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Se cumplen 47 meses de la desaparición del pequeño Maxi Sosa en Ceres

Maxi Sosa fue visto por última vez en 2015 cuando tenía tres años. La abuela y su pareja están detenidos. La investigación pasó a la Justicia Federal a mediados del año pasado. A casi 4 años, su desaparición sigue siendo un misterio.

Este jueves se cumplen 47 meses de la desaparición del pequeño Maxi Sosa en el aislado barrio Juan Pablo II de Ceres, ciudad del departamento San Cristóbal ubicada a unos 400 kilómetros al norte de Rosario. El caso pasó al fuero Federal a mediados de 2018 luego de que la fiscal del Ministerio Público de la Acusación Hemilce Fissore, quien investigó la trama junto a su par adjunta Silvina Verney y el fiscal Diego Vigo, planteara ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación que «había pruebas suficientes para creer que se trata de un hecho de trata de personas».

El pequeño fue visto por última vez la tarde del 21 de diciembre de 2015 en la cuadra de la casa de su abuela, en el barrio Juan Pablo II, un vecindario de sólo dos cuadras en donde «viven familias con niños en situación de extrema fragilidad», según publicó un informe periodístico realizado por Ceres Diario. El niño, que tenía por entonces tres años, se había quedado al cuidado de su abuela porque su madre estaba dando a luz en el hospital de esa ciudad.

En mayo de 2018, cuando la investigación aún estaba en manos de la Justicia provincial, la Policía Federal elaboró dos fotografías de Maximiliano Sosa que como seria en la actualidad

 

Otro detenido

La Policía Federal allanó a finales de septiembre de este año una vivienda de Barrio Matheu en Ceres y detuvo a un hombre por orden del juez que interviene en la causa de la desaparición del pequeño Maxi.

El detenido, Pablo Américo L., fue llevado esposado por los agentes federales. Los efectivos secuestraron una camioneta y un auto de alta gama y también una motocicleta de alta cilindrada, informó Ceres Diario. La orden de allanamiento y detención fue emitida por el juzgado federal a cargo de Miguel Abásolo.

Daniela Sosa, madre de Maxi habló tras la detención de Américo P. y dijo “haberlo sentido nombrar” pero que no lo conoce personalmente.

Tras los allanamientos realizados por los agentes federales, la mujer dijo estar “desorientada”.

“No entiendo por qué no hay información, que después salta alguna información y todo queda en la nada. Mucha gente me apoya pero mucha información no tengo, no me pasan. Para mí falta más que se pongan un poco más las pilas, pasan meses, semanas, años y siempre lo mismo”, dijo en diálogo con Carlos Mehaudy en Estilo EME.

Maxi y una herida que no cierra

El relato de los familiares fue que la tía dormía la siesta, su abuela fue a visitar a la mamá del niño y al regresar ya no encontró a Maxi en la casa. Con esas declaraciones, una hipótesis es que el niño podría haberse caído en una cava cercana a la vivienda, pero la búsqueda no dio resultado. Ni allí, ni en los alrededores.

El caso dio un giro resonante un año después: la Agencia de Trata de Personas de Santa Fe realizó entrevistas y escuchas telefónicas que direccionaron sospechas y terminaron con las detenciones de su abuela y la pareja de ella, quienes aún continúan con prisión preventiva.

“La mujer investigada (de 41 años al momento de los hechos) y un hombre mayor de edad (de 37) con el que convivía sustrajeron al menor por entonces de 3 años del poder de su madre sin su consentimiento, lo retuvieron y lo ocultaron para luego desplazarlo a un destino desconocido, por lo cual todavía no se ha podido dar con el paradero del niño”, fue la conclusión a la que llegó la fiscal Hemilce Fissore.

 

El pase al fuero federal

La fiscal provincial Hemilce Fissore pidió entonces el pase de la causa al fuero federal ante la presunción de un hecho de trata. La Corte Suprema de Justicia de la Nación le dio la razón y ordenó que la Justicia Federal de Rafaela investigue la desaparición de Maximiliano Sosa.

En octubre del año pasado, el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de un millón de pesos a quien aporte datos que permitan avanzar en la investigación.

 

Juan Pablo II, un barrio marcado por la pobreza

«El barrio se encuentra aislado del resto de la población de Ceres, ya que lo separan más de 500 metros de la última calle de la ciudad, linda con el Paseo de la Vida, con el campo y tiene salida directa a la ruta 34”, señala un informe hecho por Ceres Diario en colaboración con los vecinos. Juan Pablo II es, en realidad, una fila de casas levantadas a ambos lados de apenas dos cuadras de una calle de tierra mejorada.

“En el lugar hay 33 viviendas que en la mayoría de los casos son precarias. Allí viven 47 familias con al menos 51 niños menores de 15 años. Estos datos muestran un barrio superpoblado y con una gran cantidad de pequeños que se crían en muchos casos en estado de extrema precariedad”, agrega el informe periodístico.

Los vecinos no se quejan por problemas de robos o arrebatos dentro del radio del barrio, aunque reconocieron al periódico que en los últimos tiempos “hay consumo de drogas”.

Otro dato que destaca el informe es que “la mayor parte de las familias reciben asistencia de alimentos y ropa por parte de la Iglesia, como también de trabajadores sociales de la Municipalidad que llegan al barrio muchas veces para ayudar a familias donde hay niños en estado de vulnerabilidad”.

 

 

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