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Secuestran 32 vehículos en un operativo contra picadas

Los cien agentes policiales y de tránsito que participaron también detuvieron a un menor de edad.

En un operativo que tuvo ribetes de una escena  de película norteamericana, alrededor de cien agentes (número bastante exagerado si se tiene en cuenta el resultado final), entre personal de la Dirección de Tránsito Municipal y efectivos de la Policía de la provincia, incautaron ayer en horas de la madrugada 25 motos y siete autos en el marco de varias denuncias realizadas por vecinos del lugar ante la existencia reiterada de picadas clandestinas en la avenida Colombres, en la zona norte de la ciudad. Por el hecho también fue demorado un joven de 17 años que manejaba una de las motos. Si bien desde el municipio sostienen que el objetivo de las inspecciones es “concientizar” y “prevenir” este tipo de hechos, muchos de los jóvenes que anoche se encontraban en el lugar dijeron ser víctimas del afán recaudatorio de la Intendencia (ver aparte).

 Si bien el operativo comenzó alrededor de la una de la madrugada, ya desde una hora antes el ruido de los motores comenzó a hacerse sentir. En ese momento, la cantidad de personas que se encontraban a uno y otro lado de Colombres al 1300 (en algunos casos hasta con mate en mano) palpitando los primeros movimientos era ciertamente numerosa. Los minutos corrían y de a poco se iba entrando en ambiente, hasta que sucedió lo inesperado.

 Un poco más tarde de lo que estaba previsto, de manera insospechada y sin que los jóvenes que se encontraban pudieran reaccionar a tiempo, se hicieron presentes todos los agentes. Unos 50 inspectores de la Dirección Municipal de Tránsito y otros tantos efectivos de la división Sustracción de Automotores de la Policía se apostaron en las perpendiculares a avenida Colombres, en el tramo que va desde Gurruchaga hasta la bajada Puccio. Todos los vehículos que en ese instante circulaban allí quedaron literalmente atrapados, sin escapatoria.

 Así, y de uno en uno, los uniformadoscomenzaron a requerir la documentación de cada vehículo, evaluaban su estado y se preparaban para remitir al corralón aquellos autos con escapes, amortiguadores, llantas preparadas para correr, vidrios polarizados y los que no tuviesen la altura mínima requerida, violando las condiciones de seguridad previstas por la ley nacional de tránsito.

 “Estos chicos ya tienen todo estudiado. Algunos se quisieron escapar por Washington, pero tenemos las salidas todas cerradas”, relató unos minutos después de la puesta en marcha del operativo Mauricio Malano, director de Tránsito. A esa hora, las 25 motos ya eran subidas de a una en la grúa, ante la atónita mirada de los propietarios y los curiosos que se acercaban a observar provenientes de los bares situados en la zona.

 Los motivos de la inspección

 Según el funcionario, “lo que se busca con esto es generar un impacto para que los chicos paren un poco con esto de las picadas.

Intentamos persuadir ya que seguimos teniendo denuncias y es muy preocupante. Si bien no se obtuvo el resultado de otras veces, sabemos que ésta es la única forma que se ayuda a prevenir este tipo de prácticas, aunque es muy difícil”. La referencia de Malano en torno a los resultados del operativo queda en evidencia al analizar las cifras; ante semejante puesta en escena, es probable que los resultados que se esperaran fueran mayores. Indudablemente, el operativo quedó grande.

 A su lado, y en la misma dirección aunque con otros términos, el comisario inspector de la Agrupación Cuerpos de la Policía, Jorge Martínez, contó que los distintos operativos que se han realizado en la zona “buscan neutralizar los encuentros hasta que este tipo de conducta desaparezca por completo”. El oficial sería uno minutos más tarde quien confirmaría que la única detención era la de un joven de 17 años que se encontraba manejando una de las motos confiscadas.

 Según señaló Malano, “es muy complicado probar que un vehículo estaba en determinado lugar a punto de participar en una carrera. Nosotros remitimos al corralón por faltas municipales y si detectamos delitos los derivamos a la Justicia, pero esto no ocurre. Es una transgresión muy difícil de probar la de las picadas”. Al no haber imputaciones sobre conducción peligrosa con exceso de velocidad y participación en competencias de vehículos prohibidas (esto es lo que Malano plantea como dificultoso de comprobar), las contravenciones realizadas fueron sancionadas por los artículos 104 y 105 del Código de Faltas con castigos que van desde multas hasta la detención y la inhabilitación para conducir.

 

Además, los jóvenes deberán responder ante el Tribunal Municipal de Faltas que tiene la facultad de sancionar infracciones como el exceso de velocidad o desplazarse en vehículos con modificaciones antirreglamentarias, que es lo más común. En este caso las penas son la multa y el decomiso de los elementos antirreglamentarios, y hasta pueden llegar a la suspensión del carné, de acuerdo a los antecedentes que presente el conductor. “Entre el costo del acarreo hasta el corralón, la estadía, la multa y las modificaciones que hay que volver a hacerle a un auto sancionado no te salvás de menos de 2.500 pesos. La joda le sale cara a los pibes”, le dijo por lo bajo a este medio un inspector de tránsito.

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