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Se agrava la crisis en Brasil: otro ministro de Salud que se va por los cruces con Bolsonaro 

Como su predecesor en el cargo, Nelson Teich no estaba de acuerdo con el manejo de la pandemia del presidente. Discrepaban en la apertura de la cuarentena que impulsaba el primer mandatario y en el uso de la cloroquina en los tratamientos del coronavirus

Con la llegada del otoño al Hemisferio Sur, la pandemia va mudando su geografía. Y no obstante tener un fabuloso clima tropical, Brasil va camino a convertirse en el nuevo foco mundial del coronavirus. Es que, en rigor, el factor climático no parece incidir aquí tanto como el manejo de la situación sanitaria de su presidente, Jair Bolsonaro, que provocó ya más de 14 mil muertes y la segunda salida de su ministro de Salud, en menos de un mes.

Nelson Teich, que había asumido el 17 de abril en reemplazo de Luiz Henrique Mandetta, notificó su salida ayer. Al igual que su antecesor, pegó el portazo manifestando disidencias con Bolsonaro en la gestión de la pandemia. El presidente había avisado en la semana que decretaría apertura de comercios -sin importar la opinión de epidemiólogos- y había instado a una vuelta al trabajo de los brasileros. “Debería hacerse el aislamiento vertical, cuidar de las personas del grupo de riesgo. Y el pueblo, a trabajar”, dijo el martes pasado. Al tiempo que defendió el uso de la cloroquina: “Muchos médicos en Brasil y en otros países entienden que debe ser usada desde el inicio, incluso sabiendo que no hay una comprobación científica de su eficacia”, advirtió. Según consigna el sitio periodístico “Brasil de Fato”, esta recomendación terapéutica habría sido lo que empujó la salida del ministro. El tratamiento con dicho fármaco aún está en modo de prueba en determinadas etapas de la enfermedad. Y aunque ha demostrado resultado con algunos pacientes, no asegura, de ningún modo la cura definitiva. En un mensaje publicado ayer en Twitter, el ahora ex ministro avisaba que puede haber efectos colaterales en algunos pacientes y que no se puede recetar a todo el mundo. Al mismo tiempo, Bolsonaro avisaba que va a cambiar el protocolo para que sea obligatorio el uso de cloroquina en todos los pacientes Covid-19. En reemplazo de Taich, llegaría un general que había asumido como viceministro.

Bolsonaro, además, se sigue mostrando en público sin barbijo ni prevenciones, anduvo en jet ski el último fin de semana y hasta prometió realizar un asado masivo, que al final no realizó, a modo de burla de las políticas de distanciamiento.

Ramiro Dulcich, académico argentino y profesor de la Universidad Federal Fluminense, analizó desde Brasil los últimos acontecimientos: “Acá el gobierno te dice que se va a contagiar el setenta por ciento de la población, que algunos se van a morir lamentablemente. No te van a decir ‘No salgas’ o lo que un Ministerio de Salud haría si tiene que cuidarte. Al no tener margen para definir criterios clínicos, vuelve a caer el ministro. El resultado es que tenemos ahora 40 veces más muertos que la Argentina, con una población cinco veces más grande. Es como si allá, en proporción, hubieran muerto 2.500 personas por el virus. Claro que sería un problema político. Por eso digo que estamos en el medio de una caminata que no sabemos dónde termina”.

Dulcich agregó: “La propuesta de quienes creemos en un modelo de inclusión, hoy es la de cuidarnos, como modo de enfrentar una pandemia que está claro no tiene un tratamiento y que golpea más a los más vulnerables. Aquí hubo un buen sistema de salud en época de Lula, pero que se fue desfinanciando en los últimos años. Entonces, sin instalaciones sanitarias suficientes si esto se desborda todavía más, y sin vacuna o remedio que demuestre su eficacia, de lo que se trata es de defender el distanciamiento social y el menor movimiento posible, aunque tenga impacto económico. Las grandes empresas de San Pablo, por ejemplo, presionan mucho por esto último”.

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