por gabriel pennise
Tres partidos completarán la octava fecha del fútbol argentino. Sin ánimo de caer en exageraciones dos técnicos se juegan el puesto, Diego Simeone y Ariel Cuffaro Russo. Mientras que para Colón será una prueba de carácter, luego de perder por paliza ante Banfield en el sur del Gran Buenos Aires.
En la pelea por el descenso Chacarita y el empuje loco, cargado de optimismo, que propone Fernando Gamboa, visitará al apático San Lorenzo del Cholo Simeone. Previo a la derrota contra River (algo inusual por estos tiempos) se recuerda el grito desencajado del Cholo en el gol que le dio la victoria a su equipo ante Tigre, de cara a su platea (en realidad a la platea de San Lorenzo) y con los puños apretados en clara postura de rebeldía adolescente. Para saber si Chacarita tiene aguante en serio para quedarse en primera, o para ver si el juvenil Simone sigue dirigiendo al Ciclón, se jugará el primer partido de la jornada. Claro que un empate, seguro que dejará todo como está.
«Es el partido de la vida» dijo el verborrágico Cuffaro Russo refiriéndose al juego contra Gimnasia. Es cierto que es importante, pero la vida es larga y sería miserable imaginar que sus jugadores no van a participar de un partido más importante que este. Una exgaeración propia de un entrenador desesperado. Todos los partidos que jueguen Gimnasia, Central, Racing, Atlético y Chacarita tendrán ribetes de final. Es natural que enfrentarse entre ellos los hace dramáticos, pero la vida es larga para tratar de definir todo en un juego, antes de llegar a la mitad del torneo. Clarito, no.
¿Y Colón? Que pasó con el equipo orquesta que rápidamente comenzó con los ensayos para la demorada vuelta olímpica (lleva 105 años de vida). Luego del extraordinario fracaso en la fase previa de la Copa Libertadores, perdiendo ante Universidad Católica de Chile, Antonio Mohamed pasó a ser un técnico terrenal. Casi del montón. Bueno hoy, ante Arsenal y después de la lección de fútbol que le propinó Banfield tendrá la chance de recuperarse. Sin el peso de ser puntero, quizás rinda mejor porque plantel para pelear seguro que tiene.