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Se deteriora la salud de la elefanta Pelusa en zoo platense

El equipo veterinario del Jardín Zoológico de La Plata y los especialistas del Santuario de Elefantes de Brasil junto a la Fundación Franz Weber, mantienen un continuo seguimiento de salud del paquidermo, que presentó una desmejoría y señales de deterioro y dolor

El equipo veterinario del Jardín Zoológico de La Plata y los especialistas del Santuario de Elefantes de Brasil junto a la Fundación Franz Weber, mantienen un continuo seguimiento de salud de la elefanta Pelusa, emblema del zoológico platense, que presentó una desmejoría y señales de deterioro y dolor, se informó este lunes.

En ese sentido, se le brindaron calmantes, más allá que se evidencia un cuadro irreversible de su situación, de acuerdo al análisis de los especialistas.

Se la mantiene hidratada y aislada térmicamente dentro de una carpa, con mantas y calefacción de exteriores.

Además, sus cuidadores y el personal veterinario que la ha asistido todos estos días la acompañan a sobrellevar este difícil momento.

La elefanta Pelusa, ícono del Zoolígico de La Plata, padece desde hace 5 años una enfermedad (pododermatitis crónica) en sus patas traseras.

Esto es común en elefantes que se encuentran en cautiverio y se origina por la imposibilidad de poder caminar grandes distancias, como debería hacerlo un animal de su especie en condiciones de libertad.

A raíz de esta afección, Pelusa hacía dos años que no se recostaba a dormir, ya que esta enfermedad -entre otras cosas- le genera la imposibilidad de poder levantarse por sus propios medios.

Es por ello que el animal descansaba de pie, lo cual le generó un gran cansancio a lo largo del tiempo.

En 2017, por primera vez en su vida se le realizó un estudio de alta complejidad para diagnosticar más profundamente su estado de salud.

A su vez, con el objetivo de poder brindarle una mejor calidad de vida, en los últimos dos años se colocó un piso de goma y calefacción en su recinto.

También se amplió al doble el tamaño del ambiente exterior para poder promover su movilidad y se estableció una estricta dieta, lo que le generó un aumento en su peso de 250 kilos.

Todas las actuaciones desarrolladas por los especialistas y el personal interviniente en el cuidado de Pelusa han sido comunicadas a la Fiscalía especializada en maltrato animal, a cargo de Marcelo Romero; la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Guido Lorenzino; y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, a cargo de Florencia Barcia.

«Estamos ante sus últimos días»

El director del Santuario de Elefantes de Brasil, Scott Blais, aseguró que «todo indica» que la elefanta Pelusa, emblema del zoológico platense que tiene una enfermedad en sus patas traseras desde 2014, «está en la etapa final de su vida».

En un comunicado de la Municipalidad de La Plata, se precisó que Blais arribó a la ciudad para poder asistir y colaborar con los especialistas y veterinarios del Jardín Zoológico, el Santuario y la Fundación Franz Weber, quienes venían realizando un seguimiento del estado de salud del animal.

El sábado pasado Pelusa se acostó luego de permanecer dos años parada, y ya no volvió a levantarse, por lo que los especialistas mostraron preocupación, ya que ello denota un desmejoramiento en su ánimo.

Desde la comuna montaron una carpa para proteger al paquidermo del rocío y del frío, lo cubrieron con mantas y entibiaron el ambiente con varios calefactores de pie, al tiempo que el equipo de profesionales se mantuvo a su lado de manera permanente.

El equipo veterinario del zoológico y los especialistas de la Fundación Franz Weber, con Scott Blaise al frente, advirtieron que «si ella no presenta signos de querer levantarse, no debe ser forzada a hacerlo; la experiencia en casos similares ha demostrado que ese curso de acción puede entrañar riesgo de muerte».

Blaise sostuvo que «desde hace dos años no se puede recostar, lo que puede ser agotador para un elefante, causar más daño, más dolor porque no puede liberar la presión de sus patas».

Añadió que «antes de ayer a la mañana nos avisaron que Pelusa se encontraba en el piso. Parecía que finalmente era momento para dejarla reposar. Nuestra esperanza era que solamente necesitara descansar, que pudiera tener seis, ocho, diez o doce horas para relajarse y recuperarse, y finalmente recuperar sus energías para pararse».

«Lamentablemente, esto no fue en la dirección que deseábamos. Ayer por la tarde comenzó a mostrar menor respuesta a los estímulos. Su torrente sanguíneo y los valores de los análisis comenzaron a desmejorar. En este punto, todo indica que el elefante está en la etapa final de su vida», agregó.

Planteó que «ahora, nuestro objetivo es honrar a Pelusa. Ella es la razón por la que estamos acá. Tratamos de tenerla lo más confortablemente posible. Siempre puede haber un milagro pero en este punto creo que estamos ante los últimos días de Pelusa».

El experto explicó que «este es el resultado del cautiverio: 50 años en este espacio que es completamente insuficiente ya que no permitió la estimulación física, psicológica ni emocional», no obstante lo cual resaltó que «sus cuidadores están completamente dedicados a ella, la adoran, quieren hacer todo lo posible pero es muy difícil luchar contra lo que genera el cautiverio».

Blaise sostuvo que «el deseo egoísta de querer ver animales en un zoológico, es lo que causa situaciones como ésta y no sólo con elefantes, hay muchos animales sufriendo en cautiverio».

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