Fabián Eduardo “Pato” Chamorro tenía 53 años, trabajaba como vigilador en un comercio céntrico y era un vecino valorado en barrio Tablada. Vivía en pasaje Guerrico al 3700, una cortada entre Necochea y Chacabuco a la altura del 3700. Antes de la caída del sol, el martes por la tarde, un auto tipo sedán azul oscuro estacionó frente a su casa. Tres hombres con actitud decidida ganaron el interior de la vivienda, cuya puerta estaba abierta, y lo raptaron. Su esposa, según contó, presenció la secuencia desde la vereda de enfrente, y llamó al 911. Así comenzó un raíd que culminó con la peor de las noticias: a las 2 de la madrugada Chamorro murió en un quirófano del Heca, tras haber sido hallado baleado en un descampado en el límite entre Villa Gobernador Gálvez y Alvear. Para los investigadores, el vínculo de uno de sus hijos apodado Bananita con quienes fueron acusados y luego absueltos por el crimen del líder de los Monos Claudio “Pájaro” Cantero es una de las líneas de investigación en la trama que rodea al secuestro seguido de muerte.
Este miércoles por la tarde la competencia de la causa no estaba clara. Voceros de la Fiscalía Regional (provincial) informaron al mediodía que la Justicia federal estaba abocada al caso. Pero las fuentes de ese fuero consultadas por El Ciudadano indicaron que si bien tomaron intervención poco después de ocurrido el rapto, la causa volvió al Ministerio Público de la Acusación, es decir la Justicia ordinaria. “Cuando vislumbramos cuál fue el resultado de la muerte de este hombre nos declaramos incompetentes y lo mandamos a la Justicia provincial con algunas medidas que nosotros tomamos”, dijo un investigador.
Carolina, viuda de Chamorro, contó que fue testigo del secuestro de Fabián: “Había salido para ir a lo de mi mamá y me detuve enfrente de mi casa para hablar con un señor. En ese momento, vi a tres personas que entraron y se llevaron a mi marido. Lo sacaron en cuero y ojotas. No los reconocí. Uno era gordito y otro estaba encapuchado. No me acuerdo bien”. La llamada al 911 entró a las 18.50, confiaron fuentes policiales.
Desde un primer momento un dato crucial estuvo en manos de los investigadores. Uno de los integrantes de la familia, Franco Eduardo Chamorro, apodado Bananita, se encuentra en el mismo pabellón del penal de la ciudad de Coronda junto con Milton Damario y Luis “Pollo” Bassi, dos hampones llevados a juicio por el crimen del Pájaro Cantero, líder de Los Monos asesinado en 2013. La Justicia los absolvió, aunque están presos por otras causas. Igual, ambos siguen en la mira de quienes juraron venganza por el Pájaro. Una de las hipótesis de los detectives es que el secuestro extorsivo fue parte de un plan para matar a Damario, a Bassi o a los dos en el penal.
“Secuestraron a padre y le pidieron el número de celular del hijo para convencerlo de que atentara contra la vida de Pollo Bassi y Damario, ya que Bananita está preso en el mismo pabellón que ellos”, confió una fuente de la pesquisa. Los detenidos en unidades penitenciarias tienen prohibido portar teléfonos móviles, pero los periódicos procedimientos de requisa demuestran que la realidad se aleja de las normas en los penales. Según esta versión, se estableció una comunicación con el hijo de Chamorro. Pero el recluso –detenido desde el 11 de abril de 2017 por una usurpación junto con un tío de Damario– se negó a la tarea encomendada, siempre de acuerdo con esta versión. La negociación entró en un callejón sin salida, lo que según estas fuentes terminó con Chamorro padre asesinado.
“Esto puede seguir –continuó el investigador–; creemos que pueden ser los mismos que mataron a Eduardo Cisneros y Gloria Larrea el fin de semana”. El sábado, Cisneros, policía retirado y vecino de Isola al 300 bis (barrio Parque del Mercado), murió acribillado junto con su pareja. Era el suegro del Pollo Bassi.
Esta versión no fue negada ni avalada por fuentes federales: “Sabemos que quienes se llevaron a Chamorro le pidieron el celular del hijo que está preso. No sabemos con qué intenciones. Eso no consta en la causa. Lo concreto es que el hijo está en Coronda”, expresó la fuente consultada.
En rigor, remarcó una fuente federal consultada por este diario, el caso Chamorro es “una privación de la libertad coactiva, porque sostienen a una persona para obligar a otra a hacer algo en contra de su voluntad. No es entrega de dinero, sino el hacer una acción”. Mientras tanto, los investigadores ordenaron una serie de medidas para identificar a los sospechosos.
Chamorro tenía cinco hijos y se desempeñaba como empleado de seguridad en Falabella, contó su esposa. Según vecinos “era un laburante y un hombre bueno, todos los días se levantaba a trabajar a las 5”.
Saga de venganzas tras el crimen del Pájaro
Una larga secuencia de muertes con sello de venganza se sucedió tras la muerte del Pájaro Cantero. Todas vinculadas con la fatídica noche del 26 de mayo de 2013 en el que el líder de la banda de los Monos fue asesinado.
En octubre de 2014, Luis Ángel Bassi, padre del Pollo, fue asesinado en la puerta de su remisería de Villa Gobernador Gálvez por un solitario atacante. Antes, dos de sus hijos habían tenido el mismo destino: el 31 de diciembre de 2013 Leonardo Bassi fue ultimado a tiros, y dos meses después Maximiliano Bassi fue acribillado en igual forma.
En diciembre de 2014, Miguel Ángel Damario, padre de Milton, fue ejecutado mientras iba en una moto por Lola Mora y Grandoli. En abril de 2015, el padre de Macaco, Rubén Muñoz, de 51 años, fue asesinado en Villa Gobernador Gálvez.
La saga había comenzado un día después del homicidio del Pájaro, cuando Diego “Tarta” Demarre, dueño del boliche frente al cual fue asesinado Cantero, fue ultimado cuando llegaba a su casa de Seguí y Maipú.
El encargado de la disco aquella noche del homicidio, Oscar “Piki” Aguirre, quien declaró como testigo en los casos por los homicidios de Cantero y Demarre, fue baleado el 1º de marzo de 2014 frente a su casa de zona oeste y murió el 2 de abril siguiente.
A estas muertes hay que sumarle un triple homicidio ocurrido un día después del crimen de Demarre, el 28 de mayo de 2013, cuando una camioneta en que iban familiares de Milton César, joven al que por entonces vinculaban con el crimen del Pájaro. Murieron un hermano, Nahuel, y la madre de Milton, Norma, además de un amigo, Marcelo Alomar.
Desde el entorno de uno de los involucrados en el crimen de Cantero añaden dos nombres a esta lista, ambos apuntados como presentes en la escena del crimen del Pájaro. Héctor “Sapo” Sosa, un histórico pesado de barrio Tablada vinculado con el clan Damario, en enero de 2014. Y en septiembre de 2015, Hernán Ontivero, conocido como Negro Ariel, fue acribillado apenas había salido de la cárcel de Coronda.