El Ministerio de Salud, a través del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos y Tejidos (Cudaio), consignó en su informe mensual que durante julio, Santa Fe contribuyó con 8 del total de 48 donantes efectivos de órganos que hubo en todo el país.
El ministro de Salud, Miguel González, destacó la colaboración “comprometida, humana de cada uno de los trabajadores que conforman la red de salud”, al tiempo que enfatizó los resultados evidenciados en el análisis comparativos de los números nacionales.
Se considera donante efectivo a aquel cuyos órganos ablacionados terminan implantados y funcionando. De este modo, la provincia de Santa Fe se ubicó segunda en cantidad de donantes, luego de Buenos Aires.
«Estos ocho donantes beneficiaron a tres pacientes en espera, por lo que el registro de Incucai contabilizó 24 trasplantes a pacientes de distintos lugares del país, realizados a partir de los donantes santafesinos», precisaron desde la cartera sanitaria.
Durante julio los procesos de donación tuvieron lugar en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), el Hospital Español y el Sanatorio Parque de Rosario; en los hospitales Cullen de Santa Fe; Eva Perón de Granadero Baigorria; y el Sanatorio Nosti de Rafaela. Se suman, además, donaciones de tejidos en el hospital Centenario de Rosario y la Clínica de Nefrología de Santa Fe.
En total, en lo que va del año, hubo 42 donaciones de órganos en la provincia y 322 a nivel nacional. Como resultado, se alcanzaron en estos siete meses, los 826 trasplantes en el país, 122 de ellos resueltos gracias a donantes de Santa Fe.
El director provincial del Cudaio, Martín Cuestas, señaló que “la incidencia del sistema de donación santafesino se evidencia en el panorama nacional con esos números: Santa Fe aporta el 13% de los donantes y casi el 15% de los trasplantes de todo el país, una proporción realmente elevada si se tiene en cuenta que la población de nuestra provincia alcanza sólo el 8% de los habitantes de Argentina”.
Cuestas explicó que las donaciones “son procesos muy complejos y que requieren entrega y trabajo en equipo, contención para la familia del donante, mucha celeridad en cada paso y que solo se pueden dar por terminadas cuando el órgano está implantado y funcionando en un paciente que quizás estuvo muchos años esperándolo y al que tal vez hemos ayudado a salvarle la vida”.