Según se desprende del último Censo Nacional realizado en el año 2010, casi tres de cada diez hogares de la provincia de Santa Fe está habitado por personas o familias que alquilan o usurpan la casa o el terreno. En concreto, un 21, 91 por ciento es inquilino y un 4,86 por ciento está en situación de tenencia irregular. En tanto, de la comparación de los guarismos actuales con los del Censo de 2001 surge que cada vez son más lo que alquilan y que disminuyó el número de propietarios.
Este último dato emerge de información recogida y cotejada por el Colegio de Corredores Inmobiliarios en Rosario, la cual tiene como base los censos nacionales 2001 y 2010. De la comparación surge que en la provincia el número de viviendas creció con mucha más fuerza en ese lapso que la propia población santafesina. Mientras en la bota habitaban hace 11 años unas 3.000.701 personas, hace poco más de 24 meses se censaron 3.194.537 habitantes. Es decir, la población creció un 6,5 por ciento. En tanto, el número de viviendas registradas aumentó casi el doble, un 12,03 %; saltó de 846.549 a 948.369.
Con todo, y a pesar de ese fenómeno, las asimetrías y desequilibrios en el acceso a la casa propia se profundizaron en la última década. Es que a pesar de que las unidades habitacionales crecieron a un ritmo mucho más intenso que la población, cada vez hay más personas que alquilan y menos que son propietarios.
Según la entidad que nuclea a varios corredores inmobiliarios de la ciudad (que tomó en todo momento como sustento de sus cifras los últimos dos censos nacionales) mientras en 2001 el 18,58 por ciento de los hogares (esto significa, por definición técnica, “persona o grupo de personas que viven bajo el mismo techo y comparten los gastos de alimentación”) estaba habitado por inquilinos, en 2010 esa cifra saltó al 21,91. En tanto, al mismo tiempo bajó la cantidad de propietarios; de 75, 48 por ciento a 73,20.
Con todo, los guarismos del 2010 se completan con un 4,89 por ciento de hogares que está en situación de «tenencia irregular». Ese concepto es aplicado por el Indec a los casos en que las familias son dueñas de la casa pero no tienen el título del terreno en el que construyeron, o directamente han «tomado de hecho» el lugar para vivir y no son propietarios de nada. De esta forma el cuadro de quienes no pueden ser propietarios de su vivienda (es decir, o alquilan o usurpan) llega al 26,80 por ciento.
Lo malo y lo bueno
Lo cierto es que el fenómeno es complejo y si bien los fríos números son una muestra más de las dificultades en el acceso a la vivienda, los datos de la última década también son consecuencia de algunos hechos positivos en materia laboral.
En diálogo con El Ciudadano, Javier Grandinetti, el titular del Colegio de Corredores Inmobiliarios en Rosario, expuso que el crecimiento de los inquilinos y la baja de propietarios en la última década se debe, en parte, a que “no hay un crédito hipotecario a largo plazo que permita que quien alquila se transforme en dueño. Por eso hoy para muchas parejas jóvenes, personas separadas o chicos que buscan la primera vivienda la única forma de acceder que tienen es a través del alquiler”.
“Entre el año 95y el 2000 tuvimos cinco años de créditos hipotecarios que tuvieron una presencia muy fuerte. Eso transformó a muchos inquilinos en propietarios. Y hace ya diez años que no tenemos ese tipo financiación. Yo creo que eso hizo subir, en parte, la cantidad de inquilinos”, agregó el corredor.
En tanto, especialistas también explican que la suba porcentual de quienes alquilan dentro del total de hogares también es consecuencia del crecimiento económico del país en la última década, hecho que trajo a la par un fuerte incremento en la oferta laboral. Según estimaciones privadas en Santa Fe se crearon poco más 300 mil nuevos puestos de trabajo desde 2003 a la fecha.
Para Grandinetti este fenómeno llevó a que “muchos buscaran más comodidad y sus propios espacios para vivir. O sea, los hijos se fueron de la casa paterna poco antes de tiempo porque tenían dinero para hacerlo. Y acá también está la cuestión de los divorcios, que tuvieron un pico de alza importante sobre todo en 2002 y 2003, tras la crisis”.
Con todo, para el agente inmobiliario también influyó “la mayor movilidad territorial de trabajo. Y siempre aquel que se va o lo trasladan por empleo de forma temporal va a ser inquilino y no propietario. Hubo muchos cambios en el mercado laboral. La situación de hoy no tiene nada que ver con lo que pasaba hasta el 2001. Las soluciones por tanto tienen que tener en cuenta este cambio”, agregó Grandinetti.