Sebastián Amaral sigue sin encontrar un final feliz para su historia. El joven de 28 años y con casi 300 kilos de peso fue trasladado el sábado por la noche al hospital Centenario, donde, según aseguraron desde su círculo íntimo, todavía no recibió la atención que su patología requiere: revelaron que aún no le fue asignada una cama y que actualmente “está tirado en el piso”. No obstante, desde el hospital Gamen, donde se encontraba internado, afirmaron que, si bien la disponibilidad de una plaza fue asegurada desde un principio, todavía no pudo efectuarse el traslado del lecho en el que durmió durante poco más de dos años ya que para ello es necesario romper la puerta de la habitación donde se encuentra.
La orden de traslado fue ejecutada el sábado al atardecer. Originalmente, disponía la mudanza hacia el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, pero ante la negativa de Sebastián se ofreció como alternativa al nosocomio ubicado en Urquiza al 3100, una institución con experiencia en el tratamiento de pacientes con obesidad mórbida. Un aliciente fue que el actual director del Centenario, Adrián Rascón, ya conocía al paciente tras haber desempeñado ese mismo cargo en el establecimiento de Villa Gobernador Gálvez, cuya asesora legal, María Gabriela Galván, explicó que el traslado se efectuó sin complicaciones.
“En el tiempo que vivió allí, Sebastián fue testigo de muchas cosas. Ahora lo llevaron al Centenario y lo dejaron ahí tirado en el piso. No se acercó nadie para atenderlo”, reveló con indignación Milagros Contrera, tía del joven. Ante ello, contó que entre hoy y mañana harán una presentación en los Tribunales provinciales para solicitar la intervención de la Justicia.
La mujer aseguró que el muchacho “se encuentra mal anímicamente y muy asustado” porque en los últimos meses de su estadía en el Gamen “fue testigo de un hecho muy grave”, aunque evitó referirse a cuál. Además, contó que como consecuencia del traslado Sebastián perdió la posibilidad de completar el colegio secundario, que cursaba como alumno libre en la escuela de adultos Eempa Nº 1143 de Villa Gobernador Gálvez, cuando le restaban sólo unos meses.
En una recorrida por el hospital Centenario, este diario comprobó que el joven pasó sus primeras noches recostado en un colchón tirado en el piso. Sebastián solicitó el traslado de su anterior cama, aunque ello no resulta tarea sencilla ya que no pasa por la puerta de la habitación en la que se encuentra situada. “Ayer (por el sábado) se llevó lo esencial porque no era posible trasladar todo. Para sacar la cama hay que romper una puerta. Es toda una movida que no se puede hacer de un día para el otro”, sintetizó Galván.
Para la letrada “la rotación podría resultar beneficiosa” para el hombre por el desgaste de la relación con el personal de la institución que asesora. En este sentido, reveló que su traslado fue solicitado tras un reciente brote piromaníaco que obligó la evacuación del lugar y la derivación de nuevos pacientes a otros nosocomios.
