Luego de ocho años como presidenta y cuatro como primera dama, Cristina de Kirchner no participará, este jueves, del show de cierre de campaña de Daniel Scioli, el candidato que bendijo como heredero y que expone como oferta política una continuidad, a su modo, del modelo K.
Scioli usará Tecnópolis, un reducto emblema de la década K, para el cierre de campaña: será un show exprés –entre 45 minutos y una hora–, ante un tumulto que calculan en más de 15 mil personas y sin ningún apellido Kirchner sobre el escenario. Ni Cristina ni Máximo ni Alicia. Las ausencias confirman una tendencia: la intervención de la presidenta en la campaña fue escasa y así se completará.
Ceremoniosos, en el sciolismo dicen que fue “institucional”. “Ella fue respetuosa y dejó que el candidato sea Daniel…”, dijo un sciolista.
Sin embargo, a último momento, se agregó una aparición conjunta de Scioli y Cristina de Kirchner en un acto en la Casa Rosada. Será el principal episodio de la jefa del Estado dentro de la campaña presidencial.
Salvo algunos actos oficiales, Cristina de Kirchner no intervino en la campaña. No dedicó elogios a Scioli ni fue invasiva en el diseño del discurso. Tampoco opinó sobre los spots y el mensaje. Ni Carlos Zannini fue determinante. “Daniel conoce de esto…”, se justificó. La Cámpora le cedió los espacios de campaña de sus candidatos, como Eduardo “Wado” de Pedro, que encabeza en Gran Buenos Aires, a Scioli.
Anteanoche no estaba definido si Zannini hablará en el cierre. Scioli aplica, como regla, el manual K: en otras elecciones, no hubo imagen de vice en la boleta del FpV y esta vez, de Zannini. Al compañero de fórmula le cabe, en lo logístico, el trato que tuvo Amado Boudou cuando escoltó a Cristina de Kirchner en 2011.
El vice no se ve
Invisibilizado, Boudou se convirtió en un hombre de consulta de Scioli. En el PJ cuentan que la idea del Ministerio de Derechos Humanos, que anunció el candidato días atrás, fue sugerida por el vice de Cristina de Kirchner.
No habrá grandes novedades en las poco menos de 100 horas que quedan de campaña hasta la veda del viernes a las 8.
Jujuy, Córdoba y Santa Fe
Scioli no agregará ningún párrafo a su habitual poema sciolista. Jugará, sí, en tres territorios específicos: irá a Jujuy, para reforzar el voto del norte argentino, y ayer le dedicó medio día a Córdoba para pulsear por el voto peronista que va a José Manuel de la Sota para completar la gira por el interior con un desembarco en Santa Fe para, de mínima, mejorar el caudal que ya capturó Omar Perotti.
Voto posible
El comando de campaña sciolista salió a reforzar algunos frentes con la idea de consolidar el “voto posible”, esa idea de potencial sufragio al PJ o al FpV que se registró en otras elecciones (la de 2011 es inédita, no se computa) y ahora aparece en el rango de accesible. Córdoba y Santa Fe, a la vez, constituyen una particularidad: son distritos en general adversos en los que el candidato quiere, sí o sí, remontar, porque conforman –en rigor, el eje que también incluye a Capital Federal– el territorio potencial y fuerte de Mauricio Macri. Simple: no sólo mejorar lo propio, sino también pelearle votos al principal rival.
Scioli se escribe sin K
Sin Cristina de Kirchner en el cierre, con Zannini replegado en su clásico bajo perfil y La Cámpora encerrada en el puñado, mínimo, de distritos en los que juega fuerte –Moreno, La Plata, Lanús y Mercedes, sobre todo–, Scioli será más Scioli que antes. Se zambullirá, por caso, en dos capítulos puntuales de la campaña.
Artistas y mujeres
Por un lado, el segmento “independiente”, con una juntada de artistas, deportistas e intelectuales en un evento en el café Tortoni; por el otro, se pondrá al frente de un acto con mujeres sciolistas que oportunamente eligieron como marca de identidad el nombre “Las Ñatas”. Allí, Scioli firmará un acta compromiso para avanzar en cuestiones referidas a género.
