Mercedes Raquel Murúa fue la persona que más tiempo estuvo presa por chocar y matar a alguien en el sur de Santa Fe. Eso antes de Carlos Schmitt. La policía de San Lorenzo pasó 11 meses detenida por golpear a Mario Secondino cuando la mañana del 5 de agosto de 2008 manejó un Peugeot 205 rojo en contramano por el intercambiador de la ruta 11 y A012. La Fiscalía pidió 8 años de prisión por homicidio con dolo eventual y la querella 14 años. En 2009 la condena fue de 4 años. El juez Carlos Carbone cambió la calificación a homicidio culposo. En 2013, y después de la apelación, la Justicia bajó a 3 años y 8 de inhabilitación para manejar. Usando el artículo 13 del Código Penal completó la condena en libertad cumpliendo reglas.
Ayer la sanción a Juan Carlos Schmitt fue una de las más altas de la historia de los siniestros viales de Rosario. Está por encima del promedio argentino para un homicidio culposo. Para los jueces no hubo dolo eventual, es decir, no hubo intención o voluntad en el mecánico de que el cadete Damián Orgaz muriera. La figura de homicidio simple con dolo eventual es usada por fiscales y abogados de víctimas en Argentina para conseguir condenas ejemplares. Lleva penas más altas a 3 años y el condenado cumple tiempo en la cárcel. Muy pocos logran dar con la figura y la pena. Si lo hacen la Justicia en segunda instancia o la Corte Suprema vuelve a la calificación de culposo y baja la pena. Por eso los legisladores aprobaron en noviembre un cambio en el Código Penal y definieron qué es conducción temeraria tratando de igualar el criterio de los jueces: ir a más de 30 kilómetros por encima del límite, estar alcoholizado o bajo la influencia de otras drogas, no respetar señales de tránsito. Todas son agravantes del homicidio culposo y lleva hasta 6 años de prisión.
El único que sostuvo la caratula de dolo fue el único que no llegó a juicio. El 2 de marzo de 1997 Sebastián Pira (21) manejaba un Ford Galaxy a más de 100 kilómetros por hora por Salta y al cruzar bulevar Oroño atropelló a María Celes Haiek (22) y Daniela Caruso (16). Haiek murió en el choque, pero Caruso quedó sobre el capó. Pira la arrastró más de una cuadra y, cuando al fin cayó al pavimento, le pasó por encima. La Justicia le concedió la libertad. Pensaron que no iba entorpecer la investigación. Cuando Pira se enteró que iba a juicio por homicidio doloso huyó del país. Cuatro años después, en Holanda fue detenido por Interpol, pero volvió a escapar. Hoy es un hombre de más de 40 años que ya no debe rendir cuentas. La causa prescribió en 2014.
El 21 de agosto de 2016 a las 1.30 Lautaro González Riaño (21), ex jugador de Colón de Santa Fe y Cambaceres, manejaba un Peugeot 208 blanco y en la esquina de Catamarca y Ovidio Lagos atropelló Diego Torres (20), un cadete que volvía de trabajar. Antes del choque, Riaño esquivó un control de Tránsito y pasó en rojo el semáforo. El test dio 1,45 gramos de alcohol por litro de sangre. La Fiscalía, a cargo primero de Valeria Piazza Iglesia (misma fiscal que en el caso Orgaz), pidió 9 años de prisión por entender que hubo dolo. Riaño estuvo detenido 2 meses y pasó otros 7 con arresto domiciliario. En mayo de este año salió en libertad condicional. La familia de la víctima aceptó firmar un procedimiento abreviado a cambio de un arreglo económico. Riaño fue condenado a 3 años de prisión y 8 de inhabilitación para manejar. Como permite el Código Penal en penas hasta 3 años, pidió que sea sin tiempo de cárcel. La Fiscalía no apeló el fallo.
El 22 de mayo de 2005 por la madrugada Matías Capozuca (19) manejaba un BMW negro que había sacado de la concesionaria de su papá. Llevaba a Nayid Abraham (19), Úrsula Notz (16) y Carla Alfaro (16). Alcoholizado y a alta velocidad chocó contra un árbol en Rivadavia al 2400. Abraham y Notz murieron. Alfaro tiene secuelas cerebrales irreparables. La imputación a Capozuca fue por doble homicidio culposo y lesiones graves. En 2009 lo condenaron a 4 años de prisión y 10 de inhabilitación. En 2010 el fiscal Guillermo Camporini pidió bajar la pena a 3 años, lo que la Corte Suprema concedió. Capozuca pasó 7 meses en prisión y en 2014 intentó sacar el carné de conducir.
En Venado Tuerto, una reciente y dura condena
El 7 de octubre de 2015 cerca de las 23 José Daniel Nacré (51) manejaba un Volskwagen Bora robado por el centro de la localidad de Venado Tuerto al sur de Santa Fe. Huía de la Policía, pasó semáforos en rojo y chocó en una esquina a Leonardo Ismael Diaz (29), Natalia Soledad Gavaciuti (30) y su hija de 12. Los tres estaban arriba de una moto y murieron.
En junio de este año el Tribunal Oral de Venado Tuerto, integrado por los jueces Leandro Martín, Lorena Garini y Silvina Marinuchide condenó a Nacré a 17 años de prisión por homicidio simple con dolo eventual y resistencia a la autoridad.
El fiscal del caso contó que el conductor ya tenía dos antecedentes por violar la ley penal.
Las penas esperadas y las que fueron en distintos puntos de la Argentina
El 30 de agosto de 1999 Sebastián Cabello (19) viajaba en un Honda Civic preparado para competición por el barrio de Núñez. Iba a más de 100 kilómetros por hora en una avenida corriendo una picada contra un BMW y chocó el Renault 6. Adentro estaba Celia González (39) y su hija, Vanina (3). El coche voló casi una cuadra y se prendió fuego. Ambas murieron. La Fiscalía pidió 11 años de prisión por doble homicidio simple con dolo eventual. En 2003 la noticia de una condena ejemplar copó los medios nacionales. La Justicia dictó 12 años de prisión, pero cuando la decisión llegó a Casación entendieron que no hubo intención. Bajaron la pena a 3 años de prisión y la caratula fue por homicidio culposo. Lo inhabilitaron para manejar por 10 años. En 2006 la Corte Suprema mantuvo la pena. En el juicio no comprobaron que Cabello corría una picada. El BMW nunca apareció. El esposo y padre de las víctimas dijo que iba a llevar el caso a los tribunales internacionales. En 2007 la familia recibió una indemnización de más de medio millón de pesos. En 2013 la Justicia permitió a Cabello tramitar el carné de conductor.
El 30 de octubre de 2010 a las 6.45 Pablo Yañez (26) manejaba un Chevrolet Astra por Luján en Mendoza y atropelló a Edgar Tomás Trossero (19). En el juicio los peritos dijeron que estaba alcoholizado, que cruzó la doble línea amarilla, que iba en contramano y que no paró a ayudar a la víctima. En 2012 lo condenaron a 8 años y 6 meses de prisión por homicidio con dolo eventual. En 2014 la Corte Suprema contradijo la sentencia y dictó 3 años de prisión en suspenso por homicidio culposo por conducta antirreglamentaria y 6 años de inhabilitación para manejar.
El 16 de febrero de 2013 por la madrugada Pablo García Aliverti (28), hijo del locutor, manejaba un Peugeot 504 gris por Panamericana y a la altura del kilómetro 52 atropelló a Reinaldo Rodas (53) y lo cargó en el parabrisas hasta el peaje de Pablo Nogués durante 17 kilómetros. Tenía 1,45 gramos de alcohol en sangre. La Fiscalía y la querella pidieron 15 años de prisión por homicidio con dolo eventual. García Aliverti escribió carta pública, se disculpó frente a las cámaras de televisión con la viuda y recién en marzo de este año se sometió al juicio. En abril la condena, aun no firme, fue de 4 años de prisión por entenderlo culposo más 8 años de inhabilitación para manejar.
El 13 de septiembre de 2013 a las 5.30 en el barrio Flores de Buenos Aires Lucas Transacos (25) pasó en rojo un semáforo con un Audi TT negro que le había prestado ese día un amigo. Chocó y mató a Jacobo Ramos (21) y Viviana Álvarez (25) que estaban saliendo juntos hace poco y viajaban en una moto. Tenían paso. Fallecieron en el lugar. Por la fuerza del impacto no pudieron determinar la velocidad a la que venían. Si, que el auto iba a más de 60 kilómetros por hora, la máxima en la avenida. Al estudiante de Derecho Transacos lo imputaron por homicidio simple con dolo eventual. La querella pidió 25 años y la Fiscalía 9. Desde el choque estuvo detenido en el penal de Ezeiza. Estuvo 9 meses hasta que le permitieron salir. En 2015 la Justicia lo condenó a 4 años y 2 meses de prisión y le otorgó la libertad condicional. Fue antes de la reforma del artículo 84 bis y aun así el fallo habla de que se trató de una culpa temeraria, pero no hubo intención de matar.
