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Se cumplen 56 años del bombardeo a Plaza de Mayo

El ataque del 16 de junio de 1955 sobre la Plaza de Mayo, que dejó más 300 muertos y cientos de heridos, se inscribe en la serie de masacres provocadas por la violencia oligárquica durante el siglo XX en la Argentina.

Un día como hoy, en 1955, un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno de Perón intentó asesinarlo y llevar adelante un golpe de estado. Si bien fracasaron en su propósito, varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Aviación Naval, bombardearon y ametrallaron Plaza de Mayo causando la muertes 308 personas.

Precedido por las represiones de la Semana Trágica en Buenos Aires en 1919 y a los obreros huelguistas de la Patagonia en 1921, el bombardeo de junio de 1955 fue el prólogo del golpe que el 16 de septiembre del mismo año derrocó al presidente Juan Domingo Perón.

La masacre de junio de 1955 tiene también “una continuidad política y en sus componentes personales” con el golpe del 24 de marzo de 1976, como señaló el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, al presentar en 2009 los resultados de una investigación sobre el bombardeo a Plaza de Mayo.

Según la investigación del Archivo Nacional de la Memoria, el bombardeo del 16 de junio de 1955 provocó la muerte a 308 personas, la mayoría civiles, y fue perpetrado por más de 30 aviones de la Marina y la Aeronáutica, bajo órdenes de un grupo dirigente cívico-militar.

 

La reconstrucción histórica, que era una antigua deuda, llevó dos años de consultas a fuentes como los registros de cementerios, de hospitales y policiales, partidas de defunción y entrevistas a familiares de las víctimas y testigos presenciales.

Entre los jefes y los ejecutores de la masacre, muchos fueron golpistas en 1951, 1955, 1966 y también en 1976, punto de partida del terrorismo de Estado durante de la última dictadura.

El coronel (R) Julio Telmo Pereyra, declaradamente hostil al peronismo, relató en 2005 al matutino La Nación qué vio aquel 16 de junio de 1955 desde el piso 13 del Edificio Libertador y más tarde, tras el bombardeo, en la Plaza de Mayo.

“Desde ese lugar, pude observar los desastres del bombardeo, el ataque de los marinos desde la plaza Colón, así como las actividades de Perón y el general Franklin Lucero dentro del Edificio Libertador”, relató.

Una vez concluida “la primera oleada del bombardeo”, añadió, “el espectáculo era dantesco. Los cadáveres yacían tirados frente a la Casa de Gobierno, dispersos en el pasto. Había muertos por todos lados y un trolebús incendiado con gente atrapada adentro”.

 

El diario Clarín, escribió al día siguiente: “Las palabras no alcanzan a traducir en su exacta medida el dolor y la indignación que ha provocado en el ánimo del pueblo la criminal agresión perpetrada por los aviadores sediciosos que ayer bombardearon y ametrallaron la ciudad”.

El joven Ernesto Guevara escribió desde México una carta a su madre, fechada el 20 de julio de 1955, en la que decía que “para quienes no hay escapatoria posible ante la historia es para los mierdas de los aviadores, que después de asesinar gente a mansalva se van a Montevideo a decir que cumplieron con su fe en Dios”.

Dos meses después del bombardeo, el golpe del 16 de septiembre de 1955 derrocó al gobierno constitucional de Juan Perón y estableció el régimen de la llamada “Revolución Libertadora”.

Perón estaba en el noveno año de su presidencia: había asumido en 1946 con el 56 por ciento de los votos e iniciado el segundo mandato con el 62 por ciento.

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