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Se reactivó la industria del calzado en Santa Fe aunque hay incertidumbre por la falta de demanda

“Nos encontramos con la paradoja de que las fábricas pueden trabajar pero muchas no lo hacen porque el comerciante no puede pagar los zapatos al productor”, dijo Alberto Serra, de la Cámara provincial del sector, golpeado ahora por la pandemia después de haber sobrevivido a duras penas al macrismo

Desde el lunes pasado el sector del calzado quedó autorizado para volver a funcionar en la provincia de Santa Fe. Las máquinas quedaron frenadas desde el 19 de marzo y ahora los empresarios vuelven a pensar estrategias para introducirse en un mercado frenado a causa de la falta de consumo y una cadena de pagos completamente parada. “Nos encontramos con la paradoja de que las fábricas pueden trabajar pero muchas no lo hacen porque el comerciante no puede pagar los zapatos al productor”, consideró Alberto Serra, gerente general de la Cámara de la Industria del Calzado y afines de la provincia de Santa Fe.

“Nosotros tenemos un producto que es de temporada. La temporada de invierno se fabrica desde principios de febrero hasta mediados de abril”, detalló a El Ciudadano Serra. Según dijo, en un año cualquiera esa mercadería se entregaría a las zapaterías entre los meses de marzo y abril, a medida que avanza la producción. Pero en este 2020 todo quedó truncado por la pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio decretadas por el gobierno nacional desde el 20 de marzo pasado.

A partir del lunes 11 de mayo, el polo del calzado en la provincia fue habilitado para volver a funcionar, después de que Santa Fe ingresara en la fase cuatro de la cuarentena tras una seguidilla de días sin que se conocieran nuevos casos. Pero al sector le costará levantar vuelo.

Serra coincide con la visión de algunos empresarios del calzado cuando analiza la situación en la que se encontraba el rubro antes de la llegada de los primeros casos de Covid-19 a la Argentina. “Los últimos cuatro años fueron muy duros. Hubo una baja en el consumo y un deterioro en la producción muy grande”, dijo, en referencia al impacto de las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri en el sector. “Este año febrero nos agarró con más ánimo y justo cuando teníamos que producir y entregar el invierno, nos agarró la pandemia”, detalló.

“Los polos de producción de Buenos Aires y Córdoba no están habilitados para producir. En Santa Fe el gobierno habilitó el funcionamiento de las fábricas de calzado desde el 11 de mayo, pero eso no quiere decir que todas hayan comenzado a funcionar”, explicó.

“Ahora nos encontramos con la paradoja de que las fábricas pueden trabajar pero muchas no lo hacen porque el comerciante no puede pagar los zapatos al productor. No se vende nada porque el consumidor final no compra. Hay muchos que están sin trabajo, o con reducción de salarios. No creemos que la gente vaya a priorizar, por ejemplo, un par de botas, en función de otras necesidades”, analizó el representante de la Cámara.

Además, Serra detalló que a principios de febrero hubo comerciantes que hicieron pedidos de temporada de invierno y emitieron cheques. “Esos cheques hoy están viniendo de vuelta. Toda la cadena de pagos está rota en los distintos eslabones”, graficó.

De acuerdo con Serra, entre el 60 y el 70 por ciento de las fábricas de calzado gestionaron su reapertura, aunque eso no quiere decir que todas ellas hayan abierto. “Muchas comenzaron a reordenar el trabajo que había quedado frenado desde marzo, pero no más que eso. Es un tiempo para pensar hacia dónde se va a ir”, expresó.

 

Volver a las fábricas

Fernando Quintilli es el dueño de la fábrica Calzados Over, de la localidad de Acebal, uno de los polos de la provincia. “El lunes 11 arrancamos con el trabajo y viene mal. Hay muchos cheques que vinieron de vuelta y los pedidos que teníamos para la temporada se cayeron. Estamos tratando de subsistir, de darle trabajo a la gente”, dijo a El Ciudadano.

Quintilli hizo referencia al mismo legado que mencionó Serra: después de cuatro años de macrismo, pasaron de fabricar 250 pares de calzados diarios a 50, y su fábrica pasó de tener más de 20 empleados, a sólo tres. “Este año empezamos con mucho entusiasmo, hasta que vino la pandemia. Habíamos tomado la decisión de no seguir saliendo a vender porque estábamos sobrevendidos”, graficó.

El último día que Calzados Over funcionó fue el 19 de marzo. “Son dos meses de inactividad”, dijo “Las cadenas de pago están interrumpidas”, remarcó el empresario. “Lo que estamos haciendo ahora es usar materiales que no se usaban más y fabricando saldos como para llevar mercadería barata a los negocios. Salir a pelearla para poder pagarles los sueldos a la gente hasta que esto se normalice”, contó Quintilli. El objetivo es poder colocar esos productos de menor costo en el mercado y no utilizar la materia prima que iban a destinar para el calzado de temporada.

 

Trabajo y salario

Los apoyos económicos que el gobierno nacional brindó a distintas empresas para el pago de sueldos sirvieron para que los trabajadores pudieran seguir percibiendo sus salarios, en algunos casos completos, en otros con alguna quita.

Mabel Ieensik es delegada de la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado (Uticra) y trabaja en una fábrica de la localidad de Alcorta. Esta semana retomaron el trabajo después de dos meses con nuevas medidas sanitarias que acordaron con los patrones para prevenir el potencial contagio de coronavirus.

“Venimos de años difíciles. En la fábrica éramos 151 trabajadores y quedamos 47. Este año veníamos con más expectativas, pero el 19 de marzo tuvimos que dejar de producir”, contó. El regreso a la fábrica fue retomar todo lo que había quedado por la mitad, y aguardar a que haya más claridad en el mercado y en la situación económica del país para reorganizarse.

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