“¿Es negocio para el intendente sacar a los chicos de la calle? ¿O de qué lado está?”, se ofuscaba días atrás el presidente de la Cooperativa de Trabajo Alianza Zona Sur, Carlos Echagüe, con Pablo Javkin. Es que había ocurrido lo que podría haber sido una hilarante comedia de enredos, si a quienes les tocó perder no fueran las y los que pierden siempre, la franja más vulnerable de la población. “La Municipalidad derrumbó la construcción ilegal de un galpón y algunas viviendas precarias en un terreno público”, consignó un medio local la información surgida de la Secretaría de Control y Convivencia, a cargo de Carolina Labayru. Pero no se trataba ni de un búnker ni de un intento de ocupación en curso: en el predio, que mide alrededor de un cuarto de manzana y es parte de un área mayor en Ovidio Lagos al 4300, lo que se estaba gestando era una huerta comunitaria y un salón para desarrollar capacitación en oficios, hasta que el pasado viernes 16 de junio topadoras de la gestión municipal se llevaron puesto todo. Echagüe envió una carta a Javkin detallando la situación, y al no tener respuesta las y los vecinos de la zona y miembros de distintas organizaciones comunitarias plantaron la protesta este viernes 30 de junio frente al Palacio de los Leones. Para su sorpresa, el intendente les dijo que no tenía información de lo ocurrido, salvo que las áreas de gestión actuaron por requerimiento judicial. Y finalmente no es que todo tuvo un final feliz, como hubiera concluido en la inexistente comedia, pero sí se constituyó una mesa de diálogo, que tuvo su primer encuentro este lunes 3 de julio. Y, al menos, tras un lógico cruce, hubo avances hacia un acuerdo.
“Me dirijo a usted, en mi carácter de presidente de la Cooperativa de Trabajo Alianza Zona Sur Limiada, representando a todos los socios y demás vecinos del barrio donde el pasado 16 de junio del corriente año hemos sufrido la terrible ruina de nuestras instalaciones y de nuestra Huerta Comunitaria, situadas en calle pasaje 1223 N°2790, por personas que responden a usted. Nos ha prometido una pronta explicación y solución a dicho tema, la cual no ha llegado”, arranca textualmente la misiva dirigida a Javkin que escribió Echagüe.
“No me olvido más. Fue mi casamiento”, lamenta el titular de la Cooperativa. Y relata a El Ciudadano que precisamente aquel viernes 16, a las diez de la mañana, él estaba en el Registro Civil del centro municipal de distrito Sudoeste a punto de contraer matrimonio, cuando le avisaron por teléfono que habían entrado palas mecánicas y trabajadores uniformados en la manzana de Ovidio Lagos, Flamarión, Callao y pasaje 1223, y “estaban rompiendo todo”.
Las imágenes resultan elocuentes. Hacía cerca de cuatro años que las organizaciones comunitarias habían pagado a quien ocupaba el predio. “Comprado”, refiere Echagüe, aunque el terreno –sabían–era público, por lo que quien lo ocupaba, “un chatarrero” no era su legítimo propietario. Pero con la tenencia precaria se lanzaron limpiar un depósito al aire libre de piezas herrumbradas y a reconvertir el “basural” en un terreno apropiado para un emprendimiento de economía social: les demandó meses. Sí conservaron un paredón que marcaba uno de los límites y completaron un cerco perimetral, que a la par funcionaba como intención de disuadir –defensa es demasiado– posibles intentos de ocupación que, se sabe, surgen en toda la ciudad.
El paso siguiente, relata el cooperativista, fue buscar asistencia del Estado. Y llegó. Al momento del ingreso de maquinaria y personal municipal –a la sazón también aniversario de una destrucción con mucho más grave y cruenta, el bombardeo a Plaza de Mayo de 1955– Habían logrado despejar el sector para huerta, y construir un área de capacitación (en realidad llegaron a hacer dos SUM), un pañol para herramientas y un invernadero para producir plantines.
“De todo eso no quedó nada”, continúa Echagüe. Junto a él, 20 personas, prácticamente todas jóvenes y residentes del barrio, estaban trabajando en forma comunitaria, con la participación de otras dos organizaciones: Alianza Comunitaria Familia Protectora y Evita Sol Naciente. No sufrieron intentos de intrusión y todo marchaba. Hasta que llegaron los equipos municipales.
“Eran terrenos provinciales y se los cedieron a la Municipalidad hace poco tiempo”, explica Echagüe, en diálogo con este diario, todavía sin poder creer que dos niveles del Estado con dos gestiones de diferente signo político y partidario no logren articular: los materiales con los que uno arrasó, habían sido parte de un programa social del otro estamento.
Así las cosas, el último día de junio se plantó la protesta por lo ocurrido. Y el intendente Javkin, a quien apuntaban, reaccionó y respondió. En el marco de la movilización, que se planteó con protagonismo puntual de las organizaciones involucradas y los vecinos de la zona, sin presencia de otras fuerzas afines, se improvisó una reunión para desactivar el conflicto, que tenía un riesgo extra: al ser derribados los cercos y el paredón, otros vecinos que no participaban del emprendimiento social podían llegar a ocupar el predio, en especial por parte de familias que viven en condiciones de hacinamiento.
Fue el secretario de Desarrollo Humano y Hábitat, Nicolás Gianelloni, junto al director general de Integración Comunitaria, Lucas Barberis, y otros funcionarios, quienes recibieron a una delegación, y acordaron la reunión que tuvo lugar este lunes.
“Hay un principio de acuerdo con todas las organizaciones para tratar de resolver «algo»”, enfatizó este lunes Echagüe, tras la reunión, en referencia a todo “lo que se tumbó”. También refirió que se avanzó en “la reestructuración de todos los cursos que se daban”, explicando que el ofrecimiento fue “enviar a diferentes lugares a los chicos”. Y, respecto de la huerta, la idea volcada fue “cambiar la unidad productiva”, lo que significa “pasar de huerta a textil”, y también “cambiar los lugares de curso” de las y los beneficiarios del programa Santa Fe +.
“Y nos quedó pendiente el tema discapacidad, que eso no lo vamos a poder trabajar por el momento, porque no tenemos lugar. No es lo que uno pretendía, pero bueno, es un principio de acuerdo”, continuó Echagüe.
—¿Y la reconstrucción del lugar?, preguntó este diario
—De eso, todavía nada.