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Se conoce en Cine.ar “Con nombre de flor”, una historia de militancia trans

En la película dirigida por la realizadora mendocina Carina Sama, que forma parte de una trilogía, Malva, una travesti de 95 años que supera ampliamente el promedio de vida de esa comunidad en la Argentina, cuenta su dura y fascinante historia

Con nombre de flor nace de la alegría de encontrar una travesti de 95 años cuando la edad promedio de una travesti es de 35. Malva cuenta una historia de invisibilidad y criminalización de las personas trans, no permitiendo su libre tránsito y por ello negando el acceso a la educación y la salud”, dice la realizadora audiovisual mendocina Carina Sama acerca de las motivaciones de su nuevo film que se estrena este viernes.

Fue durante un año y medio que Malva contó su vida ante una cámara. Ella vivía en un hogar de ancianos en la provincia de Buenos Aires y tenía los achaques de una vejez que comenzaba a estorbarle. Conservaba su casa en Villa Urquiza a la que iba los fines de semana, donde tenía pruebas de su vida, como el cruce a pie desde su Chile natal, abandonando sus raíces, creando otros mundos. Cocinera, escritora y vestuarista, Malva, con 95 años, era una travesti que superaba en tres la vida trans.

“Malva falleció una semana antes de comenzar con la película que soñábamos”, apunta la directora en el parte de prensa que anuncia el estreno del film, señalando que en aquellas charlas, «ella mostró en su propio cuerpo a un Estado no sólo ausente, sino represor; algo que contrasta con las redes entretejidas por la comunidad trans convirtiéndolas en una hermosa y divertida familia”.

Malva cuenta su historia desde los años 40, corroboradas con sus 204 fotografías que la muestran desde 1945 hasta los 80. “Con una lucidez poco habitual nos narra su vida. Es un ejemplo de vida que nos puede hacer valorar que la diversidad nos hace crecer como especie”, apunta el escrito que también adelanta que el film contará con subtitulado para sordos y sordas, realizado por Percepciones Textuales, por el premio obtenido por el documental en el Festival Internacional de Cine por los DDHH.

“Si soñamos con infancias libres tenemos que permitir que les niñes vivan sobre una variedad identitaria múltiple ya que somos muy diferentes. Volvernos a soñar no binaries como antes de la conquista europea y expresar lo que se siente más allá de lo sexual. Todes nos estamos perdiendo esas libertades”, apuntó Sama a la agencia de noticias Telam en una extensa charla en la que, consultada sobre la génesis del film, relató: «En el estreno de mi primer documental, Madam Baterflai, la gente de Diversidad Sexual de Nación me entregó en mano un libro publicado por el Centro Cultural Rojas llamado Mi recordatorio y me dicen: «Este es tu próximo documental», casi a modo de juego. En Argentina la edad promedio de una travesti, aun después de la Ley de Identidad de Género, es de 37 años, y encontrar a alguien de más de 90 era la evidencia viva que había visto la sistemática persecución que provocaba la estadística».

Fue a partir de ese libro que Sama conoció a Malva. «La llamé y accedió a conocerme. En paralelo hablé con Marlene Wayar (activista trans y autora del libro Travesti: Una teoría lo suficientemente buena) para que me diera algunos tips para congeniar, ya que no era fácil. Malva había trabajado en El Teje, una hermosa revista que dirigía Marlene en el Centro Cultural Rojas. Luego, fui a la residencia y cuando escuchó mi acento mendocino hicimos empatía inmediatamente. Aunque solo había vivido tres años en la provincia, se sentía mendocina», contó la realizadora.

En las charlas con la directora, Malva relató su vida y se enseño más de doscientas fotos «que son una joya». «Las imágenes la muestran en situaciones que se sabían pero de las que no había imágenes que constataran aquellos hechos, como las fiestas en el Tigre o los carnavales, desde un punto de vista diferente. El material que había realizado hasta el momento era solo de investigación, sin prestar mucha atención a determinados encuadres y creyendo que no había mucho problema según mi aprendizaje heteronormativo. Pero cuando Malva fallece, para recuperarme del impacto hice un armado cronológico junto a las fotografías que tenía y eso ya era una hermosura, algo que pocas personas conocían y se lo mostré a la Wayar. Apenas lo ve me dice: «Malva siempre se puso en escorzo. Manejó su pose por sobre tu mirada» y a partir de esa frase iniciática, el documental no es solo su historia, sino mi propio cambio a través de su mirada», reconoció Sama y agregó: «Quizás ese gesto pueda ser un punto de vista escorzado para impulsarnos a modificar lenguajes o al menos dispositivos de una narrativa cinematográfica anquilosada o proponer formas de expresarnos en subjetividades transfeministas que nos abran y muestren cómo transitar ese margen, esa frontera sin territorios y nos lleven a un mundo no binarie, para así lograr infancias libres».

«Malva no se sentía activista, solo la portación de esa longevidad se la daba», apuntó la realizadora que aseguró: «En el único momento que Malva baja la guardia es cuando reconoce que comienzan los cambios en la época de Néstor (Kirchner) y lo profundiza Cristina (Fernández). Le cuesta mucho decirlo desde su voz tan antiperonista. Todas las reivindicaciones que pudo ver, siempre recordando a quienes ya no están, las vio a partir de Néstor; logró vivir en una residencia hermosa en Bella Vista, obtuvo una jubilación mínima con la que podía mantenerse y escribir, pero sobre todo era tratada como una persona. Para alguien que la sociedad había hecho dudar de su existencia eso fue un paso gigantesco».

Carina Sama estudió diseño industrial en UNCuyo y cine en la Escuela Regional de Cine y Video de Cuyo, al tiempo que realizó una Maestría en Periodismo Documental en la UNTreF, donde es parte de grupos de investigación de estudios de género. Durante los 90, perteneció al grupo de artes visuales mendocino Minas de Arte para el cual realizó numerosas muestras en Mendoza y Buenos Aires. Al mismo tiempo comenzó su trabajo en cine participando de la realización de numerosas publicidades y de más de 40 largometrajes y series nacionales y extranjeras siendo asistente de dirección de reconocidos directores como Eliseo Subiela y Adolfo Aristarain, entre otros.

Su primer documental, Madam Baterflai (2013), participó en importantes festivales de cine, ganando numerosos premios y menciones especiales, y actualmente se encuentra desarrollando La Paloma, una película que completará la trilogía documental de temática trans que lleva adelante en los últimos años. «Desde hace años estoy trabajando en otro documental sobre una de las protagonistas de Madam Baterflai, Paloma León. A Madam… la hice de la manera aprendida, en Con nombre de flor me di cuenta que era incompatible poner la cámara y el oído de forma heteronormativa cuando lo que se ve o se escucha está en los márgenes. En La Paloma, la última de la trilogía, le propuse a la protagonista que ella hiciera la cámara, viendo lo que quiera ver, contando lo que desee, yo solo propongo preguntas sobre la cárcel y su vida rural, casi a modo de bio-video-correspondencia», adelantó Sama.

Para agendar:

Con nombre de flor tendrá su estreno este viernes, a las 18, con repeticiones el sábado a las 6 y a las 12 en Cine.ar TV. También estará disponible desde el día de su estreno en la plataforma del Incaa, Cine.ar Play

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