En 2012 Alejandra Butticé y Loreley Flores entraron a una clínica de fertilidad de Rosario. Faltaba un año para que el Congreso sacara una ley que obliga a las obras sociales y prepagas a cubrir los tratamientos. Ellas superaron el miedo a ser rechazadas y hoy crían a mellizas. Desde la ley se duplicó la cantidad de tratamientos de fertilización asistida. La comunidad gay le gana cada día más al prejuicio y la desinformación. También las mujeres sin pareja. “Es su derecho y tienen que hacerlo valer”, contó el especialista, Julio Colabianchi a El Ciudadano. La mayoría de los tratamientos son de alta complejidad. Aseguran más de un 50 por ciento de éxito. Las clínicas también trabajan con un diagnóstico celular que aumenta las chances, pero cuesta hasta mil dólares por embrión y no está incluido en la cartilla de las prepagas.
Antes de todo
Alejandra quedó embarazada en enero de 2013 por inseminación artificial, un tratamiento de baja complejidad y con alta chance de que tuviera más de un bebé. Así fue. Nacieron mellizas. Hacía un tiempo Alejandra quería ser madre y junto a Loreley vivieron la estimulación hormonal, los 20 minutos de la inseminación de un donante anónimo tomado en un banco de esperma, y las 36 semanas de gestación. Las mellizas nacieron en el Hospital Italiano y estuvieron un par de días en neonatología. A fin de año la pareja llevó la nueva familia al especial de Navidad de Canal 3. Contaron su experiencia al padre Ignacio Peires, moderador de los encuentros televisivos. “Ser madre fue una de las decisiones más importantes de mi vida. Somos militantes y celebramos la ley”, contó Alejandra. Desde 2013 las obras sociales y prepagas deben cubrir tratamientos de fertilidad. “Con la ley cayó el prejuicio general y la comunidad llega cada vez más a los consultorios. Es ley y su derecho”, agregó el médico especialista, Julio Colabianchi.
Avances
Los tratamientos salieron al público a fines de la década del 60 en Europa y Estados Unidos. Tenían poco éxito: un 7 por ciento. A principio de la década del 90 atrajeron a las parejas que podían pagarlo en Argentina. No era barato. Tampoco lo es ahora. Lo que cambió es que en 2013 el Congreso Nacional aprobó la ley 26.862. En algunos casos cubren la totalidad. En otros menos del 50 por ciento de los medicamentos que estimulan la ovulación de la mujer.
La obra social de los empleados del Estado provincial, Iapos, instaló el Programa de Reproducción Humana Médicamente Asistida. La cobertura incluye procedimientos de alta y de baja complejidad, desde inducción a la ovulación, inseminación artificial intrauterina (IAIU), fertilización in vitro (FIV) e inyección intraplasmática de espermatozoides (ICSI). Además, cubre procedimientos de criopreservación de gametos y embriones, y la utilización de gametos heterólogos. En todos los casos incluyen los medicamentos. Pueden acceder parejas convivientes –matrimonio o concubinato certificados– con incapacidad para gestar un hijo, que no toman medidas anticonceptivas y con infertilidad médicamente diagnosticada. Ambos tienen que ser afiliados, dar el consentimiento y ser mayores de edad. Iapos priorizará a las parejas que no tengan hijos previos en común. No autorizan cuando la mujer tiene enfermedades crónicas que pueda agravarse con un embarazo o enfermedad de transmisión vertical aguda.
Para Colabianchi la normativa, a la que adhirió Santa Fe, contrarrestó uno de los problemas de las parejas que sufren trastornos de fertilidad: el económico. Según Diego Iglesia, del instituto Proar, otra de las cinco clínicas en Rosario, las causas se reparten estadísticas en: un tercio femenino, un tercio masculino, un tercio mixto y 10 por ciento por razones desconocidas. “La ley dio acceso a la comunidad gay. Especialmente a las mujeres y también a las mujeres sin pareja”, opinó Iglesia.
En Rosario hay cinco centros con los que trabaja Iapos: el Centro Médico Proar (Guemes 2349), el Centro de Reproducción Asistida en Xéminas (Oroño 373), el Instituto de Fertilidad Asistida Julio Colabianchi (Oroño 1520), el Sanatorio Los Arroyos (Italia 1440) y el centro Fertya Medicina Reproductiva (Rioja 2282).