Luego de que un excomisario fuera condenado a diez años de prisión en las últimas horas por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante contra su sobrina, ella, la escritora Belén López Peiró, celebró la sentencia dictada por un tribunal bonaerense en una columna en el diario español El País, que cierra con un propósito tan biográfico como literario: “Volver a la escritura para dar vuelta la página. Volver ahí donde encontré reparación. Yo a partir de ahora me dedico a escribir otra cosa”.
“Se acabó. Ya está. Terminó. C’est fini. Me liberé. ¿Qué más? Después de nueve años y una denuncia. Declaraciones, pericias psicológicas, viajes de ida y vuelta a comisarías, fiscalías, tribunales de la nación. Un expediente: 500 páginas. Dos abogados. Una procuradora. Una comisión de justicia. Terapia por 15 años. ¡La mitad de mi vida! “, repasa López Peiró (Buenos Aires, 1992), para quien la literatura se convirtió en el primer espacio tangible de justicia cuando publicó primero “Por qué volvías cada verano” (Madreselva) y después “Donde no hago pie” (Lumen).
Claudio Sarlo, quien abusó sexualmente de su sobrina reiteradas veces entre los 13 y los 17 años en la localidad de Santa Lucía (partido bonaerense de San Pedro), fue condenado el pasado 26 de diciembre a 10 años de prisión en suspenso y además deberá pagar 14 millones de pesos y no podrá mantener contacto con la víctima. Si bien podrá continuar en libertad al menos hasta que quede firme la condena, su sobrina encuentra cierta reparación en la letra de una medida judicial que llegó varios años después de cierta “reparación simbólica” que supo darle la literatura.
“Por fin, el 19 de diciembre llegó la audiencia de juicio. Y cinco días después, la sentencia. El veredicto del juez. Un juicio abreviado por el que luché para no declarar otra vez y otra vez, con el riesgo de perderlo todo. Y ahora lo digo bien, con todos los nombres que alguna vez no pude decir: Claudio Sarlo, excomisario de la provincia de Buenos Aires, tío político, padre de familia, abusó sexualmente de mí cuando era una niña y veraneaba en Santa Lucía, el pueblo donde nació mi madre. Abusó sexualmente de mí cuando todavía no sabía lo que era el amor”, cuenta la autora en el texto que publicó ahora en el diario español, en el que con un registro casi periodístico busca que la noticia salga a luz y trascienda las noticias del pueblo de Santa Lucía, donde tuvo cierto impacto.
“Escribí la columna principalmente porque quería dejar todo dicho ahí lo que quería decir para cerrar. Estoy bien, son unas semanas muy intensas. La noticia es importante: es un cierre y un alivio que esperaba hace muchos años”, sostuvo hoy López Peiró consultada por Télam.
“Es reparador el fallo sí, pero la escritura fue el lugar donde encontré mi reparación. Sin embargo, el veredicto del juez que adhiere a lo que en un primer momento denuncié sin dudas es también un alivio. Estoy escribiendo y creo que esto me va a ayudar a poder sentirme más liviana y crear esos otros universos con mayor libertad”, precisó.
En la columna, López Peiró reprodujo en el texto un largo párrafo de la sentencia que, aun con los códigos y tecnicismos judiciales, da cuenta del proceso de la Justicia cuando finalmente llega: “En la ciudad de San Nicola?s de los Arroyos, a 26 de diciembre de 2022, teniendo en cuenta el resultado arribado en las cuestiones tratadas anteriormente y el acuerdo alcanzado por las partes, en razón de lo prescripto por el artículo 399, segundo apartado del C.P.P., se resuelve dictar la siguiente, sentencia: I.- Condenar a Claudio Marcelino Sarlo como autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por resultar el autor encargado de la guarda y por haber sido cometido contra una menor de 18 años aprovechando la situación de convivencia preexistente con la misma, en forma reiterada, en concurso ideal con el delito de corrupción agravada por haber sido cometido por una persona encargada de su guarda, en los términos de los artículos 45, 54, 119 párrafos primero y segundo, agravados por las circunstancias contempladas en el párrafo cuarto apartados b) y f) y 125 tercer párrafo del Código Penal, a la pena de 10 años de prisión y la accesoria del artículo 12 del citado Cuerpo Legal, con la prohibición de mantener contacto con la víctima”.
En “Por qué volvías cada verano” la escritora narra el martirio que sufrió entre los 13 y los 16 años y que pudo denunciar en 2014. La novela, que circuló silenciosamente hasta que la actriz Thelma Fardin la mencionó como el estímulo que la ayudó a denunciar por violación al actor Juan Darthés en 2018, cuenta la trastienda horrorosa de sus vacaciones en San Lucía, adonde como resume el título del texto llegaba cada verano para pasar tiempo con sus primas y amigas, mientras sus padres se trabajaban en la ciudad.
El texto desenmascara al comisario de pueblo campechano, que apoyaba su arma sobre una mesa de luz antes de acechar a su sobrina, mientras intenta construir un refugio para diluir las injurias de quienes la desacreditan y al mismo tiempo desanclarse del lugar paralizante de víctima.
“Ir más allá, no seguir con el destino que se te es planteado cuando sufrís un abuso, porque claramente lo primero que pasa es que te sentís reducida, expropiada”, contó a Télam durante una entrevista en marzo de 2021.
“Donde no hago pie” retoma aquella tragedia personal pero la prolonga con una procesión de cancelaciones, alegatos indignantes y un testimonio que debe volver a dar una y otra vez, como si su voz quedara enmudecida ante el intrincado engranaje legal.
Ambos textos buscan denunciar no solo al tío abusador sino a la trama de silencios y estigmas que corroe todo intento de resiliencia: el entorno que niega o las instituciones que dilatan el juicio e impiden la sentencia.
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En forma paralela al intrincado camino judicial, creció la carrera de López Peiró, “Por qué volvías cada verano” se editó en España en la editorial Las Afueras y “Donde no hago pie” por Lumen. La autora, instalada en Barcelona, forma parte de la reconocida agencia Carmen Balcells. Su primera novela también fue publicada en Chile, México y Brasil, la traducción al italiano acaba de presentarse, la francesa llegará en septiembre y la versión en inglés saldrá en Reino Unido y Estados Unidos este año.
“Mi literatura tiene como materia la experiencia, es decir, qué pasa con las víctimas de abuso sexual, con las instituciones, los familiares y la intimidad, y si bien tiene un efecto reparador, ligado a la posibilidad de conocer y nombrar el dolor, aquello que está anudado en lo interior, es mucho más que narrar una escena personal y tiene que ver con registrar un proceso de profesionalización de mi escritura, de utilizar los recursos literarios aprendidos para adueñarme de mi historia y convertirla en materia de escritura”, sostuvo sobre el engranaje entre autobiografía y ficción que puso a funcionar en ambas obras.
“No sabía si era necesario o no escribir esto. Pero quise hacerlo yo antes de que lo haga otra persona. Volver a la escritura para dar vuelta la página. Volver ahí donde encontré reparación”, cierra el texto de la autora que promete que ahora sí podrá “escribir otra cosa”.
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