El músico Juan Farías Gómez, conocido como “El Chango”, de quien este martes se cumplen 10 años de su muerte, fue una figura central en la renovación de la música popular de raíz, a la que en 50 años de trayectoria aportó un sonido audaz y moderno que resuena hasta hoy, sin alejarse nunca de lo popular.
A lo largo de su vida creó agrupaciones como Lo Huanca Huá, el Grupo Vocal Argentino, Músicos Populares Argentinos (MPA) y La Manija; también fue arreglador, percusionista, guitarrista, cantante, docente y productor de trabajos como el entrañable “Corazón libre”, de Mercedes Sosa.
Nació en 1937 en Santiago del Estero y fue criado en el barrio porteño de San Telmo en el seno de un hogar culto: era el hijo mayor del folclorista “Tata” Farías Gómez y la compositora Pocha Barros, y hermano de Marián, Bongo, Pedro (todos músicos) y Mariano (quien se dedicó a las artes plásticas).
Militante peronista, llegó a ser Director Nacional de Música (1989-1992) y legislador porteño (2003-2007); murió a los 73 años a raíz de un cáncer que arrastraba desde hacía años, enfermedad que no le impidió continuar con una intensa actividad musical.
Su primer grupo se llamó Los Musiqueros, que integró a los 16 años junto a Mario Arnedo Gallo y Hamlet Lima Quintana.
En 1960 formó Los Huanca Huá con su hermano Pedro, Hernán Figueroa Reyes, Coco del Franco y Guillermo Urien, donde propuso nuevas normas para la interpretación vocal a partir de arreglos vocales complejos. Al conjunto luego se sumó su hermana Marián Farías Gómez, en reemplazo de Figueroa Reyes.
El Chango se caracterizó por unir siempre una fina concepción musical y arreglística con una fe transformadora y un profundo amor por lo popular.
En 1964 creó el Grupo Vocal Argentino, en 1975 creó un trío con Kelo Palacios y Dino Saluzzi, pero la irrupción de la dictadura militar en 1976 lo obligó a exiliarse en España y luego a Francia.
A su regreso, el Chango formó en 1985 Músicos Populares Argentinos (MPA), una agrupación en la que reunió a jóvenes talentos como el Mono Insaurralde, Verónica Condomí y Peteco Carabajal, volviendo a marcar las coordenadas de la renovación folclórica durante la recuperación democrática.
En 1993 formó el grupo La Manija, inclinado a ahondar en las raíces africanas e hispanas de la música argentina.
En 2003 editó su primer trabajo solista, Chango sin arreglo, que de algún modo sintetiza su identidad musical: en él, vuelve a su conocimiento de la música argentina, pero animándose a romper con las estructuras formales del género.
En este disco, que en su arte de tapa muestra a un ekeko (“abundante” y “peronista”) con el rostro y los anteojitos del Chango, se escucha por primera vez su voz -áspera y cálida a la vez- en el rol protagónico de tradicionales del folclore como “Zamba del Carnaval”, “Zamba del grillo”, el tango “Vieja viola” y “Te recuerdo Amanda”, de Víctor Jara; muchas de ellas acompañadas por instrumentaciones austeras y otras con sus particulares bases rítmicas y armónicas.
En su largo camino compartió escenarios junto a Mercedes Sosa, Peteco Carabajal, Lito Vitale, Teresa Parodi y Antonio Tarragó Ros. Además, compuso música para películas y obras teatrales, y fue profesor de ritmos folclóricos.
En el último tiempo lideró Los Amigos del Chango, formación que se definía como una “orquesta popular de cámara que interpreta música argentina”, con la que tocaba semanalmente en el Teatro del Viejo Mercado en el barrio porteño del Abasto y que tras su partida siguió tocando.
Además, tenía un programa radial en la FM Nacional Folclórica 98.7.
El Chango Farías Gómez, cuya presencia fue clave para construir una nueva sonoridad en el folclore, falleció el 24 de agosto de 2011 a los 73 años dejando una huella imborrable en la cultura argentina.