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Santa Fe pelea por el aguará guazú y el águila coronada

La provincia logró incluir en una lista nacional a las dos especies, que tienen presencia en la provincia pero están en riesgo de extinción total

A propuesta de Santa Fe, dos especies amenazadas, el aguará guazú y el águila coronada, fueron ingresadas al plan nacional Extinción Cero, que conlleva acciones a nivel país para su preservación. Apenas un puñado de especies animales formaban la lista –como insignia el yaguareté, el mayor felino de Sudamérica y uno de los cuatro más grandes del planeta– que se reevaluó durante el jueves y el viernes en Buenos Aires, en el primer encuentro de trabajo de este año del Ente Coordinador Interjurisdiccional para la Fauna Silvestre (Ecif).

El subsecretario de Recursos Naturales de la provincia, Alejandro Larriera, uno de los creadores del Proyecto Yacaré –surgido en Santa Fe y que rescató de la extinción casi total a una de las dos únicas especies parientes de los cocodrilos con hábitat en el país– fue quien impulsó la inclusión del mamífero y del ave –cuyo número se desconoce en la provincia– en el marco de las acciones de la  Estrategia Nacional de Biodiversidad.

El aguará guazú (chrysocyon brachyurus) un cánido nativo sudamericano sobre el que los expertos finalmente lograron consenso de que es único en su tipo: no es pariente cercano ni descendiente de lobo ni zorro, ni chacal ni coyote ni perro. Es un cánido distinto.

El pariente más cercano era de otro género y se extinguió en el siglo XIX: un cánido endémico de las islas Malvinas, que fue exterminado por los granjeros británicos que criaban ovejas.

Santa Fe no es la única provincia que lanzó medidas sobre aguará: fue declarado monumento natural por Misiones, Corrientes y Chaco.

Pocos meses atrás, en marzo, fue liberado el último aguará guazú avistado en Santa Fe: había sido embestido por un vehículo en la ruta provincial 1, cerca de San Javier, y los veterinarios lo operaron para curarle las serias heridas que había padecido. El animal transitó por un largo período de rehabilitación en la Granja La Esmeralda de la ciudad de Santa Fe –donde se incuban los huevos del Proyecto Yacaré– y finalmente trasladado por los ministerios de la Producción y de Medio Ambiente en la Reserva Natural Provincial de Alejandra.

“La provincia sigue siendo líder en el cuidado de sus recursos. En este sentido, se debe destacar la reactivación de un equipo de especialistas a partir de las Jornadas Nacionales de Aguará Guazú celebradas el año pasado en Santa Fe, que intervino en la operación. De este grupo, algunos técnicos lo hicieron de manera directa, entre ellos los que trabajan en el Ministerio de la Producción, y otros vía online, para ser consultados durante la operación”,  había explicado entonces el director provincial de Ganadería, Raúl Stefanazzi,

El tratamiento y rehabilitación incluyó la participación de médicos veterinarios especialistas en traumatología que realizaron la tarea ad-honorem, y hasta del Museo de Ciencias Naturales Florentino Ameghino, que prestó material óseo.

Contrariamente a lo que ocurre con buena parte de especies amenazadas, el aguará guazú no está en riesgo por desaparición de hábitat, sino por la cacería humana.

En tanto, la otra especie incluida en el plan Extinción Cero es un ave cazadora de tamaño grande que sí está acosada por la modificación del entorno, en particular por la deforestación, ya que anida en las ramas superiores de árboles altos.

El harpyhaliaetus coronatus tiene un pariente cercano pero habita en territorio de clima tropical y también está considerado en riesgo. Pero el ave  septentrional, con un hábitat original que atravesaba toda Santa Fe hacia el sur llegando a la Patagonia, fue diezmado a tal punto por caza furtiva y, entre otras cosas, por cebos envenenados que se dejan en los campos que la estimación de supervivencia alcanza a entre 250 y 1.000 individuos en Argentina, Brasil y Bolivia. En Uruguay estiman que desapareció por completo y hay escasos datos de su presencia en Paraguay, donde también es una especie protegida.

En ese marco, la región conocida como el Chaco Santafesino es considerada un área de importancia para la conservación ya que allí subsiste una población de águilas.

Los registros se obtuvieron recorriendo casi 15 mil kilómetros por rutas y campos entre 1997 y 2009 en un extenso trabajo del área de zoología de vertebrados del Museo Provincial de Ciencias Naturales Florentino Ameghino, de la ciudad de Santa Fe, que incluyó recopilación de información, entrevistas a pobladores rurales y evaluación de las potenciales amenazas a la especie en el norte provincial. La más evidente fue su presencia: entre uno y otro año había perdido el 36% del territorio en términos de dispersión.

“La caza, la fragmentación y pérdida de hábitat son factores de alto y medio impacto y con tendencia en aumento. Es decir, están erosionando las poblaciones de águilas y esa tendencia aumentaría en el futuro inmediato”, había advertido los biólogos Blas Fandiño y Andrés Pautasso en un paper científico publicado en 2012, en el cual alertaron sobre la potencial desaparición de las últimas águilas de Santa Fe.

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