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Se paraliza el continente: River Plate va por la quinta corona millonaria

Marcelo Gallardo no se asusta. Flamengo aparece en la previa como el candidato a quedarse con el título, pero River es el campeón defensor, y el Muñeco ya mostró más de una vez que los choques mano a mano son su especialidad

“Somos candidatos, nos creemos candidatos, porque tenemos las mismas posibilidades que Flamengo. Estos jugadores son los últimos campeones y si ellos son mejores que nosotros lo deberán demostrar en el campo de juego”.

Marcelo Gallardo no se asusta. Flamengo aparece en la previa como el candidato a quedarse con el título, pero River es el campeón defensor, y el Muñeco ya mostró más de una vez que los choques mano a mano son su especialidad.

River y Flamengo protagonizarán desde las 17 una final soñada por la Conmebol. Obviamente para los argentinos, la disputada el año pasada entre River y Boca tuvo una trascendencia superior, casi inigualable, pero a los ojos de Sudamérica, tener a un equipo argentino, último campeón, frente al más popular de Brasil, es un negocio redondo, dentro y fuera de la cancha.

La primera final de la Libertadores en estadio único también propone un encanto especial. Definir el escenario fue otro partido que se disputó en los escritorios. Descartado Santiago, por los problemas sociales que vive Chile, comenzaron los tironeos, y el Monumental de Lima conformó a todos.

River se sentirá un poco más local. Si bien habrá equivalencia entre los hinchas millonarios y los cariocas, está claro que el público peruano no será neutral. A su habitual apoyo a Argentina, se le agrega la preferencia por River, que además tiene su camiseta similar a la de la selección incaica.

River buscará la quinta Libertadores de su historia, tercera en cinco años. Una dinastía de la mano de Marcelo Gallardo que hoy podría sumar una estrella más. Mientras que Flamengo, el popular equipo de Río, va por su segunda corona, luego de la consagración de 1981, de la mano de un inspirado Zico. Son 38 años que para los cariocas aparecen como eternos.

El partido tendrá un condimento extra: el arbitraje. Aunque las miradas no están tan pendientes del chileno Tobar, juez del partido, sino más bien en el VAR, que estará manejado por el uruguayo Esteban Ostojich, quien reemplazó al peruano Diego Haro, tras polémicas declaraciones previas rompiendo el protocolo.

La tecnología parece haber llegado al fútbol para corregir errores humanos, aunque tanto en la Copa América como en la Libertadores, la utilización del VAR dejó muchas dudas.

“Llegar a la final tiene un mérito enorme. Es un privilegio estar acá en menos de un año con una final tan conmovedora como la que ganamos contra Boca el año pasado. Tener la chance de estar otra vez acá es sentirse orgulloso con estos jugadores”, destacó Gallardo, quien sabe que nada podrá compararse con la victoria en Madrid ante los Xeneizes, pero que no se conforma y quiere más.

Para Jorge Jesús no hay tanto secreto. Si bien metió lona en los entrenamientos previos en Lima, el DT brasileño pondrá lo mejor que tiene, apostando a la dupla ofensiva más temible de la Copa: Bruno Henrique-Gabigol.

Conmebol estima una audiencia televisiva de 5.000 millones de espectadores. Tal vez el número sea exagerado, pero no hay dudas que la expectativa por la final esta vez no se reduce al continente. Y por un rato, a partir de las 17, Sudamérica se paralizará para ver el partido del año.

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