Un hombre que se había fugado del penal de Ezeiza junto a otros doce presos en 2013 fue condenado a trece años de prisión en Mendoza por tenencia de armas de fuego y de más de treinta kilos de materiales explosivos, informaron este sábado fuentes judiciales.
La medida dictada por el Tribunal Oral Federal 1 de Mendoza recayó sobre Martín Alejandro Espiasse Pugh (41), quien en 2009 había sido condenado por el crimen de dos custodios durante un asalto al Banco de Chubut, en la sede del Ministerio de Economía de Rawson.
Durante el juicio, el comisario de la Policía de Mendoza relató que en 2017 la fuerza recibió información acerca de que el prófugo se hallaba en esa provincia con una identidad falsa, informó el sitio fiscales.gob.ar
Tras realizar distintas pesquisas, Espiasse -que estaba armado- fue detenido cuando circulaba en una camioneta Volkswagen Amarok y luego trasladado a la Central Policial, donde se corroboró su verdadera identidad y que sobre él pesaba una recompensa del Ministerio de Seguridad debido a su fuga de la cárcel.
Tras registrar el rodado y allanar la casa en la que vivía junto a su pareja, los uniformados encontraron 18 armas de fuego de uso civil y de guerra, como así también la misma cantidad de cargadores y dos mil municiones.
Asimismo, se hallaron enterrados en el patio de la vivienda 39 kilos de explosivos y dos detonadores; y en el resto del inmueble chalecos antibalas, una picana, 27 plantas de marihuana, siete DNI, pasaportes y registros, la mayoría falsificados.
Al comenzar el juicio, la fiscal general Gloria André acusó a Espiasse y a su pareja de los delitos de tenencia de materiales explosivos; acopio de piezas, armas de fuego y municiones; cultivo de estupefacientes y tenencia ilegítima de documentos nacionales.
Sin embargo, el hombre a la hora de declarar deslindó de responsabilidades a la joven, a la que reconoció intimidarla en reiteradas oportunidades, y dijo que solo él sabía de la existencias de las armas y donde estaban escondidas.
Por su parte, la joven declaró que mantuvo una relación de dos años y medio con Espiasse, al que conoció en un momento de “vulnerabilidad”, y que no podía irse de la casa en la que convivían porque era amenazada.
Al ser entrevistada por una psicóloga de la Dirección de la Mujer del Poder Judicial de Mendoza, la joven fue diagnosticada de angustia y nerviosismo, ya que padecía de estrés postraumático y evidencias de violencia física, psíquica y sexual.
Por este motivo, la fiscal André explicó que correspondía un cambio de calificación legal que absolviera a la joven.
El juez Alejandro Waldo Piña del TOF 1 mendocino accedió al pedido de la fiscal, absolvió a la imputada, condenó a Espiasse por los delitos previamente mencionados y declaró la reincidencia del acusado por haberse fugado de un penal antes de cumplir una pena de ocho años y seis meses de prisión.
El condenado y otros doce presos habían escapado del Complejo Federal 1 de Ezeiza, de máxima seguridad, el 20 de agosto de 2013 a la madrugada, tras realizar un boquete de 40 por 22 centímetros en la celda 22 del pabellón B.
Tras la fuga, el director del Servicio Penitenciario Federal, Víctor Hortel, denunció que existió «complicidad interna», por lo que desplazó a 19 penitenciarios y presentó su renuncia al cargo.