El sentimiento que invade es desilusión. Que el seleccionado que uno admira y que representa al deporte que más lo apasiona no haya estado a la altura de las circunstancias, o que simplemente no haya realizado un homenaje más sentido y a la altura de lo que fue Diego Maradona, hace caer a muchos en el desencanto para con un equipo que se hace fuerte en la adversidad, al igual que el 10.
Maradona fue un deportista, un colega de Los Pumas que, además, elevó la defensa de los colores albicelestes y se le deben rendir honores. Se insiste, ninguna parafernalia, tan sólo gestos como el que tuvieron los All Blacks.
Pero lejos de justificar la omisión de la UAR y de Los Pumas, nuevamente se cayó en un error común (que además tiene una carga de soberbia): Pretender que el otro actúe como lo haría uno. Es una equivocación exigir eso y además es soberbio porque plantea un punto de vista como única verdad, y si te alejás de esos parámetros estás equivocado.
Sumado a esto está la carga que arrastra una sociedad como la argentina, en la que ni siquiera se puede aceptar la diferencia de pensamiento, mucho menos aceptar un deporte que refleja otros matices.
Nadie puede juzgar a otro por cómo sentir, o cómo realizar un homenaje. Incluso hay quienes cuestionan a Lionel Messi por no haber usado la camiseta de la selección argentina en lugar de la utilizada por Diego en su paso por Newell’s. Cada individuo siente diferente y nadie puede, ni es tan impoluto para juzgar.
Regresando a la omisión Puma. Usar un brazalete negro no bastó, no fue suficiente, es cierto. Los Pumas deberían haber hecho algo más para homenajear a Diego Maradona. Y para peor, el tributo de los All Blacks, que estuvo a la altura de las circunstancias, expuso aún más al seleccionado. Ahora bien, mezclar la ausencia de hechos honoríficos, con el odio de clases y el resentimiento de una parte de la sociedad para con el rugby, es propio de una sociedad enferma –como la argentina-.
De las redes sociales no se espera que sean el oasis de la ética y la moral, pero que a ese escarnio público se sumen comunicadores sociales ya habla que el problema ha subido a un nivel, que es alarmante y preocupante.
Seamos sinceros, sí Los Pumas hubieran hecho un minuto de silencio, o exhibido una camiseta con el 10 y el nombre de Maradona, o una bandera con la misma leyenda, para el anti-rugby hubiera sido poco. En Argentina no importan las cosas que se hacen bien en el rugby (ejemplos sobran), nunca van a tener la publicidad que tienen los hechos negativos, y con esto, esos actos no son perdonados, ni exculpados.
Es hablar del odio que hay para con la disciplina y sus protagonistas. En cierta medida quizás ese sentimiento negativo sea producto de la soberbia con la se manejó el rugby durante mucho tiempo. Porque además la sociedad argentina se cree impoluta y éticamente correcta, por ende puede juzgar a todes.
Los Pumas tienen antecedentes realizando homenajes, por ese motivo con exhibir una camiseta con el 10 y Maradona durante el himno, hubieran imitado lo realizado en 2015 cuando salieron todos a hacer la entrada en calor con una camiseta negra y el número 11 en tributo a Jonah Lomu. Hay que reconocer, que como decía el Diez, a la UAR y a Los Pumas “se les escapó la tortuga”.
Hasta incluso, pedir un minuto de silencio (algo que dentro de la delegación algunos esperaban) o poner al lado de la camiseta de los All Blacks, durante el haka, una casaca argentina con el 10 y Maradona, hubiese sido un gesto más, hubiera sumado; era hacer algo, no mucho y nada de otro planeta, un simple gesto que sumará al brazalete negro. Pero a nadie se le ocurrió, ni en Australia, ni desde Argentina.
O como en 2017, estando en Irlanda, el seleccionado salió a cantar el himno con una camiseta con el número 44, en homenaje a los tripulantes del submarino Ara San Juan.
En 2020, la Unión Argentina tuvo dos grandes crisis, cosechando posiblemente los dos peores escarnios públicos de su historia. Ambos creados por omisión y errores propios, el famoso comunicado sobre el caso de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, en el que se omitió la palabra “asesinato” y ahora el no homenaje.
“Ayer se volvió a tensar la cuerda entre la idea de un deporte elitista de algunos privilegiados que viven en su mundo y el deporte que vive en los clubes, donde todos los días hay que salir a buscar jugadores y retener a los que tenés, que además sufre la detección de los mejores para sumarlos al sistema de alto rendimiento”, publicó en su cuenta de twitter Martín Lucero, presidente de Logaritmo.
La UAR invierte tiempo y recursos con Funrepar para mejorar el rugby y generar vínculos con la sociedad. El acuerdo se firmó después de la barbarie de Villa Gesell. Y con lo sucedido en Australia, no se retroceden casilleros, se vuelve al punto de partida.
No hay acto más noble, que levantar la mano y reconocer una equivocación. Para hacerlo hay que ser humilde, y esa humildad tiene que nacer del corazón, siempre decimos que Los Pumas juegan con el corazón, que ahí radica la fuerza de un equipo, que convive y se hace fuerte en la adversidad. Las personas humildes siempre están abiertas a aprender, y de los errores se aprende y mucho, pero primero hay que reconocerlos.