Los gendarmes vieron las sillitas y dudaron: el peso no se condecía con el tamaño. Entonces descubrieron que entre los juguetes había ocultos más de dos kilos de cocaína, en la forma de ladrillos. El procedimiento se desarrolló durante el control a un ómnibus de pasajeros que circulaba por la ruta nacional 34, procedente de la localidad de San Miguel de Tucumán.
A la altura del peaje Fernández, el micro fue detenido. Tras inspeccionar los bultos transportados en la bodega, los gendarmes del Escuadrón 59 de Santiago del Estero encontraron las sillas infantiles. En total, se decomisaron 2,232 kilogramos de cocaína: dos ladrillos que estaban ocultos entre la pila de objetos plásticos.
“Luego de ser detenida, la propietaria de la encomienda manifestó que otro pasajero le había entregado la droga bajo una promesa de pago una vez que llegaran a destino. Asimismo, la mujer indicó que estaban empleando un mecanismo de viaje en postas: habían partido desde la ciudad de Villazón (Bolivia) y llegaron a la capital tucumana en distintos taxis, para a partir de ahí transportar en micro la droga hasta la localidad bonaerense de San Justo”, dijeron voceros del Ministerio de Seguridad de la Nación.
El procedimiento quedó a cargo del Juzgado Federal de Santiago del Estero. El magistrado de turno dispuso la detención de las dos personas involucradas, ambos de nacionalidad boliviana.