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Santa Fe ofrece ayuda para que el niño correntino esté en la lista para trasplante

Fernando Almeida tiene 13 años, vive con su familia, humilde, en un pueblo del extremo norte de Corrientes. Estuvo internado en el hospital Garrahan de Buenos Aires por una miocardiopatía dilatada. Esperaba un trasplante de corazón que le de chances de superar la afección, diagnosticada como irreversible, pero el viernes 22 de septiembre le dieron a sus padres la peor noticia: lo excluían de la lista de espera del Incucai para recibir el corazón de un donante. Las razones: su condición familiar y social desfavorable, entre algunas consideraciones clínicas. Hubo quejas, argumentos y acusaciones entre el hospital, el Ministerio de Salud correntino y el pediatra que atiende al pequeño. Un portal de Buenos Aires hizo público el caso este miércoles. Un día después, el titular del área sanitaria santafesina, Miguel González, se comunicó con el cuerpo médico del centro de salud correntino hacia donde volvieron a trasladar al adolescente para “poner a disposición” los equipos de la provincia. Santa Fe no tiene jurisdicción para interceder legalmente, pero ofreció lo que está a su alcance para sortear las objeciones planteadas en el informe médico. Hasta este viernes al mediodía, no hubo respuesta de nadie.

El caso fue publicado por el portal Ambito.com. Fernando Almeida volvió a Corrientes y permanece internado en la terapia intensiva del hospital Juan Pablo II de la capital provincial. En el Garrahan, donde lo trasladaron por no responder a los tratamientos recibidos en Corrientes, evaluaron su miocardiopatía dilatada a causa de influenza tipo B. El pronóstico es grave e irreversible. Nadie lo asegura, pero recibir el corazón de un donante puede darle una chance de mejorar su salud. No podrá ser: el ateneo médico del centro nacional de referencia en trasplantes recomendó excluirlo de la lista de espera del Incucai. Esgrimió razones clínicas para rechazar la factibilidad de esa operación, pero a ellas le agregó “los antecedentes familiares y sociales”. Traducido, la precariedad en la que vive junto a su familia en el pequeño pueblo de Virasoro, sobre el límite con Brasil.

Los médicos del Garrahan defendieron su sentencia y se apoyaron en los protocolos para estos casos. El Ministerio de Salud de la Nación no aportó. El de Corrientes consideró correcta la exclusión de la lista de espera.

Este jueves, el ministro Miguel González llamó al médico correntino que atiende a Fernando, el pediatra Roberto Jabornisky, a cargo de la Terapia Intensiva infantil del hospital Juan Pablo II. El funcionario santafesino no quiere publicidad para su ofrecimiento: la disposición del gobierno para dar la asistencia social necesaria en un posoperatorio de trasplante, con la contención y el cuidado que se necesita en estos casos. La voluntad es remover los obstáculos que, de acuerdo al informe del Garrahan, hacen inviable el trasplante del joven y lo excluyeron de la lista de espera.

«Lamentablemente no hay mucho que podamos hacer desde el punto de vista médico ya que su única chance era el trasplante que se le negó por no haber sido considerado apto», se quejó el pediatra correntino en referencia a un «sistema de salud (nacional y correntino) que no da una adecuada cobertura a niños en situaciones vulnerables y sobre todo del flagelo que la pobreza representa». Insistió: «El problema de Fernando es la incapacidad social y familiar para llevar adelante un tratamiento prolongado y, sobre todo, el de un Estado que los desprotegió». El Estado santafesino nada puede hacer legalmente, pero la oferta para quien la quiera tomar está lanzada.

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