«Hay una realidad que nos dice que lejos de haberse reducido estas situaciones, la justicia por mano propia la vemos todos los días», sintetizó el abogado Norberto Olivares sobre el linchamiento de David Moreira en 2014. El inicio del juicio oral era mañana pero se suspendió «por problemas de agenda» y aún no hay fecha de reprogramación. El fiscal a cargo es Alejandro Ferlazzo.
El 17 de marzo de 2014 David Moreira sufrió una feroz golpiza por parte vecinos de barrio Azcuénaga y agonizó durante cinco días en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA) donde falleció. El ataque fue luego de un intento de robo de una cartera. Cuando escapaba, lo retuvieron entre muchas personas que empezaron a patearlo, pegarle, escupirle e insultarlo. Muchas de ellas lo hicieron con las caras tapadas.
El linchamiento llegó a la prensa nacional y hasta el papa Francisco se refirió al hecho. Dijo que la escena le dolió porque «sentía las patadas en el alma». Desde entonces se repitieron situaciones parecidas en la ciudad, tal como señaló al principio Olivares, abogado de la familia.
«Es un peso y un desánimo ir a juicio oral a seis años de los hechos, vimos cómo este tema fue triturado por la realidad porque ya ni se habla del tema. Cuando pasó, en cambio, había tenido mucho impacto. Hay una realidad que nos dice que lejos de haberse reducido estas situaciones, la justicia por mano propia la vemos todos los días. Vemos que estas situaciones se repiten aunque por lo menos que así como hay personas que resuelven un intento de robo mediante un linchamiento, también hay muchas otras que intentan detenerlo. Los linchamientos son una forma cruel y primitiva de resolver los conflictos y estamos a la espera del juicio en este clima», dijo el abogado.
En el juicio que debía iniciar este jueves, hay dos imputados: Gerardo Gutiérrez y Cristian Antonioni. Hay una tercera persona, Nahuel Pérez, que ya fue condenada porque el año pasado fue a un juicio abreviado y tuvo una condena de tres años en ejecución condicional, es decir en una libertad con restricciones.
Los actuales imputados están acusados por homicidio en agresión –que tiene una pena máxima de seis años en prisión– una tipificación que Olivares recuerda que resistieron ya que esperaban que la acusación sea por homicidio agravado, donde la condena es prisión efectiva y perpetua. En este marco, se esperaba el testimonio de 72 personas.
En este sentido, Olivares resaltó que entre vecinas y vecinos del barrio Azcuénaga «existe una confluencia ideológica en la que todos consideran legítima la justicia por mano propia».
«Invoqué esa comunidad ideológica para hablar de homicidio agravado. Los acusados son personas que siempre reivindicaron los linchamientos», planteó.
Si bien ahora quedan a la espera de una nueva citación judicial, Olivares ya había declarado a este diario que ir a juicio por un hecho que ocurrió hace más de seis años no le causa «tanto entusiasmo», porque es demasiado el tiempo transcurrido y los testimonios «pierden frescura». Sin embargo, elogió el trabajo de recolección de pruebas que hizo la querella y tiene expectativas.