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Se presentó en Fiscalía el taxista que quedó bajo sospecha de una pasajera por extraña conversación

Una chica se subió a un taxi y oyó una charla por celular del chofer que, según explicó, fue en clave. Se asustó, pensó que podían secuestrarla, pidió bajarse y contó su relato a través de las redes. El hombre se presentó hoy con el GPS del coche y su celular en Fiscalía, que abrió una investigación

En la madrugada del lunes Sofía se subió a un taxi en España y Pellegrini. Comenzó a escuchar audios del taxista con otra persona y le pareció que eran en clave. Hablaban de comida y ella interpretó que podía tratarse de un secuestro. Aturdida y con miedo pidió bajarse en Entre Ríos y 27 de Febrero. Solicitó ayuda a unos chicos y estaba en estado de shock. Luego contó lo vivido en Instagram, video en el que aportó el número de chapa del coche de alquiler. El taxista, una vez escrachado, dio su testimonio: explicó que hablaba con su hijo de comida y este martes se presentó con las pruebas del GPS y los audios ante el Ministerio Público de la Acusación (MPA), que abrió una investigación.

Sofía vivió una pesadilla cuando pretendía volver a su casa en la madrugada del lunes luego de estar con amigos por la zona de Pellegrini. Se tomó un taxi y el conductor, un hombre de 53 años, estaba enviándose whatsapp con otro hombre que le pedía una pizza, “con esto, con lo otro, sino tenés pizza quiero un tostado, que si no había pizza un carlitos, sino una medialuna con queso», y Sofía recordó el caso de Pizzagate, la red de trata de personas y abuso sexual infantil, donde se presume que para referirse a las víctimas se utilizaban nombres de comidas y pidió bajarse. Tras la denuncia, el taxista habló: dijo que charlaba con su hijo porque quedaron en cenar tras su último viaje.

La joven mandó un audio a una amiga dando aviso que se comunicaría nuevamente cuando llegara a su casa. Y en su historia explicó que el taxista volvió a enviar un mensaje con su interlocutor diciendo que al final tenía un choripán con mayonesa y quemado arriba. «Una descripción de comida demasiado justa”, sostuvo Sofía.

Finalmente se bajó en 27 de Febrero y Entre Ríos y pidió ayuda a unos chicos, ya que se encontraba en estado de shock.

El taxista

El hombre de 53 años, al ser escrachado, decidió dar la cara y contar su versión. Explicó que hablaba con su hijo, ya que ese era el último viaje y después se encontrarían a cenar.

Este martes se presentó en el Centro de Justicia Penal con las pruebas: los audios y el GPS. “Tengo miedo de perder el carné de conducir y no voy a encontrar más trabajo”, exclamó. Y antes de ingresar dijo: “No entiendo que pasó, no caigo qué le pudo pasar por la cabeza”.

La presentación fue espontánea, acompañado de su abogado defensor. Permitió que se revisara su celular y aportó los audios de la conversación completa con su hijo en relación con la organización para juntarse a comer. Se realizó un relevamiento de conversaciones anteriores que no dieron material de interés para la causa, informaron desde el MPA.

Por su parte, el fiscal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual Ramiro González Raggio solicitó análisis sobre el GPS aportado y evaluará el material puesto a disposición de la Fiscalía en la presentación espontánea. También se citó al taxista para que preste declaración.

Entre las medidas para avanzar en la investigación, se solicitó constatar los locales de comidas mencionados por el taxista en su relato y se pidieron, en caso de que haya, las filmaciones de seguridad de los locales. Además solicitó un relevamiento de cámaras del 911 para corroborar los datos que fueron aportados este martes.

El fiscal deberá analizar los elementos aportados para determinar la situación procesal de la denuncia en los próximos días.

Pizzagate

Pizzagate es una teoría conspirativa que se hizo viral durante el ciclo de elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 2016. Sin embargo, fue desmentida por una amplia gama de organizaciones, incluido el Departamento de Policía Metropolitana del Distrito de Columbia en Washington, lugar en donde surgió.

La información fue difundida en redes sociales y páginas web de noticias falsas, y aseguraba que la pizzería Comet Ping Pong de Washington era el epicentro de una presunta red de pedofilia ligada a Hillary Clinton, candidata demócrata en las elecciones presidenciales de 2016. En marzo, la cuenta de correo electrónico personal de John Podesta, gerente de campaña de Hillary Clinton, fue pirateada en un ataque de phishing (suplantación de identidad).

El 7 de octubre WikiLeaks, comenzó a publicar miles de correos electrónicos recuperados de la cuenta privada de Gmail de Podesta, algunos de los cuales contenían material controvertido sobre las posiciones o la estrategia de campaña de Clinton. Podesta y la campaña de Clinton no confirmaron ni negaron la autenticidad de los correos electrónicos. Los expertos que investigan la filtración, incluida una empresa de seguridad privada llamada CrowdStrike , afirmaron haber rastreado las herramientas de piratería utilizadas, y afirmaron que un grupo de piratería ruso había accedido a la cuenta de Podesta.

Los defensores de la teoría conspirativa Pizzagate afirmaron que los correos electrónicos contenían mensajes codificados en las que aparecían varias palabras repetitivas como «pollo y pasta», «pizza», «hot dog», «queso» . Tras varios análisis se dio a conocer que las palabras sin sentido podrían significar algo, representaban supuestos códigos para hablar de porno, niñas, niños, pedofilia que conectaban a varios restaurantes estadounidenses y funcionarios de alto rango del Partido Demócrata con una supuesta personas, abuso sexual y una secta satánica.

El 4 de diciembre, Edgar M. Welch, un joven de 28 años de Carolina del Norte, llegó a Comet con un rifle de estilo militar y una pistola. La policía dijo que disparó el rifle dentro de la pizzería, no lastimó a nadie, y se rindió después de no encontrar evidencia que respaldara los reclamos de niños esclavos retenidos allí. Lo que hizo que el tiroteo generara teorías de que la conspiración era más grande.

 

El término «pizza de queso» se había utilizado previamente como código para «pornografía infantil». Un usuario anónimo especuló que otros términos relacionados con los alimentos también podrían tener un doble significado.

Esta interpretación se extendió, y otros correos electrónicos que contenían supuestas palabras de código fueron reinterpretados como evidencia de actividad pedófila.

Luego, el dueño de la pizzería fue arrastrado a los rumores en los tableros de mensajes. Los detectives aficionados en línea vincularon la señalización de la pizzería con símbolos satánicos. Al mismo tiempo, surgieron historias falsas que ubicaron al restaurante en el centro de una red de trata de niños.

 

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