Diego Lo Grippo no puede evitar las lágrimas. Fiel a su forma de ser, lejos está de querer formar parte del centro de la escena, pero las cámaras lo toman en un alto de lo que sucede en el rectángulo, donde también los jugadores lloran emocionados ante la inminencia del éxito.
El rosarino es el ideólogo del flamante campeón de la Liga desde su puesto de director deportivo y vive su descarga después de dos finales perdidas (San Lorenzo e Instituto, los verdugos) y en una temporada que obligó a un volantazo en medio del camino como fue la salida de Manu Córdoba y la llegada de Leandro Ramella.
El estadio Ciudad explota de alegría, ya no hay lugar para las dudas ni para que pase lo peor. Esta vez Quimsa ganará la final que esperaba, con el también rosarino Rodrigo Sánchez (4 puntos, 2 rebotes este viernes) como pieza fundamental de su recambio, en su polivalencia, en su rol de jugador de equipo y de rueda de auxilio sin ansias de protagonismo para un plantel al que le sobran protagonistas. Rodrigo fue escalón por escalón en el básquet argentino, buscando pulir su juego y ese deseo lo llevó al lugar indicado para ser parte del engranaje del campeón.
Los fantasmas al fin pudieron descansar. La calma llegó con las dos victorias en la Bombonerita luego del susto del segundo duelo en casa. Y en el quinto juego Quimsa no le dejó resquicio a Boca para intentar nada, lo dominó de inició a fin para el 77 a 51 que terminó de rubricar el 4 a 1 y decretó el segundo título de la historia para este elenco que desde hace décadas suele ser animador de la elite del básquet argentino.
El quinteto de la Fusión santiagueña mostró como principal estandarte ofensivo al pivot estadounidense Eric Anderson, responsable de 25 puntos (10-15 en dobles, 5-6 en libres), 7 rebotes y 2 asistencias en los casi 27 minutos que permaneció en el rectángulo de juego. Obvio, fue MVP de las finales.
También fue importante la contribución del ala pivot Fabián Ramírez Barrios, quien terminó con una planilla de 6 unidades, 10 rebotes y 2 pases gol.
En el quinteto xeneize, en tanto, lo mejor llegó de la mano del escolta Leonel Schattmann, quien concluyó con 14 tantos, 4 pases gol y 3 rebotes en 32m.
Mauro Cosolito se trepa al aro y descansa. El santafesino contempla la gloria esperada, sentida, ganada. Es que el liderazgo también fue defensivo para anular a Boca en otra de las claves de la final.
El aporte santafesino tuvo en pico de rendimiento al cañadense Juani Brussino, quien asumió y triunfó en el desafío de la conducción ante rivales complicados y la lista de completa con el pibe galvense Romeo Amprimo y el asistente sunchalense pero radicado en Rosario Guillermo Maurino.
Las palabras se repiten, los agradecimientos, los lugares comunes que lejos están de ser comunes, sino que son puro sentimiento. Y el llanto, y la alegría, que son la misma cosa en esta noche de luna santiagueña. Por fin llegó, Quimsa no dejó pasar su chance y se quedó con la Liga que tanto anhelaba.