Cuatro bonaerenses y tres santafesinos llegaron a juicio oral como integrantes de una banda de atracadores. Se los conoce como la banda de Los Cerrajeros por la modalidad que utilizaban para abrir la puerta de las propiedades que robaban. Una media docena de ellos participaban en el robo: dos o tres entraban armados y amenazaban a sus víctimas, en algunos casos utilizaban una plancha caliente para que sus víctimas dijeran dónde estaba el efectivo.
Eran violentos y la Fiscalía los acusó de integrar una asociación ilícita con un doble comando, un jefe santafesino y uno bonaerense. Si bien en su momento se decía que la banda cometió arriba de 40 hechos serán enjuiciados por 15 hechos de robo calificado cometidos entre 2015 y 2016. La Fiscalía pidió entre 39 y 15 años de prisión según el rol que ocupaba cada uno en la banda.
Si bien este miércoles comenzó el debate, se suspendió porque 4 de ellos se quedaron sin abogado particular. Entonces el defensor oficial Francisco Broglia pidió tiempo para interiorizarse de la situación procesal de cada uno. También deberá ver si no hay intereses contrapuestos. El juicio se reanudará el 11 de marzo.
Claudio Martín «Caio» Cereijo tiene 45 años y es uno de los cabecillas del grupo. En su presentación ante el tribunal compuesto por los jueces Paula Alvarez, Mónica Lamperti y Pablo Pinto dijo ser fabricante de calzado. Para la fiscal Viviana O’Connell, Caio era el cerebro de la banda con pata local, tenía a cargo la logística. Contrataba departamentos para que llegara el otro jefe, Juan Alberto «Rata» Vallejos con los bonaerenses, y los proveía de vehículos, comida, armas y handys.
El hijo de Caio, de nombre Nicolás y de 19 años, también era parte, tenía la función de vigilancia. Sabía estar en los autos de apoyo que rodeaban la casa asaltada. Para la acusación, la otra cabeza del grupo era Vallejos, que dijo ser vendedor ambulante y vivir en Ciudad de Evita. Para O´Connell este hombre reclutaba gente en Buenos Aires para cometer los atracos.
Otro de los integrantes era Néstor Daniel Giménez, de 31 años, uno de los ejecutores, se lo conoce como el Loco de la plancha o el cuchillo. Tenía la costumbre de amenazar a las víctimas con una plancha caliente para que le dijeran dónde estaban los ahorros. Este hombre también habitaba en Ciudad de Evita. Mientras que el rosarino Eugenio Nicolás Gonzalo «Ketu» Sala, de 30, brindaba apoyo exterior y el bonaerense Pablo Sebastián «Pancho» Saavedra, que dijo ser zapatero, era el encargado de abrir las cerraduras con unos objetos plásticos que hacían saltar el pestillo de la puerta. El séptimo integrante es el bonaerense Marcos Ezequiel Fabero.
Cómo lo hacían
El modus operandi siempre era el mismo, entraban a las casas sin forzar las cerraduras. Lo hacían durante el desayuno o la cena para encontrar a la familia reunida. Ingresaban entre dos o tres personas armadas y eran muy violentas mientras otro grupo se quedaba afuera haciendo apoyo y vigilancia. Se comunicaban por handy y se llevaban dinero, joyas y otros objetos de valor. Generalmente entraban los bonaerenses que luego se quedaban unos días en un departamento alquilado dónde se dividían el botín.
Venían una vez al mes y cometían algunos hechos para luego irse. La Fiscalía los investigó por un año hasta que logró detener a gran parte de la banda. Comunicaciones telefónicas, fotografías de los miembros del grupo, filmaciones, testimonios, reconocimiento de bienes robados y búsquedas en internet para saber los precios de los objetos robados son algunas de las pruebas que reunió la fiscal para llevar al grupo a juicio.
Los acusó de asociación ilícita y robo calificado por el uso de arma y por haberse cometido en poblado y en banda. Para Caio el pedido de pena trepa los 39 años y 35 para Rata, los dos cabecillas, según la pesquisa. Para el resto, solicitó: 20 años para Nicolás Martín Cereijo; 25 años de cárcel para Néstor Daniel Giménez. Para Eugenio Sala y Pablo Saavedra el pedido fue de 28 años y 15 para Marcos Fabero.
Cambio de fecha
El juicio inició este miércoles y tras la presentación de las partes y los acusados el defensor oficial Francisco Broglia pidió la suspensión para interiorizarse de la situación procesal de varias de las personas acusadas. Originalmente defendía a uno de ellos pero los abogados particulares de algunos imputados fueron renunciando y Broglia se vio en la necesidad de pedir una prórroga. Actualmente está a cargo de la defensa de los dos cabecillas del grupo, el hijo de uno de ellos, Sala y Fabero.
El pedido no fue cuestionado por los defensores José Nanni por Saavedra y Fausto Yrure por Giménez, ni por la fiscal. Tras un cuarto intermedio el tribunal dispuso la reanudación del debate para el próximo lunes 11 de marzo.
El octavo integrante
Hay un octavo integrante del grupo que tenía funciones menores dentro de la organización, era una especie de «che pibe» que hacía mandados. Se llama Nicolás «Tato» Heredia y aceptó un procedimiento abreviado en 2017 a una pena de 3 años de prisión en suspenso.