El Informe Regional de Desarrollo Humano (IDH) 2013-2014 «Seguridad Ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina», elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), muestra a la Argentina como el país que, en promedio, sufre más robos, por delante de México.
De acuerdo con el relevo, el país registra una tasa de 973 asaltos cada 100 mil habitantes (México 680).
La tasa de homicidios, sin embargo, es uno de las más bajas (5,8) y sólo Chile registra un mejor índice (2). Es necesario aclarar que los datos más recientes de Argentina que figuran en el informe corresponden a 2008, mientras que en la mayoría de las naciones están actualizados a 2010.
Los responsables del estudio advirtieron de que a pesar de las mejoras sociales logradas en la última década, la región sigue siendo la más desigual y la más insegura del mundo, con más de cien mil asesinatos por año.
El IDH concentra su análisis en 18 países de la región: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Si bien la tasa de homicidios se ha estabilizado e incluso ha disminuido en algunos países, sigue siendo «epidémica» en 11 países, con más de 10 asesinatos por cada 100 mil habitantes, mientras que en todos los países analizados, la percepción de seguridad se ha deteriorado y el robo se ha triplicado en los últimos 25 años.
El Informe Regional de Desarrollo Humano recomienda políticas orientadas a la mejora de la calidad de vida de la población, con prevención del delito y la violencia por medio de un crecimiento incluyente, instituciones de seguridad y justicia eficaces, además de medidas para estimular la convivencia social.
El estudio se concentra en seis amenazas principales que, según advierten, se entrecruzan e impactan negativamente a la región: el delito callejero; la violencia y el delito contra y por los jóvenes; la violencia de género; la corrupción; la violencia por parte de actores estatales y la delincuencia organizada.
Uno de cada tres latinoamericanos señaló haber sido víctima de un delito violento en 2012, según el PNUD, que revela una correlación directa entre el crecimiento urbano y el delito en la región, donde el aumento de las expectativas de consumo y la relativa falta de movilidad social impulsan el llamado «delito aspiracional».
«El problema no es el tamaño, sino la capacidad institucional para incorporar a los sectores en condiciones de marginalidad», señala el IDH, que añade que los jóvenes, especialmente varones, son los más afectados por la criminalidad y la violencia y, a la vez, los responsables más comunes de la violencia y los delitos.
El estudio destaca también la violencia de género como una amenaza «persistente» y un obstáculo para el desarrollo humano, la salud pública y los derechos humanos en la región, donde los registros de violencia intrafamiliar, violaciones y asesinatos de mujeres han aumentado en casi todos los países.
El PNUD calcula también el impacto del delito en el potencial económico de la región, más de 24.000 millones de dólares solo en 2009 y menciona en concreto que en el caso de Honduras mermó su Producto Interior Bruto (PIB) un 10,54 por ciento, por delante de Paraguay (8,7 %), Chile (3,32 %); Uruguay (3 %) y Costa Rica (2,52 %).