Siete personas fueron detenidas acusadas de formar parte de una banda que los primeros días de setiembre secuestró al empresario y líder de la comunidad gitana Miguel Collan. Los apresados tenían en su poder un verdadero arsenal, incluso una ametralladora Uzi con silenciador. Los operativos fueron realizados en Cabin 9 por orden de la Justicia Federal a cargo de Carlos Vera Barros.
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Collan pasó más de cuatro horas en cautiverio luego de que se lo llevaran a punta de pistola de la concesionaria que tiene hace 30 años. Sus captores quedaron filmados y los pesquisas creen que actuaron con poca logística y falta de inteligencia previa.
Don Collan tiene 76 años y es un reconocido miembro de la comunidad gitana de Rosario. El 3 de setiembre estaba en su concesionaria de autos de Crespo y Arijón. De ahí se lo llevaron a punta de ametralladora sus secuestradores que lo tuvieron en cautiverio más de cuatro horas. Lo liberaron a la noche sano y salvo. Su familia y abogado aseguran que no se pagó rescate. Los investigadores hablan de una cifra cercana al millón de pesos. En lo que sí coinciden es en la falta de inteligencia criminal de la banda. Actuaron con los rostros descubiertos y estacionaron los dos autos frente a las cámaras de vigilancia del predio que grabaron todo. Dispararon un par de veces para intimidar y le robaron la billetera al hijo de Collan, luego de darle un culatazo en la cabeza que le costó cuatro puntos de sutura.
Como en Rosario no son frecuentes los secuestros extorsivos, el del Miguel causó preocupación.
La familia Miguel colaboró con las negociaciones mientras Collan estaba cautivo. “Actuaron con cero inteligencia, frente a las cámaras que apuntan para los cuatro lados, quedaron muy expuestos”, dijo Federico Carignano a El Ciudadano. El abogado contó que luego de llevarse a Don Collan, los secuestradores hablaron por teléfono con su hermano, a quien le pidieron un millón de dólares de rescate. Media hora después, cuando Carignano ya estaba en el lugar junto a decenas de miembros de la comunidad gitana se produjo la segunda comunicación, donde la cifra exigida para devolver con vida al anciano era de 150 mil dólares. Luego llegaron los policías que intervinieron los teléfonos, pero no llamaron más. “Y después lo largan. No pagaron nada”, aclaró el abogado de la familia que contó: “Lo trataron bien. Le dieron bebida y un limón. Los gitanos toman limón para la presión alta”.