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Se puede: desarrollan un fertilizante biológico para aportar nutrientes a los cultivos de alfalfa

La alfalfa es la pastura por excelencia en el país por su alto rendimiento de forraje y adaptabilidad a diversas condiciones. Se siembran más de 3,4 millones de hectáreas por año. El desarrollo en base a una cepa genera una gran disminución del daño ambiental causado por aplicación de agroquímicos

Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) trabaja en el desarrollo de una cepa para ser utilizada como insumo de fertilizantes de alfalfa, con el objetivo de lograr mayor productividad de las plantas y una disminución del daño ambiental, informó este martes la casa de altos estudios.

El proyecto está radicado en la Facultad de Ciencias Agrarias, situada en la ciudad santafesina de Esperanza, y se desarrolla con financiamiento de «Capital Semilla», un fondo de la UNL pensado para potenciar a sus grupos de investigación.

El trabajo, llamado “Una herramienta biotecnológica para el desarrollo de inoculantes de alfalfa. Nuevas cepas de selección local”, está dirigido por las doctoras María Antonieta Toniutti y Laura Viviana Fornasero.

«El objetivo es lograr mayor productividad y persistencia de la planta, como también una notable disminución del daño ambiental. Los inoculantes son fertilizantes de base biológica, que se aplican en semillas o suelos», indicó la UNL.

 

La alfalfa es la pastura por excelencia en el país debido a su alto rendimiento de forraje y adaptabilidad a diversas condiciones, y se estima que se siembran más de 3,4 millones de hectáreas por año. Toniutti explicó que las leguminosas como la alfalfa requieren nitrógeno, un elemento «fundamental para el desarrollo de las plantas» y la «formación de proteínas, pero es un nutriente limitado en los suelos agrícolas”.

Esos altos requerimientos pueden provocar una pérdida rápida y constante de la fertilidad nitrogenada del suelo si no existe un sistema de reciclaje parcial del nitrógeno, unido a un eficiente método de fijación biológica de nitrógeno molecular. Ese proceso se logra por asociación con rizobios específicos, y cuando están ausentes o no son eficientes en los suelos, se procede a la inoculación.

“La alfalfa no es una especie nativa, por esta razón los rizobios específicos no se encontraban presentes en nuestros suelos cuando se introdujo esta forrajera. La tecnología de inoculación tiene como finalidad incorporar rizobios altamente infectivos y eficientes en las leguminosas de interés agropecuario», añadió la investigadora.

El grupo de investigación está evaluando el comportamiento de cuatro cepas de rizobios seleccionadas por su eficiencia en la fijación de nitrógeno en dos variedades de alfalfa.

«La idea es ampliar el estudio utilizando distintas variedades de alfalfa para lograr un consorcio de cepas de alta eficiencia simbiótica que permita mejorar la calidad del forraje e incrementar su producción forrajera”, detalló Toniutti.

La idea es obtener un complejo de cepas con destacada fijación de nitrógeno y tolerantes a condiciones estresantes de pH, altas temperaturas y salinidad para el desarrollo de un inoculante para alfalfa, probadas y evaluadas a campo.

Las ventajas que dispone la implementación de estas cepas son la tolerancia a condiciones extremas, destacada eficiencia simbiótica en condiciones controladas y mayor producción de materia seca en comparación con las plantas fertilizadas con nitrógeno.

Además, al abonar con alternativas a los métodos tradicionales se observa una notable disminución del daño ambiental causado por aplicación de agroquímicos, y una considerable reducción en los costos en la producción de forrajes.

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