Natalia Oreiro, protagoniza en un doble rol de cantante y actriz United by Love, uno de los temas musicales dedicados al Mundial de Fútbol Rusia 2018 que comienza el jueves, y ya ocupa los primeros puestos en redes sociales con, por ejemplo, 1,5 millones de visitas en YouTube, un fenómeno que atribuye a “una canción que habla de la unión entre pueblos”.
Oreiro insiste en charla con Télam que United by Love, refiere a “la esperanza de no perder la fe, de creer en los sueños de la superación y de no olvidarse de donde uno viene”.
Hace poco menos de un mes, se lanzó el adelanto de United by Love, el tema musical que Oreiro preparó para Rusia 2018, y desde una semana antes del inicio de la fiesta deportiva, la versión completa del clip dirigido por Pucho Mentasti (el mismo de recordado Matador de Fabulosos Cadillacs), con fotografía de Nicolás Puenzo, los tres con el denominador común del talento.
“Para mí fue una experiencia increíble por varias razones, primero porque tengo con Rusia una relación de muchísimos años. La primera vez que viajé tenía 20 años, y va a quedar siempre grabada en mi corazón, porque pensaba que iba a llegar a un lugar tan lejano y extraño y lo sentí muy cercano”, recuerda emocionada.
“En Rusia (donde hace dos años hice una gira por 16 ciudades) siempre me dijeron que se sentían identificados con mi forma de ser, y de hecho es así porque en la Plaza Roja siempre veía las mamushkas que tenían mi cara, y de alguna manera me hicieron sentir que era parte de ese lugar, donde me dicen Nasha Natasha, nuestra Natalia”, evoca la actriz y cantante.
“Tanto en Uruguay como en la Argentina me preguntaba si iba a hacer alguna canción con respecto al Mundial en Rusia y la gente de Warner Music me propuso la idea de hacerla. Encontrar una buena canción es algo muy difícil y cuando la tenés, lo tenés todo. Se habló con 12 productores y les transmití mi idea”, explica.
El tema, producido por el colombiano Diego Córdoba y el napolitano Ettore Grenci, hace equilibrio entre el ritmo de candombe negroafricano en versión rioplatense hasta la balalika, y con algo de la intensidad de aquel Matador, en tanto y en cuanto un grupo multitudinario desfila y se contonea por esas callejuelas, con un ritmo que invita a seguirlo.
“Siempre fui fanática de la canción de Italia 90, y me parece que fue la mejor de todos los mundiales, por la energía que tiene, por lo que transmite, por su emoción de balada épica, y aunque no entiendas lo que dice, por el idioma. Te llega hasta las entrañas, y la ponía como ejemplo”, dice.
“Quería que arrancara como balada y se convirtiera en una fiesta. Para mí era muy importante fusionar a las culturas, que tuviera balalaikas, acordeones tan conocidos en Rusia como en Latinoamérica, pero cuando empieza a subir quería que tuviese mi pertenencia, candombe, con una intervención de 100 tamboriles”, detalla.
Para Oreiro la lírica del tema resultaba clave: “La letra era algo fundamental porque siento que se vive un momento muy conmocionante en todo el mundo, de muchos enfrentamientos, sociales y políticos, que hay mucha incertidumbre, mucho dolor, y creo que en ese sentido tanto los mundiales, como los Juegos Olímpicos son creados por la necesidad que tiene el ser humano de superación personal y orgullo patriótico, y mostrarlo con lo mejor que pueden tener qué es el deporte, porque siento que, junto con las artes, es donde el ser humano se esfuerza por dar lo mejor de sí”.
“El deporte –fundamenta– saca los niños de un montón de problemas socioculturales, es un lugar donde ven un futuro para sus vidas, un porqué para levantarse, un recurso económico para sus familias, para dar una alegría a su pueblo, a su barrio y a su camiseta. La letra tenía que hablar de eso”, y asegura que “…también tenía que transmitir que en un mundo tan difícil y durante este período, no existen las fronteras no existen las banderas, todos hablamos un mismo idioma universal”.
En el clip, para el que contó con la participación del percusionista y experto en candombe Daniel “Tatita” Márquez, se la ve a Oreiro como a una mujer humilde que vuelve a su casa y junto a su hijo sueña la fiesta del Mundial lejano, triunfal más allá de los triunfos individuales, luciendo vestimenta típicamente rusa incluso un kokoshnik –colorido sombrero–, mientras se escucha “Que la paz sea nuestra bandera, No hay fronteras”.
Según explica la actriz ganadora de dos Cóndor de Plata y que en julio estrenará en cines la comedia Re loca, acompañada por Diego Torres, “el tema de la canción es el honor. La letra en ruso, dice «con un mismo honor bajo un mismo cielo…», es decir, agitaremos las banderas de todos los países, como que todos van a tener el mismo honor”.
En pos de más detalles, especifica que el clip se despliega desde El Cerro de Montevideo, donde Oreiro nació. “Además es uno de los lugares de donde salieron muchos futbolistas uruguayos, y de dónde también es Rampla Juniors, el cuadro de mis amores, el de la camiseta que tiene puesta el niño del videoclip, que muchos confunden con mi hijo Atahualpa por el parecido, en una elección muy buena”.
“Para mí fue muy importante hacerlo allí con tanta mezcla de talento uruguayo y argentino. Hay tambores y bailarines del Uruguay, niños de una ONG que se dedica a ayudarlos en una búsqueda espiritual. Admiro mucho a Pucho y siempre había querido hacer algo con él. Hasta que conseguí su teléfono, lo llamé y cuando se lo conté se prendió fuego y me dijo que lo íbamos a hacer con lo que tengamos. Escribió varias historias y finalmente nos quedamos con esta, la más real”, destaca.
Con idéntica emoción, abunda que “el video transmite mucho corazón, pasión por lo que uno hace y lo que uno es, y eso se nota. Con Nico (Puenzo) ya había trabajado en Wakolda y en su película Los últimos… Es un genio como cineasta y como persona… Y lo mismo la directora de arte Adriana Maestri y Valeria Narváez qué es la coreógrafa argentina, o el vestuarista Manuel González que hizo ese maravilloso vestuario ruso, inspirado en Vassilisa, el personaje de un cuento ruso que en el clip se convierte en la princesa mundialista porque en su falda lleva las banderas de todos los países participantes”.
El entusiasmo la desborda y por ello devela: “Se me ocurrió que al principio del clip, en la puerta de la casa de la protagonista donde estaba puesto un número, debería estar el 2030, que es el año en que se piensa hacer el mundial entre Argentina, Paraguay y Uruguay, en conmemoración de los cien años del primero que se hizo en Montevideo. Es un guiño al futuro”.