En las charlas –un par mano a mano, otras por teléfono– que a lo largo de 10 días mantuvieron Cristina de Kirchner y Daniel Scioli se exploró la fusión de la oferta K en una fórmula que hermane a los dos presidenciables: el gobernador como número uno y Florencio Randazzo como vice.
La variable brotó en medio de la paritaria personalísima que sostuvieron la presidenta y Scioli, y que delegó en Eduardo “Wado” de Pedro y Alberto Pérez los detalles y la dinámica diaria. Pero la tesis Scioli-Randazzo se licuó rápido. El ministro se resistió frente a la mínima insinuación y estalló cuando, el lunes, De Pedro le murmuró la posibilidad de que quede una sola boleta presidencial y que la encabece Scioli.
Fuegos
La unificación de personería detrás del gobernador –el candidato más competitivo del universo K– se soldó con varios fuegos: uno, relevante, fue el que dinamitó el pacto entre Mauricio Macri y Sergio Massa, y derivó en que el tigrense decida seguir en el ring, lo que –entienden en el PJ– dispersa el frente opositor porque Massa retiene, en esencia, voto anti-K.
El otro elemento se vinculó con el efecto primaria y el riesgo de que el más votado del FpV termine abajo, bastante abajo, de Macri, el más votado de Cambiemos. Hay un detalle: Ernesto Sanz y Elisa Carrió, sabedores de su rol de actores de reparto, no combaten al jefe PRO. La interna K, en cambio, alcanzó un nivel de virulencia no controlada desde el laboratorio de Olivos: Randazzo, Andrés “Cuervo” Larroque, Eduardo Jozami y Luis D’Elía llevaron el espadeo a un estadio que, entendió Cristina de Kirchner, era riesgoso y podía resultar costoso en el momento de amalgamar los votos de dos candidatos enemistados. “No podemos cometer errores en pelearnos entre nosotros, un error es un punto y acá se gana o se pierde por un punto”, alertó Scioli.
La reacción de Randazzo frente al planteo de “Wado” precipitó el trámite y su anuncio, y evaporó el resquicio que quedaba en la ruleta K de que el ministro aterrice de vice. El martes, luego de un acto en La Matanza, Scioli voló a Olivos para ver a Cristina de Kirchner; allí se ató la marca Scioli-Zannini. Se iba a presentar ayer pero incidió, además de la combustión de la metralla inter-K, el derrape del PRO en Santa Fe, que dio la oportunidad de moverse como espejos: mientras Macri pierde en el bastión que parecía marcar su expansión y Massa se refugia en un debate microclimático con José Manuel de la Sota, el FpV aplica cirugía brutal sin anestesia y define, para evitar rebeldías y chispazos, el muy peronista criterio de la boleta única.
Rabieta
La rabieta del chivilcoyano al trascender la novedad fue interpretada, en el ambiente protegido que es La Cámpora, como la certeza de que se evitó un problema futuro.
Randazzo, fascinado con su aventura presidencial, amenazó con renunciar a los honores y con dejar el gabinete de Cristina de Kirchner.
El ala talibán del randazzismo agitó la fantasía épica del renunciamiento, pero el clan mayoritario militó la resignación que ofrece un magistral premio consuelo: la gobernación.
A la tarde, hubo marchas y contramarchas, se anticipó un anuncio, luego un comunicado y más tarde, el ministro congeló su palabra hasta ayer. En su entorno primaba la voluntad de ir por la gobernación con lista única del FpV pero, entre la paritaria de Olivos y el malhumor, su decisión fue otra.
Anteanoche, Carlos Zannini, el vice bendecido, había inoculado suspenso entre los dirigentes que pasaron por su despacho a firmar papeles y negociar listas.
—¿Y Randazzo? ¿Baja a la provincia?, le preguntó uno.
—Se lo ofrecimos pero no sabemos cuál será su respuesta. Esperemos que acepte.
No contó, Zannini, que la novela completa incluía a De Pedro como vice bonaerense.
Antes, al mediodía, el ministro se había visto con Cristina de Kirchner en Olivos. A media tarde volvió a su despacho y abandonó la Casa Rosada antes de que, a las 17, aparezca Zannini y salude a la prensa con una poesía brutal y anticipatoria: “Acepto con orgullo el pedido de la presidenta”.
En un hombre que conoce el poder de fuego de las palabras y su redacción, que le haya agradecido a Cristina de Kirchner y no a Scioli puede computarse como una cuota de previsibles desplantes. Zannini había hablado, por teléfono, el martes a la noche con Scioli pero recién anteayer, al atardecer, se vieron mano a mano y escenificaron la primera cumbre de la fórmula. A principios de la semana que viene, con la fórmula ya registrada en la junta electoral del FpV, Scioli y Zannini, con el madrinazgo de Cristina de Kirchner, compartirán un acto de inauguración de un tramo de la Autovía 6.