticos partidarios dejan en un cajón las propuestas que acercamos. Tuvimos más de un año de reuniones en el Concejo donde desfilaron profesionales, y quedó en la nada. Es importante disociar el consumo de alcohol con conducir un vehículo. Si está legislado lo vamos a lograr. La violencia vial diaria nos atraviesa a todos. Necesitamos que el Estado trabaje para mejorar la cultura vial. Ojalá la ordenanza de Santa Fe tenga su espejo en Rosario. Este tipo de acciones no tienen que demorarse”, señaló Sena.
La historia local
En 2015 un proyecto del entonces concejal Sebastián Chale proponía prohibir la ingesta de alcohol para quienes conducían un vehículo. Como en la ciudad de Santa Fe, contemplaba medidas preventivas y multas de dinero para quienes excedieran los 0.3 gramos en sangre. La iniciativa fue debatida en la Comisión de Gobierno, de la cual nunca salió.
Contaba con el apoyo de asociaciones civiles y especialistas en seguridad vial, pero fue cuestionada por empresarios del sector gastronómico, que veían en la normativa una posible caída de las ventas.
El debate giró por entonces en la posibilidad de caer en “falsos positivos”, es decir, de sancionar a personas que “hayan comido un chocolate con licor o usado enjuagues bucales a base de alcohol”.
Como alternativa, proponían aumentar el monto de las multas y la cantidad de controles municipales. El debate quedó anclado en las paredes del Palacio Vasallo ya que nunca llegó a tratarse en el recinto.
En octubre del año pasado, la concejala María Eugenia Schmuck, una de las promotoras del proyecto y actual presidenta de la comisión de Gobierno, volvió a la carga. Propuso rediscutirla en el marco de la nueva normativa para regular la movida nocturna. Tampoco tuvo éxito.
“No tiene que ver con cuestiones técnicas sobre cuál es el límite de tolerancia. Es una decisión política que debe tomarse frente a la mayor causa de siniestros viales en el país. Quien tomó alcohol no puede manejar. Los siniestros viales son los que más muertes generan en la ciudad y superan a los asesinatos, robos y narcotráfico”, dijo Schumuck.
La concejala comparó la Alcoholemia Cero con la prohibición de fumar en lugares públicos. “Si no podés fumar medio cigarrillo, tampoco podés tomar medio vaso de cerveza. Las personas especulan con cuánto les va a dar el test. El problema no es descubrir qué nivel de consumo me saca los reflejos. Hay que generar conciencia de que si consumiste algo de alcohol no podes manejar, de lo contrario hay sanción”, agregó. Y destacó las campañas de promoción como la de conductor designado.
En cuanto al rechazo de los sectores gastronómicos, Schmuck recordó la propuesta de darles beneficios impositivos a los locales que generen promociones para evitar el alcohol al volante. “En Bariloche hay bares que no le cobran la comida a quien maneja”, ejemplificó.
“Los pibes generaron mayor conciencia sobre el tema pero aún no basta. Necesitamos una medida de esta naturaleza. No puede haber medias tintas en la vida de una persona”, concluyó.