El avance de programas para aprender a leer y escribir y fomentar la finalización de los estudios de nivel inicial está logrando que el analfabetismo vaya perdiendo terreno. El Estado, en todos sus estamentos, pasó a cumplir un rol fundamental en el fortalecimiento de conocimientos, en la adquisición de valores para la vida en sociedad y en la facilitación de herramientas para una efectiva inserción laboral, logrando que este sector, que en un momento se autopercibía aislado del resto, comience a tener otra perspectiva, más positiva, sobre el lugar que ocupa en la comunidad.
En el marco del Día Internacional de la Alfabetización, que se celebró el pasado 8 de septiembre, El Ciudadano dialogó con la directora provincial de Educación para Adultos, Noemí Stara, quien brindó un panorama acerca del progreso observado en Rosario y la región en cuanto a esta problemática social. “Cuando alguien decide empezar a estudiar es porque en algún ámbito no se siente insertado socialmente. Con el cursado, lo que se busca es que esa persona se sienta igual que el resto”, explicó.
La modalidad de cursado propuesta por el organismo es similar a una escuela primaria pero con flexibilización curricular. Se trata de un sistema de tres niveles: el primero que incluye lo que sería primer, segundo y tercer grado; un segundo que referiría a los contenidos de cuarto y quinto; y un tercero que emularía a sexto y séptimo. “En estas escuelas conviven jóvenes y adultos. La estrategia de trabajo la debe generar el docente que está frente a ese grado, y por eso, el educador debe tener un determinado perfil. La idea no es trabajar sólo con materias como pueden ser lengua o matemáticas sino también aquellas destinadas a la formación de valores como ciudadano para poder lograr una reinserción social del alumno”, desgranó Stara.
Para la docente, las escuelas de adultos reciben, en su mayoría, personas que vienen de una realidad social atravesada por muchas problemáticas, principalmente, de grandes fracasos. También existen casos de aquellos que no pudieron completar sus estudios por tener que dedicarse de lleno al trabajo como sostén el hogar, evitando así que sus hijos corran la misma suerte. Sin embargo, rescató que “muchos poseen un bagaje de conocimiento general de la vida tan importante que ese proceso de alfabetización no les resulta dificultoso”, como sí puede serlo, por ejemplo, para un niño de seis años.
Las instituciones educativas poseen sus puertas abiertas a toda persona mayor de 14 años. Asimismo, admiten a adultos mayores de 50 años, personas con capacidades diferentes, adolescentes con problemas de adicciones y jóvenes que cumplen condenas o afrontan preocesos penales. Stara se detuvo en este último caso: “Esa persona tiene que aprender a dejar de lado el muro que lo separa de la sociedad. Hay que prepararla para hacerla entender que ese muro va a desaparecer y que tiene que entrar en la sociedad fortalecida, no sólo en los valores que el docente le pueda aportar sino también en los conocimientos para poder empezar una vida diferente”.
Las escuelas funcionan articuladamente con centros de capacitación laboral, lugares a los que asisten semanalmente los alumnos para que el profesor pueda trabajar conjuntamente con el capacitador. “En esta instancia conjunta se generan microemprendimientos y vínculos con Economía Solidaria de la Municipalidad que permiten que la persona se pueda insertar en un mercado laboral al momento de salir de la escuela primaria”, comentó la funcionaria. Si bien el grueso de los alumnos, salvo los más chicos, posee trabajos ocasionales, como consecuencia de que muchos son padres, el objetivo es ingresar al mercado formal a aquellos que concluyen sus estudios en estos establecimientos.
De acuerdo al parecer de la especialista, el aspecto más complejo de superar “es la vergüenza a decir «No entiendo»”. Por ello, consideró indispensable que el docente trabaje siempre partiendo de la realidad del alumno para ahondar sobre algún contenido.
“Para que un aprendizaje sea valioso y valedero, debe estar contextualizado”, completó.
Beneficiados
De acuerdo a datos aportados por la Dirección de Educación para Adultos, casi 4.500 jóvenes y adultos participan actualmente del proceso de alfabetización integral que se dicta en los 288 centros de alfabetización que funcionan en la provincia, que se complementan con 324 escuelas primarias nocturnas, a las que asisten actualmente casi 10.700 personas.