El cortometraje animado Un oscuro día de injusticia, que dirigió la dupla argentina Daniela Fiore y Julio Azamor narrando desde técnicas artesanales las últimas horas en la vida de Rodolfo Walsh, tendrá su estreno mundial este lunes a las 23 por la Televisión Pública y al día siguiente sabrá si queda entre la decena de filmes aspirantes a un Oscar en su categoría.
«Tenemos todas las esperanzas de seguir avanzando porque se trata de una historia fuerte y lamentablemente presente que esperemos que el muy variado jurado de la Academia de Cine pueda apreciar», comentó a Télam la realizadora Fiore.
El peso histórico y testimonial de la figura del periodista y escritor detenido-desaparecido por la dictadura cívico-milital desde el 25 de marzo de 1977 se recrea en los 10 minutos del film donde se narra el último día de Walsh con vida que podrá verse este lunes a las 23 a través de la pantalla de la Televisión Pública.
Sin textos ni diálogos, el cortometraje realizado en papel y tinta china y con una protagónica y atractiva música de Maximiliano de Luccas, Joaquín Apesteguia y Luciano Alba, se dramatiza el momento en que el autor de Operación masacre remite su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar y cae a manos de las fuerzas represivas.
El logrado material artístico ganó lauros en los festivales de Cine Latinoamericano de La Habana (donde se estrenó en diciembre de 2018), el afamado encuentro de animación Chilemonos (que le dio el pasaporte a la preselección por el Oscar), el de Cine Político de Argentina, el Internacional de Cine de Derechos Humanos, el de Cine Silente en México y el de Cinelatino de Toulouse, entre otras citas.
Gracias al premio conseguido en Chilemonos en octubre pasado, logró ingresar en el listado de cortos animados Calificados donde figuran otros 95 títulos de todo el mundo, entre ellos, generados por gigantes de la animación como Disney y Netflix.
Este martes se conocerá la lista corta de preseleccionados, instancia previa a la nómina definitiva a revelarse el 15 de marzo y así llegar a la ceremonia a realizarse el 25 de abril en el Teatro Dolby en Hollywood.
«Muy pocos festivales habilitan para calificar a los Oscar pero el de Chile es uno de ellos y esa es una vía como también lo es proyectar los cortos animados en un cine especial de Los Ángeles», contó la cineasta sobre la experiencia, inédita para una producción audiovisual argentina.
Sin embargo, el camino presentó otras complejidades ya que, repasó: “Llegar a este primer listado requirió hacer toda una presentación especial con determinadas condiciones y calidades que por suerte pudimos cumplimentar y así calificamos entre 96 cortos y donde solamente hay otros dos sudamericanos realizados en Colombia y Brasil”.
Un oscuro día de injusticia reunió como realizadores a Fiore (autora del largometraje documental Imaginadores, de 2008) con Azamor (historietista y animador especializado en figura humana) después de reunirlos en la productora de animación Mutan.TV.
El corto oscarizado parte de idea original de Julio Miguel Azamor (padre del animador) que publicó un texto al respecto en la revista La mirada cautiva, del Museo del Cine, y contó con guión del propio autor junto a Fiore.
«Para encarar el cuento, Julio (padre) hizo toda una investigación que permitiera expresar el cariño de Walsh a la mujer, cuánto extraña a la hija y el momento en que confecciona y poner a circular su carta a las Juntas», resumió la realizadora.
“Todos admiramos la obra de Rodolfo pero el corto surgió y fluyó por sí mismo y creo que logramos transmitir algo que va más allá de él pero que además funciona como una manera de homenajearlo”, señaló Fiore y agregó: “Logramos un relato poético, dramático y sentimental como una manera interesante de contar este cuento desde un arte bastante llamativo. Trabajos con papel y tinta china, que son elementos en desuso porque se reemplazaron por la tableta gráfica. Acá usamos casi 12 mil hojas para un corto de 10 minutos y quedamos muy conformes”.
Respecto al uso de esta técnica, que le lograría una candidatura al Oscar, la realizadora explicó: “Básicamente a que pudimos hacerlo porque Julio Azamor dibuja como los dioses. Pero además fue parte de una búsqueda creativa que ya no es tan habitual en la que incorporamos la tinta como elemento para tender puentes con la figura del escritor, con la persona que usaba la palabra escrita para expresarse”.