El 26 de abril de 1986 la central nuclear ubicada en la ciudad de Chernóbil, de la antigua Unión Soviética, sufrió una explosión que liberó el material radiactivo que afectó a miles de personas, muchos de ellos niños que Cuba recibió y les salvó la vida. Sobre esa gesta casi desconocida trata la ópera prima de Ernesto Fontán, Tarará, film estreno de la plataforma Cine.Ar Play, que destaca los valores solidarios de los cubanos aun cuando ya llevaban soportando décadas del bloqueo estadounidense y entraban en el llamado “Período Espacial”, una época de crisis a partir del colapso del bloque soviético, el conjunto de países con los que la isla tenía relaciones comerciales.
Con los testimonios del músico Silvio Rodríguez, el periodista y ensayista español Ignacio Ramonet, el sociólogo argentino Atilio Borón, y Aleida Guevara, la hija del Che, entre otros, y material fílmico de la época inédito, la película relata la historia solidaria del centro montado por los cubanos en la ciudad de Tarará, un antiguo retiro de la Cuba de Fulgencio Batista, que Fidel Castro ordenó acondicionar para la atención durante una década de más de 26 mil niños ucranianos, rusos y bielorrusos, que recibieron tratamientos médicos de manera gratuita.
Respecto de la motivación del film Fontán apuntó que la idea nació en 2018 desde el Espacio de la Fraternidad Argentino Cubana, el Efac, a la cual el realizador pertenece. “Cuando convocamos a Silvio Rodríguez, quien estaba de gira por Latinoamérica, y juntos organizamos un recital gratuito multitudinario, del cual participaron más de cien mil personas. A partir de esa experiencia, la presidenta del Efac, Paola Gallo Peláez, nos propone el proyecto de un documental por el 60 aniversario de la revolución cubana. En pocas semanas ya teníamos definido que iríamos a Cuba para contar alguna de las tantas historias solidarias de ese pueblo. Sin tener aún definido cuál contar, un amigo cubano nos comenta que el hecho más destacable para el internacionalismo de la revolución es la historia de Tarará, que nos sorprendió mucho porque nunca habíamos escuchado ni leído nada de ello. Fue así que no lo dudamos y decidimos abocar toda la investigación del documental hacia este hecho tan maravilloso y poco conocido”, relató.
El tema central de Tarará es la solidaridad. “Esa fue la temática elegida de antemano para desarrollar en la película. La solidaridad cubana con otros pueblos tiene una gran importancia en el Efac, se dio de manera natural que fuese el tema a desarrollar. Lo difícil fue encontrar la historia a contar, ya que por sí sola la solidaridad es un tema muy abstracto y simbólico”, reconoció Fontán.
Sobre la participación del trovador cubano y de personalidades como Ignacio Ramonet, el director contó: “La idea de contar con el testimonio de Silvio Rodríguez en esta película fue prácticamente obvia. En mi caso, sus canciones sonaban en la casa de mi infancia y soy admirador de su obra desde que era muy joven. Luego de conocerlo en persona en el recital en 2018, era evidente que debíamos contar con su palabra para conocer su opinión de esta obra titánica de Tarará, su experiencia internacionalista en África, el recuerdo sobre Fidel Castro y otras tantas anécdotas personales. Y pudimos entrevistarlos en un segundo viaje que realicé por mi cuenta en abril del 2018, aproveché ese momento para entrevistar a varios protagonistas del programa médico de Chernóbil”, dijo. Y agregó: “Con respecto a Ignacio Ramonet, en un encuentro casual en el Hotel Nacional de La Habana, llegué a él por nuestro amigo en común Atilio Borón. Y al resto de las personalidades que aparecen en el documental las contactamos desde Argentina previo al rodaje”.
El foco sobre el trabajo medico realizado en Cuba se fue dando a medida que iba avanzando el proyecto. “Al seleccionar un tema como los niños afectados por el accidente nuclear de Chernóbil y su tratamiento en Cuba, obviamente íbamos a tener que hablar con equipos médicos e interiorizarnos en los tratamientos que tuvieron que hacer. Pero al hablar con personalidades que no estaban directamente relacionadas a esa labor médica, se fueron dando diálogos en donde se tocaba la temática médica porque está muy naturalizada en el quehacer cubano. Tienen una larga tradición internacionalista, una altísima tasa de médicos por cada mil habitantes, por lo que esos testimonios fueron llevando la temática médica a un lugar que originalmente no fue pensado”, reconoció.
Tarará rescata ese momento poco conocido pero además habla del bloqueo que perdura aún hasta el presente en la isla, algo que según Fontán no fue una intención a a priori. “El tema del atroz bloqueo inhumano que sufre Cuba desde hace más de 60 años no fue incluido a priori pero si a partir de esta obra se logra instalar el debate sobre esta cruel medida, sería una enorme alegría para para nosotros. Lograríamos no solo transmitir el mensaje de amor al prójimo que queremos llevar al espectador, sino también la necesidad de luchar para que el pueblo cubano pueda vivir libremente, sin las cadenas estadounidenses que lo ahorcan injustamente desde hace tantas décadas”, concluyó Fontán.